Ser trans en nuestro país significa sufrir sistemáticas discriminaciones y exclusiones. El hecho de que sólo el 33% de la población travesti tiene como nivel educativo alcanzado el secundario completo, que el 75% está sometida a la prostitución como único medio de vida, que el 90% manifieste haber sido detenida en algún momento por ser trans o por ser trabajadora sexual y que más del 80% haya sido víctima de la violencia policial da cuenta de una sociedad y un estado excluyentes. El dato más triste y contundente es que se estima que el promedio de vida de las travestis en Argentina es de apenas 35 años de edad.
Majo Gerez, Secretaria de Género de la CTA Rosario
Años de lucha y organización del movimiento LGTTTBIQ lograron algunos importantes avances en materia legislativa, claro ejemplo es la Ley de Identidad de Género (26.743), sancionada y promulgada en mayo del 2012.
Para seguir avanzando en las deudas pendientes con la comunidad trans es importante comenzar por derechos concretos que permitan generar otra realidad: por ejemplo, la incorporación de un Cupo Laboral para personas Trans en la administración pública. Hay distintas iniciativas legislativas que lxs activistas trans han elaborado en conjunto con distintos espacios políticos en los últimos años, la más destacada es la de Diana Sacayán en Provincia de Buenos Aires, que fue aprobada apenas unos meses antes del repudiable travesticidio de la compañera.
En Rosario hay varios proyectos circulando en el Concejo Municipal. Semanas atrás integrantes de la Coordinadora Orgullo, Red Diversa Positiva y demás colectivos de la diversidad y feministas de la ciudad, se acercaron a discutir con lxs ediles las condiciones que desde la propia comunidad trans entienden como fundamentales: el proyecto original que cuenta con aval de la mayoría de los bloques políticos en el concejo, establece el número fijo de 10 personas por año, en las diversas formas de contratación que lleva adelante el Poder Ejecutivo municipal en la realidad.
Cuando parecía que se prosperaba hacia su tratamiento, un insólito contra-proyecto fue presentado por el concejal Horacio Ghirardi del Partido Socialista. Varios de los puntos planteados por el edil contienen elementos transfóbicos que echaría por tierra lo avanzado hasta el momento, ya que exige que para incorporarse a la lista de postulantes lxs interesadxs están obligadxs a realizarse la modificación de los datos registrales invocando la Ley de Identidad de Género, algo que iría en contra del espíritu de la misma, ya que la noción de identidad autopercibida se erige desde el respeto hacia las diferentes formas de construcción del género, que no implica necesariamente al acceso al cambio de DNI.
Además, el concejal entiende como un impedimento para acceder al cupo el contar con antecedentes penales. Esta concepción constituye un grave desconocimiento de que la población trans ha sido una de las víctimas históricas de la violencia institucional: es moneda corriente padecer todo tipo de agresiones y detenciones arbitrarias por parte de las fuerzas de seguridad.
Por último, son conocidas las distintas modalidades de contratación y precarización por parte del estado hacia lxs trabajadorxs estatales. Por ende plantear que las incorporaciones sean del 1% sobre el total de ingresos a la planta permanente del Estado, que es lo menos representativo del trabajo estatal, significa sepultar la posibilidad real de emplear anualmente a compañerxs trans.
Como plantean lxs compañerxs de la Coordinadora Orgullo, desde la Secretaría de Género de la CTA, apelamos a la genuina militancia LGTTBIQ del Socialismo santafesino para que se revisen con urgencia los aspectos planteados por Ghirardi en su contra-proyecto, que nos sólo reproducen estigmatizaciones hacia la comunidad trans, sino que además parten de un ninguneo importante hacia el trabajo de elaboración colectiva de un proyecto que lleva más de 5 años.
Porque el Cupo Laboral Trans es una necesidad de primer orden para nuestrxs compañerxs trans, y como nos legó nuestra querida Lohana Berkins: “A la cárcel no volvemos nunca más. Estoy convencida de que el motor de cambio es el amor. El amor que nos negaron es nuestro impulso para cambiar el mundo”.
*Secretaría de Género de CTA-Rosario
Fuente: CTA – Rosario