Ante la represión desatada por la Gendarmería contra toda una murga del Bajo Flores, en Rosario se realizó una contundente movilización antirepresiva. La alegría como bandera y denuncia, y a días de celebrarse el esperado feriado de carnaval, el movimiento murguero en su conjunto repudia el accionar represivo. «Si tocan a una, tocan a todas».
Por María Cruz Ciarniello
¡Tiraron a mansalva!, señaló Gustavo Marola Gonzalez, el director de la murga “Los auténticos Reyes del Ritmo”
Su frase grafica el horror.
De nada sirvió la súplica. No alcanzó con decirles por favor. La Gendarmería–como escribió Gustavo en la Garganta Poderosa- tiró a mansalva. Apuntó a matar.
Dispararon balas de goma (a muy corta distancia) y plomo. El cuerpo de por lo menos 11 heridos, entre ellos niños, mujeres, jóvenes, lo dice todo: las perforaciones en las piernas, en la espalda, brazos y pies, y hasta en la cabeza de un nene de 8 años es la postal descarnada de lo que significa la violencia institucional. Así es cómo deja sus marcas en los cuerpos de las víctimas y en los territorios donde además de golpes, balas, palos y crímenes, siembra el terror cotidiano.
“Tiraban como guerrilla: desde el piso a las criaturas. Había señoras con carritos de bebés. No se entiende y no se puede creer la brutalidad. Pero los gendarmes están acostumbrados a hacer eso”, explica una de las murgueras que estuvo presente aquella fatídica noche, al periódico autogestivo La Vaca.
Nada importó. Ni las cortas edades de los niños, ni las mujeres con sus bebés en los coches o en brazos, ni los jóvenes haciendo lo único que tenían planeado para esa noche: ensayar sus pasos murgueros.
Otro de los testimonios aporta:
“Piensan que todos somos delincuentes con drogas y no es así. Estábamos haciendo algo hermoso para los chicos. Y vienen los gendarmes, nos reprimieron y nos dijeron de todo: desde negros de mierda hasta que no tenemos civilización. Y es mentira: los que no tienen civilización son ellos. Por las buenas los dejamos pasar y aun así empezaron a los tiros. Hablan de la droga, pero estábamos haciendo algo para que todos los nenes y adolescentes puedan salir adelante, y no puede ser que por culpa de los gendarmes ahora los chicos tengan miedo”.
En el Bajo Flores, la murga –como en tantos otros barrios populares de las grandes ciudades – es un espacio de contención. Quizá sea el único posible. Y sus ensayos son una fiesta de celebración, de aprendizaje y encuentro. Contra esa expresión cultural avanzaron con total impunidad, bajo la legitimidad que le otorga el gobierno de Mauricio Macri con una declaración de Emergencia en Seguridad que arremete contra los sectores populares y criminaliza, fundamentalmente, a sus jóvenes.
Ya lo había anunciado la Ministra Bullrich cuando declaró que las Fuerzas de Seguridad –en el marco de esta Emergencia – entrarán a “las villas donde el poder está en manos del narcotráfico y no del Estado”. Esto analizamos en la nota publicada en este mismo medio, «Para el barrio siempre palos y uniformes».
El relato de Gustavo Gonzalez no deja lugar a la duda. Publicada en la Garganta Poderosa, sus palabras dan cuenta de la represión desatada la noche del 29 de enero en el Bajo Flores.
