Del 16 al 22 de mayo se celebró en todo el mundo, la Semana Mundial del Parto Respetado. En Rosario hubo diversas actividades, entre ellas, una movilización y jornada de diálogos convocada por el Colectivo Mujeres en Tribu que desde el año 2011, integra a mujeres que se suman en diferentes etapas de su vida. «El parto también puede ser vivido como una experiencia placentera y hermosa», sostienen. Para ello, resulta fundamentar defender los derechos que tienen las familias y hacer visible lo que establece la Ley Nacional de Parto Respetado.
Por María Cruz Ciarniello
“Ojalá las hubiese conocido antes”, dice María Petracaro, periodista, mamá, militante. Hace referencia al Colectivo autoconvocado Mujeres en Tribu, espacio del que forma parte desde hace dos años, luego de tener a su primera hija.
Lleva a Tania aferrada a su pecho mientras porta un cartel en sus espaldas que dice “Pariremos con placer”.
De eso se trata, dice María mirándome a los ojos. “Empezemos por ahí, por decirle a las mujeres que el parto no necesariamente tiene que ser doloroso y traumático, sino que puede ser hermoso y placentero.”
En la Semana Mundial del Parto Respetado, las Mujeres en Tribu –un colectivo que nació como grupo en Facebook en el año 2011 y hoy está integrado por más de 1200 mujeres de Rosario y alrededores – organizó la movilización y una jornada de diálogo y difusión en la Plaza Montenegro. Muchas de sus integrantes ya tuvieron a su hijos o hijas, y muchas otras están cursando un embarazo. Cada cual se suma en diferentes momentos de su vida pero lo que las une es la necesidad de escuchar y ser escuchadas. De compartir vivencias, experiencias, dudas, miedos. De sentir que en esa unión, en esa tribu, lo que se construye es un poder que las potencia y las fortalece.
Así por ejemplo lo vive María. “Es un espacio para compartir saberes y también “cuestiones políticas como el parto respetado, la maternidad consciente, el conocimiento de nuestros cuerpos como mujeres”, apunta y vuelve a decir, compartiendo su propia vivencia: “Antes de ser mamá yo no tenía ni idea de cómo funcionaba la parte específicamente femenina de mi cuerpo, y muchas veces tenemos un desconocimiento fruto de la culpa sobre la sexualidad y sobre nuestra genitalidad. Todavía está muy arraigada la idea de asociar el dolor con el parto. Obvio que hay dolor y es intenso, pero es un dolor diverso y que puede llegar al placer”.
¿Por qué la tribu?. En ese concepto se arraiga toda una visión cultural, social, política. “Porque hacemos nuestra, esta idea que circula mucho, sobretodo en las culturas africanas, de que para criar un hijo hace falta una tribu completa, porque criamos en sociedad. Y esto muchas veces no se habla, no se dice, y nosotras nos hemos ido dando cuenta que en el contacto con nuestras pares, no solo se hace mas fácil la crianza sino que está buenísimo. Somos poderosas de por sí, y en tribu nos empoderamos aun más”, explica María.
Nuestros derechos son ley
Hablar de Parto Respetado es hablar de derechos que ya están contemplados en la Ley Nacional N 25.929 sancionada en el año 2004 y reglamentada 11 años después.
Es también hablar de Violencia Obstétrica, uno de los tipos de violencia de género especificado en la Ley de Protección Integral, Prevención y Erradicación de la Violencia contra las mujeres. Es derribar mitos y hacer visible las múltiples formas de maltrato que sufren las mujeres en efectores de salud tanto públicos como privados.
Es cambiar hábitos y paradigmas, prácticas naturalizadas que se hacen invisibles en las diversas situaciones de violencias cotidianas que atraviesan las mujeres al momento de parir.
“Creemos que lo más importante para llegar a un parto respetado es la información, que nos hace poderosas y nos hace libres”, enfatiza María. Por ello, otro de los tantos carteles que podían verse en la movilización, decía: “La información es poder”. “El parto es un momento fundante en la vida de la mujeres y también de los niños y niñas, pero sobretodo, lo que consideramos como parto respetado es la cuestión del respeto a los deseos de la mujeres y de su pareja y de la fisiología del parto. El embarazo son procesos fisiológicos, no son enfermedades y cuanto más naturalmente queremos que se desarrollen, menos problemas va a tener”. El parto de María fue prematuro pero gracias al acompañamiento de su pareja logró que algunos de sus deseos y pautas establecidas en el plan de parto que presentó durante su embarazo, pudieran ser respetadas. Porque la ley de parto respetado contempla, entre otros, este derecho: decir cómo y con quien parir.
“Hay que ser muy fuertes, hay que tener conciencia que tenemos un derecho que es el de estar acompañada por quien querramos. Esa persona tiene que estar igual de fuerte y de informadas que nosotras. Yo tuve un parto prematuro, pero fue mi compañero quien se puso firme y logro que medianamente se nos respetara algunas cosas, estar solos en la sala, con la luz tenue, etc. A todo esto, durante el embarazo había presentado un plan de parto con mis deseos , la ley lo permite, con una lista de cosas que quería y no quería. Puede ser también algo más formal, que se hace una carta legal y se eleva a la institución”.
