A poco de cumplirse cinco meses de la muerte de Alejandro Ponce, sus familiares continúan exigiendo que se investigue la responsabilidad policial en el hecho por el cual el joven de 23 años terminó sin vida en el río Paraná. Este martes su madre se constituyó como querellante.
Por Martín Stoianovich
Alejandro Ponce tenía 23 años y vivía en el barrio Toba de Rosario. El viernes 30 de octubre de 2015 fue perseguido junto a su hermano por efectivos de la policía en la costanera rosarina, a la altura de los Silos Davis, y desapareció luego de tirarse al río. Su cuerpo fue hallado sin vida el 2 de noviembre flotando en las aguas del Paraná. Luis, su hermano, aquel día sobrevivió a la persecución policial y luego fue detenido. Su testimonio, junto al de algunos testigos, permitió construir una versión de los hechos que difiere de la sostenida por Miguel Moreno, el fiscal a cargo de la investigación. Este martes, Mirta Ponce, mamá de la víctima, se constituyó como querellante en la causa junto a sus abogados. Así, comenzará a tener lugar una nueva hipótesis: la responsabilidad policial en la desaparición y muerte de otro joven hallado en el río, como Franco Casco y Gerardo Escobar.
A principios de noviembre, cuando apareció el cuerpo de Alejandro, la versión policial que luego adquirió Moreno para su investigación afirmaba que Ponce y su hermano habían robado a una pareja en la zona del parque. Según esta línea, luego de ser perseguidos por la policía ambos jóvenes se tiraron al río, supuestamente para darse a la fuga. Luis volvió a la orilla y fue trasladado a la Comisaría 3ra. Alejandro no apareció y entonces afirmaron que había logrado darse a la fuga. “No estaba pescando, estaba robando”, dijo Moreno por aquellos días, quien de antemano prefirió no cuestionar el rol de la policía. Habló de “muerte por su autopuesta en peligro”, adhiriendo a la versión policial y confirmó que no estaba investigando a ningún efectivo. Además designó a la Prefectura como encargada de las pesquisas y actuaciones.
El disgusto de la familia Ponce creció cuando intentó acercarse a la Fiscalía y encontró pocas respuestas y la intención de Moreno de cerrar la causa. Para Mirta Ponce, más allá de que si su hijo había intentado robar o no, es necesario esclarecer los hechos que llevaron a la desaparición y muerte del chico. Por eso acudió a la Defensoría de la provincia para constituirse como querellante en la causa, pero el pedido fue rechazado por la Fiscalía. Este martes por la mañana, en una audiencia presidida por la jueza Irma Bilotta, finalmente fue aceptada como querellante, en principio con el patrocinio de los abogados Guillermo Campana, de la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud, y Santiago Bereciartúa.
El robo de los hermanos Ponce no es negado por ninguna de las partes que intervienen en la investigación, pero tampoco es un asunto sustancial siendo que lo que debe esclarecerse es la muerte del joven por la probable responsabilidad policial. Según esta querella, esa tarde Alejandro y Luis fueron obligados a arrojarse al río por los policías que los perseguían. Fueron agredidos con piedrazos, amenazados y no recibieron auxilio, sobre todo Alejandro, a pesar de pedir ayuda desde el río al no saber nadar.
Luis pudo nadar y sujetarse a una estructura de hormigón que hay en los primeros metros del río, y desde allí recibió piedrazos que le cortaron la cabeza. El chico volvió a la orilla, donde fue detenido y trasladado a la Comisaría 3ra. Hoy asegura que en ese momento preguntó por su hermano cuando dejó de verlo, y los policías le dijeron que se había fugado. “Dale, ahógate hijo de puta”, dice que los policías le gritaban a su hermano minutos antes. La deducción en esta hipótesis es clara: a Alejandro Ponce la policía lo dejó ahogarse mientras reclamaba auxilio. Las heridas en la cabeza de Luis Ponce fueron constatadas por un médico de la División de Medicina legal de la Unidad Regional II, y por un médico de la guardia del Hospital Provincial del Centenario, en donde le practicaron suturas. Esto deja en videncia la agresión a piedrazos por la que acusan a la policía.
Los avances en la investigación que alcanzaron los querellantes permiten poner en cuestión otras actitudes de la policía. “Según versiones recogidas por esta querella en el lugar de los hechos, uno de los agentes amenazó con pegarle un disparo a un joven que se acercó para intentar ayudar a Alejandro a salir del agua, obligándolo a subir al parque que se encuentra antes del inicio de la barranca”, indicaron los abogados en la audiencia.
“De los sucesos relatados se desprende que hubo agentes de la policía que tuvieron la clara intención de quitarle la vida a Alejandro, ya sea tirándole piedra mientras se encontraba en el río para que se hundiera, o para que no pudiera regresar a la orilla, ya sea abandonándolo luego de que se hundiera en el río”, agregaron. En este sentido, hablaron de “incumplimiento de los deberes de funcionario público y abandono de persona”. También contradijeron la versión de la fuga, indicando que debido a las condiciones de la barranca es prácticamente imposible que el joven haya podido escaparse: Alejandro tenía que subir al parque varios metros, y allí arriba había decenas de policías desplegando el operativo. Otro punto para destacar y que deberá conocerse en la investigación es la participación del personal que cumplía funciones en la Comisaría 3ra en los días en que Alejandro no aparecía, puesto que allí también le aseguraron a Mirta que su hijo se había dado a la fuga.