Un gatillo fácil y dos policías que se acusan entre sí

Por el asesinato de un chico de 16 años, ocurrido el primero de enero en medio del festejo de año nuevo, hay un agente de la Brigada Motorizada  imputado por homicidio agravado. En una audiencia durante este miércoles, este policía adjudicó el disparo mortal a otro agente, que justamente fue quien a pocos días del hecho lo acusó en la Fiscalía.

Por Martín Stoianovich

Foto: Proyecto341

A Brandon Cardozo, de 16 años, lo mataron en las primeras horas del 2016. Estaba celebrando el año nuevo con un primo y amigos en la esquina de Centenario y Entre Ríos, en una fiesta convocada por las redes sociales. En medio de la noche se desató una pelea entre bandas que empezó con cruce de piedras, botellas y pirotecnia y terminó con disparos. Uno de ellos dio en el mentón de Brandon, que llegó sin vida al Hospital Roque Sáenz Peña. A los pocos días del hecho, un policía se acercó a Fiscalía para declarar y mencionó que un colega suyo había sido el autor de los disparos. Fue entonces que se detuvo a Emiliano Martín G, un policía de 26 años de la Brigada Motorizada de la Unidad Regional II. Para la fiscal Marisol Fabbro, al haber estado de franco, al presunto tirador le cabe imputación por homicidio agravado por el uso de arma de fuego. Desde la querella que representa a la madre de la víctima buscan cambiar la calificación a homicidio calificado por su cargo de policía. Por su parte, el imputado se declara inocente y, como desde el principio, asegura que el policía que lo delató miente y sería el autor del disparo mortal. En una audiencia durante este miércoles volvió a declarar con aportes que podrían dar un giro en la investigación.

La audiencia fue convocada por dos motivos. Por un lado el cambio de calificación solicitado por los abogados de la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud, que representan a la madre de la víctima, y por otro lado el pedido de ampliación de la declaración del imputado, solicitada por la defensa. El cambio de calificación no fue aceptado por el juez Juan Andrés Donnola, quien siguió la línea de Fabbro, argumentando que no hay oposición sino que la calificación actual es provisoria y según cómo avance la investigación puede adecuarse en la audiencia preliminar. En tanto, la declaración de Emiliano G. aportó nuevos aspectos que podrían derivar en nuevas medidas.

La versión oficial hasta el momento, que llevó a la detención del único imputado, está construida por distintas testimoniales entre las que se destaca la del policía Lucas B, integrante de la Patrulla de Intervención Urbana de la División Judiciales de la URII. También hay pericias balísticas que indican que la bala extraída del cadáver y las vainas encontradas en la escena del hecho son similares a las secuestradas en la casa del imputado. El relato que sostiene la fiscal Fabbro indica que al momento de iniciarse la pelea, Emiliano G. disparó contra la multitud que se dispersaba por la zona. La víctima y su primo intentaron correr por Centenario desde Entre Ríos a Corrientes. Hubo al menos siete disparos y uno de ellos impactó en la mandíbula de Brandon, hiriéndolo de muerte. “Le pedí que deje de tirar pero no me hizo caso”, dijo Lucas B. cuando fue a declarar como testigo. A raíz de este relato el pasado seis de enero el juez Luis María Caterina le dictó a G. la prisión preventiva sin plazos.

Pero la nueva declaración de Emiliano G. difiere del relato de la Fiscalía. Según contó en la última audiencia, aquella noche del 1 de enero luego de brindar con su familia salió con amigos. Después de ir a distintos lugares llegaron en el auto de G. a la fiesta de Centenario y Entre Ríos. A los pocos minutos comenzaron las corridas, que según el imputado se dirigían hacia donde estaba él. Según este relato, fue cuando perdió de vista a sus amigos y la pelea pasó a mayores con el revoleo de distintos elementos, que G. sacó su arma reglamentaria. Y acá comienzan las diferencias.