María reconoce que sin información, la vulnerabilidad de la mujer es todavía mayor frente a un saber médico que en muchísimos casos, desconoce lo que establece la ley. Intervenciones naturalizadas y hasta maltratos que desvalorizan a la embarazada aparecen como signos recurrentes en cada testimonio. Las cifras alarmantes que relevó el Observatorio de Violencia Obstétrica que impulsa la ONG Las Casildas dan cuenta de esto. Algunos datos:
El 30% de las casi 3000 mujeres encuestadas, señaló que recibió comentarios irónicos o descalificatorios durante su proceso de parto. El 27% se sintió criticada por sus actitudes al momento de parir. El 50% de las gestantes manifestó que no se sintió contenida. El 51% señaló que se refirieron a ellas con sobrenombres o diminutivos (como gorda, mamita o nena). Y el 36% aseguró que sintió que corría peligro su vida o la de su bebé. El 44% de las mujeres afirmó que no fue libre de moverse como quisiera mientras paría. El 70 por ciento no pudo elegir una posición para parir que le fuera cómoda. Más de la mitad de las mujeres encuestadas afirmaron desconocer las prácticas e intervenciones a las que fueron sometidas, ellas y sus bebés, luego del parto. Al 78,9% de las mujeres se le colocó vía intravenosa sin ser informadas de por qué la necesitaba y qué contenía. (Fuente: Cosecha Roja, Las Casildas, Nuestras Voces)
Ofelia López es una de las Doulas Rosario que desde hace 9 años trabaja acompañando a las familias durante el embarazo. Destaca la importancia de entender que hablar de parto respetado implica justamente reconocer que es el cuerpo de la mujer el que esta pariendo y que esa mujer tiene todo el derecho a ser informada de cualquier intervención que se le vaya a realizar, a ella y al bebé. “No hablamos en casos de urgencias, pero sí cuando se hacen intervenciones de rutinas como algún goteo para acelerar el trabajo de parto, que la mamá sepa cuales son las consecuencias de acelerar un proceso natural, el uso de la pedirural, la rotura de bolsa, porque a veces se interviene incluso poniendo en riesgo la vida de la mamá y del bebe”.
Entre los datos relevados por Las Casildas, se observa que el 66,6% se le colocó oxitocina sintética cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda entre el 5 y 10 como máximo. El 30% de las gestantes describió que tuvo un parto inducido cuando la OMS dice que la necesidad de ese tipo de nacimientos debería ser menor a 10. Y al 65% de las mujeres se le hicieron episiotomías (corte en la zona vaginal) cuando la OMS indica que debería ser inferior al 15. El 46% de las mujeres encuestadas fue a cesárea cuando la OMS dice que es tolerable que el número esté dentro del 15%. Otro dato es que el 39% de ese número corresponde a cesáreas programadas, no por urgencia, y que la mayoría se hicieron en el sector privado.
Para María, muchas de las intervenciones que se practican no son necesarias ni para la mujer ni para su bebé. El número elevado de cesáreas en algunas clínicas privadas asciende a un 80% en Rosario. “Hay médicos que programan las cesáreas según sus comodidades y apuran el parto por esas razones”, subraya María y continúa: “Una queda embarazada y deja de ser María para ser mamita, es un diminutivo y te infantilizan y te ningunean. Cuando querés saber o preguntar, la cosa se pone áspera con el médico. Y en el momento del parto hay una situación de tal vulnerabilidad que una cree en todo lo que le dicen, y juegan con las emociones de las mujeres. Siempre hay un maltrato constante por si pudieran decidir sobre nuestra vida, nuestros cuerpos, y ni hablar de todas las intervenciones que se le hacen al recién nacido. Hay una hora sagrada que se espera que el bebe este junto a su mama sobre su pecho y eso no se respeta. El pesaje, las vacunas, todo puede esperar un poco.”
“Seguir un parto normal requiere un acompañamiento médico que no todos están dispuestos a dar, y a veces prefieren la cesárea programada porque la programan para tal día y luego quedan libres, esa es la primera razón, la segunda razón, es porque un parto natural, la protagonista es la mujer y los honorarios son de un tipo, y cuando se realiza una cesárea se hace una cirugía y allí los honorarios son muchos más altos. El problema es la vulnerabilidad que una siente cuando vive una situación de ese tipo. A veces, la mujer no tiene idea y se pone en las manos del médico. Se hacen cesáreas que no son necesarias cuando en realidad se puede tener un parto normal con mucho menos riesgo”, decía tiempo atrás, la abogada, integrante del Insgenar, Susana Chiarotti en diálogo con enREDando.
Para María Petracaro, hay dos aspectos que son fundamentales: la información para las mujeres y la formación para el personal médico. “La violencia obstétrica es una de las más invisibilizadas y naturalizadas”, sostiene.
El pasado sábado 21 de mayo la movilización que partió de la Plaza Pringles hasta la Montenegro estuvo llena de energía. Abrazos, bebés, niños y niñas junto a sus familias. Sonrisas, rondas, bailes, y sobretodo, un espacio abierto al diálogo y la contención. Como sostiene María, existen herramientas para hacer valer lo que establece la Ley de Parto Respetado. Nuestra provincia acaba de dar media sanción al proyecto de adhesión en la Cámara de Diputados, por iniciativa de la diputada Alicia Gutiérrez.
“Creemos que esas leyes si se quedan en el papel no sirven demasiado. Hay que destinar fondos para hacer cumplir esas leyes, para formar al personal médico desde el inicio, desde la universidad. ¿Porque tenemos que confiar ciegamente en lo que nos dice un obstetra? Es un momento muy importante como para pasarlo mal. El parto respetado no es solo el parto domiciliario que tiene que ser una opción para nosotras, pero apelamos a que la ley se cumpla en los lugares públicos y privados, aun cuando no estemos informadas.”
Contacto: Colectivo Mujeres en Tribu