La Casa Popular, inaugurada en barrio Bella Vista con el nombre de la histórica Madre de la Plaza 25 de Mayo de Rosario, cumplió su primer aniversario. Un recorrido por un espacio de militancia barrial en crecimiento.
Por Malena Montenegro
El viento lluvioso del pasado viernes 18 de marzo, lejos de suspender el encuentro, contagió un acobijarse con recuerdos. Pensares compartidos, una ronda que se abrió durante toda la tarde para amontonar calorcitos, de esos primordiales, con forma de fuerzas para seguir la lucha en tiempos de broncas.
Al llegar a la vereda del Pje. Mattos al 3400 – allí donde las viviendas bajan el copete, a la altura de Caferata y La Paz – se veía la lucecita amarilla de la entrada. ¡Se dibujaba radiante aunque estaba totalmente nublado de otoño en víspera! Como es costumbre la puerta abierta, cosa que tan solo por intriga convidaba el paso de todos.
Entonces al entrar: la casona. De esas tipo chorizo, con galería y patio a lo estación de trenes. Andaban acomodándose para celebrar el primer aniversario de La Herminia Casa Popular del barrio Bella Vista. Algunos ajustaban la música de fondo, otros con los mates, las sillas del patio, los ceniceros. Las sonrisas se abrazaban y los puños se abrigaban.
Los motivos para arrimarse eran varios: homenajear a Herminia Severini (Madre de la Plaza de Rosario), inaugurar la Biblioteca Popular La Bemba, reflexionar sobre los 40 años del último golpe de Estado en Argentina y compartir fuerzas para seguir en la marcha. Para ello se sumaron Gabriela Roich, sobrina de la eterna Herminia Severini; Roberto Frutos, quien hizo un recorrido sobre la historia y actualidad de la Biblioteca Vigil; Julieta Girolami, abogada y militante de la agrupación Aguafuertes y Elisa Bellezze como integrante de la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud.
Se baja la música del irrompible equipo de música y Amalia, militante territorial de Patria Grande, miembro del colectivo de La Herminia, da la bienvenida para que todos pudieran arrimarse.
Enseguida Sole, otra integrante, toma la palabra: “Hace un tiempito empezamos a recibir donaciones de libros y se nos iban amontonando en un rincón, Amauta Libros hizo una gran donación, también la Biblioteca Pocho Lepratti, y como todo arranque costó, pero de apoco fue tomando forma”. La idea de armar una biblioteca tenía todos los detalles en mente y exactamente así, en minuciosos cuidados se pueden observar: ficheros, estantes, escritorios, carteles que rotulan y permiten hacer una buena búsqueda. “La biblioteca es popular porque es para todos y todas, es gratuita, por eso debemos mantenerla siempre cuidada y en crecimiento – aclara Sole y agrega – el nombre La Bemba, tiene que ver con el nombre de la radio Bemba… por su significado del pase de información de boca en boca”.
El viento no dejaba de soplar frío, el patio aguantaba feliz de ser concurrido y el mural de la agrupación Arte por Libertad aprovechó para lucirse como siempre. En tanto Aleja, militante territorial y encargada del espacio de mujeres del barrio, compartía con enREDando cómo fueron estos 12 meses en la casa. “A partir de las demandas que fueron surgiendo, lo primero que generamos fueron espacios para niños con el Apoyo Escolar, luego el Taller de Arte en el cual fuimos trabajando temáticas como la colonización y la soberanía de nuestros pueblos, el día de la tradición y folclore, mapeos sobre el barrio; también festejamos el día del niño y la niña cortando la calle y haciendo actividades lúdicas; ¡ese día participaron cientos de personas del barrio! Y a fines del 2015 comenzamos con el espacio de jóvenes, que este año proyecta crecer y realizar actividades culturales”, explica Aleja con su entusiasmo intacto.
“Por otro lado, este año también iniciamos el espacio de mujeres, además tenemos un equipo de cultura, que durante el año pasado organizó las peñas latinoamericanas, donde participaron músicos de la ciudad y del barrio, generando un espacio de distracción para muchos adultos del barrio que venían con ganas de que existan actividades de ese tipo en la zona”, agrega.
En cuanto al financiamiento La Herminia realiza diversas actividades para recaudar dinero y de esa manera solventar el gasto de alquiler, mantenimiento, servicio de emergencias, insumos y materiales para los talleres. Un ejemplo es el Roperito, a modo de feria de ropa usada, el grupo humano consolidado que lo sostiene se encarga de organizar las donaciones, acomodar la ropa y en caso de ser necesario acondicionarla para la venta a precios populares o para el intercambio de prendas.
Para adelante
El proyecto de la casa es continuar creciendo, multiplicarse en la ciudad. Por eso Aleja dice: “Hacia adelante tenemos como objetivo que la casa sea apropiada y habitada cada vez por mas vecinos, y tener asambleas donde podamos organizarnos para pensar cómo manejarnos ante algunos problemas que hay en el barrio, como la inseguridad, el gatillo fácil, la deserción escolar, entre otros”. Y agrega: “Proyectamos en otros barrios de Rosario, además de barrio Hospitales y Bellavista, San Francisquito, por eso nuestra forma de difundir lo que hacemos es el boca en boca, volanteo casa por casa para dar a conocer nuestras actividades. Pero también tenemos el facebook donde se viraliza mucho lo que hacemos, y por supuesto nuestra publicación quincenal, “Cambio” con la que salimos a discutir sobre lo que pasa en el país”.
“¿Qué diría la Herminia, hoy?”
Al momento de continuar la ronda, después de la presentación de la Biblioteca, Gabriela, sobrina de Herminia compartía lo siguiente:
“No sé si sabían que ella en el 2001 participaba de la asamblea de su barrio y uno de los proyectos que salió fue el de armar una biblioteca. Funcionaba en la estación Antártida Argentina como ‘Biblioteca Gaston Gori’. Después se trasladó a un edificio que le prestó vialidad nacional, donde se hizo la despedida de la Herminia. Por lo tanto ella era una de las fundadoras de la biblioteca.
Pero no se caracterizaba por leer muchos libros. Si leyó, leyó partes de textos, cosas cortitas. Ella decía que todo lo que aprendió fue en la calle, en la práctica… en la vida. Le costó mucho terminar la primaria y estudiar enfermería. Cuando se quedó sola con sus dos hijos no había terminado la primaria. Entonces tuvo que terminarla para poder estudiar enfermería. Trabaja de mucama, estudiaba de noche, ¡se dormía parada!”.
Con una manera natural de transmitir el alma de la Herminia, Gabriela compartía todo lo que ella veía en común con respecto a la Casa Popular y con mucha atención se la escuchaba continuar:
“Otra cosa que encuentro acá es la idea de cómo ven a los derechos humanos. Ella tampoco se quedó en un solo lugar de la lucha; es decir, no luchó únicamente como madre, sino que siempre pensó en lo derechos humanos como los derechos de los trabajadores, estudiantes, las mujeres, los sin trabajo… Por eso participó, por ejemplo, en el Lavadero Virasoro, con los estudiantes en las distintas tomas, en el proceso del Ex Supermercado El Tigre, actual Centro Cultural La Toma. Participaba también en la escuelas llevando su historia incluso a los niños. Lo hacía, estuviera o no del todo de acuerdo. Ella lo único que quería era que no se lastimara a los jóvenes, que todos pudieran expresarse y hacer su práctica y su lucha como le pareciera”