“Tomo mi arma reglamentaria y efectúo tres detonaciones al aire, ya que los botellazos y las piedras venían hacia donde estaba yo”, declaró G. Según esta versión, instantes después apareció en escena el otro policía. “Cuando guardo el arma me doy vuelta y veo que se me acerca un  masculino, a los pocos metros lo reconozco porque es un compañero. Me dice vamos a encarar que le dieron a mi auto”, relató el imputado. Dijo que Lucas B. tenía un 38 plateado, y que cuando disparó lo hizo apuntando al tumulto de personas. Emiliano G., por su parte, volvió a tirar. “Efectúo cuatro o cinco detonaciones al aire, y él tres detonaciones hacia la gente. En ese momento bajo mi arma, y él al querer continuar disparando se le traba y no volvió a disparar”, contó.

“Lucas vos tiraste, dejá de tirar”, dijo el imputado que un hombre le gritó en medio de la balacera al otro policía. “Yo me acerco y le digo a Lucas, mono andate. Y él me dice, vos también”, contó G. recreando el diálogo final con quien luego lo señalaría como el asesino de Brandon. Al día siguiente cuando fue a Jefatura a trabajar, buscó a Lucas B. para hablar sobre lo sucedido y no lo encontró. No tuvo novedades hasta que fue detenido.

El día del allanamiento se llevaron de la casa de G. su arma reglamentaria, un celular, y ropa. El imputado aporta un dato que llama la atención: uno de los policías que allanó la casa tiene el mismo apellido que el policía que lo delató. “No encontramos nada de lo que venimos a buscar”, dijo que comentó este oficial a otro colega en el patrullero.

El nudo del asunto puede estar en las balas. Emiliano G. dice que en su arma reglamentaria siempre lleva las balas de punta roja que le provee la policía, y que en el allanamiento le secuestraron cinco balas de punta azul que tenía en otro cartucho. Esas balas de punta azul, según G. se las dio otro policía que las fabrica y las vende a mitad de precio y también suele tenerlas Lucas B. y otros policías. Por su parte, según explicó Fabbro después de la audiencia, la bala extraída del cadáver de Brandon no pudo ser peritada por su mal estado, pero es similar a la que se les secuestraron a G. El policía B., en tanto, cuando fue a declarar dejó a disposición su arma reglamentaria y un revólver calibre 22. Sobre el 38 plateado del que habla G. no se sabe nada. Fabbro indicó que probablemente tomen nuevas medidas en la investigación en base a la ampliación de las declaraciones del único imputado que hay hasta ahora.

“Quería remarcar que yo sí me estoy haciendo cargo de mis detonaciones hacia el aire, y que el que efectúa detonaciones a la gente fue Lucas B.”, dijo el imputado al cerrar la audiencia. También habló de que estando detenido en la Comisaría 10, B. llegó en un procedimiento con un superior que luego de un cruce de palabras lo amenazó: “Fijate lo que vas a hacer porque Lucas ya sabe que lo vas a denunciar y vos tenés un hijo”. Hasta el momento, lo cierto es que aquel día un policía tiró contra la gente a matar y terminó con la vida de Brandon.

Estado policial permanente

Cuando la querella pidió el cambio de calificación se amparó, entre otros puntos, en el artículo 80 inciso 9 del Código Penal de la Nación que habla del abuso de función o cargo del atacante en caso de ser miembro de las fuerzas de seguridad.

En este sentido, argumentaron: “No se puede castigar con el mismo rigor a un ciudadano común que a un agente policial, a quien la sociedad y el Estado le confirió un poder y una obligación que es prevenir el delito”. “Abusa del cargo de su función quien se aprovecha de las facilidades que le otorga la condición que ostenta para cometer el homicidio”, señalaron.

También citaron la ley provincial de la policía, número 12.251, especificando el artículo 25 que establece: “Adoptar en cualquier lugar y momento, cuando las circunstancias lo impongan, el procedimiento policial conveniente para prevenir el delito y/o contravención, o interrumpir su ejecución”. Bajo este argumento es que consideran que el imputado, entendido hasta el momento como autor del homicidio, se encuentra en estado policial permanente más allá de haber estado de franco el día del hecho.

Al no hacer lugar a este pedido, el juez Donnola coincidió con los argumentos de Fabbro. “Estamos en los prolegómenos de la investigación, por más que haya avanzado bastante, como para afinar una calificación que sí puede definirse en la audiencia preliminar. Es una tipificación provisoria, no se contrapone porque existen otros pasos procesales que va a tener el juez al que le toque la audiencia preliminar”, concluyó el magistrado.