(…) Avanzaron, sin importarles que hubiera menores. Y así fue como lastimaron a los dos primeros nenes, rozándolos con el coche, mientras pasaban de prepo por el medio. Al ver esta reacción de los oficiales, les dije a los chicos de la murga que rápidamente le abrieran paso al patrullero y al camión que lo seguía, pero en cuanto terminaron de pasar, apareció un gendarme desde atrás del camión, conocido en el barrio como “El Polaco”, para increparnos directamente: “¿Acá son todos guapos?”… A eso, yo mismo le respondí otra vez que había muchas criaturas, que no hiciera nada, pero no terminé de decirlo, cuando ya me había empujado. Y sin esperar que cayera al piso, empezó a tirar con su escopeta, tal como pueden ver en la foto, donde me levantan la remera. Desesperado, mi hijo Jonathan se puso adelante mío. Y le dieron en la pierna, apenas arriba del tobillo, arrancándole la carne con una bala de plomo, sí, una bala de plomo que seguro era para mí. (…)
Tampoco deja dudas la reacción inmediata del Ministerio de Seguridad de la Nación que aplaudió el accionar de los gendarmes, en el marco de un operativo bajo el lema “Narcotráfico Cero”. El gobierno negó la represión y la complicidad de los medios masivos fue instantántea. La primera información que dieron fue la versión oficial que hablaba de “un operativo en la villa 1-11-14 en el que dos gendarmes resultaron heridos.” Pero fueron las voces de la garganta murguera las que explosionaron por las redes sociales y los medios alternativos para denunciar que los hechos no ocurrieron como la propia Ministra de Seguridad sostuvo durante esas primeras horas.
Hubo un nene de 6 años, sí, de 6, que recibió un balazo de goma en la cabeza y se salvó de perder el ojo sólo porque tuvo un Dios aparte. No había un chico, había decenas de chicos bailando, alrededor de 80 pibes y pibas, desde los dos años en adelante. Y más chiquitos también, porque hay madres que vienen con sus bebés. Lógicamente, muchos quedaron muy afectados psicológicamente y, de seguro, pasará mucho tiempo para que vuelvan a salir, porque están aterrados. Imagínense el horror que fue todo esto… Ven a la Policía y se asustan, pero encima una vez más los medios nos vuelven a discriminar, porque ni siquiera frente a semejante salvajada, se hicieron eco de nosotros. Una vez más, quisieron silenciarnos, mintiendo sobre lo que había pasado e inventando falacias, como que nosotros habíamos empezado a tirar piedras, por un allanamiento que hubo a la mañana. Y es más, hasta pasaron una filmación, ¡diciendo que era una guerra narco! Mentira, otra mentira.
El repudio a la represión fue unánime. Las elocuentes imágenes con los niños brutalmente lastimados que se viralizaron y hasta un video que refleja parte de lo vivido, obligó al gobierno nacional, luego de 96 horas de silencio tras esa primera versión difundida, a tener que admitir lo que había ocurrido, sin dar demasiadas precisiones y solo aludiendo a una investigación que, en teoría, se encuentra a cargo de la Dirección de Violencia Institucional del Ministerio de Seguridad.
La Procuvin y el Cels actuaron de inmediato, con un pedido de informes, recolección de testimonios y posteriormente, una denuncia penal contra los miembros de la Gendarmería que actuaron en la represión. La presentación, que quedó radicada en el juzgado nacional de instrucción n°22 a cargo de Guillermo Rongo, destaca el testimonio coincidente de las víctimas, especialmente en lo referido a la violencia ejercida por los miembros de esa fuerza de seguridad y a que ninguno de los vecinos portaba armas o habría ofrecido resistencia alguna. La fiscalía n°43, a cargo de Carlos Velarde, interviene en la investigación. Uno de los testigos aportó a la Procuraduría seis cartuchos de color verde, tres casquillos dorados (presumiblemente de pistola 9 mm) y 25 postas de goma que dijo haber recogido de la calle una vez finalizada la agresión.
En su comunicado, el Centro de Estudios Legales y Sociales suscribe con preocupación: El relajamiento del control político sobre las fuerzas de seguridad desplegadas en el Operativo Cinturón Sur no es nuevo, pero se ha ratificado con la llegada de las nuevas autoridades federales. Esta falta de control deriva en irregularidades y hechos de violencia policial que se desatan sobre los sectores populares. Diversas organizaciones han denunciado la liberación de zonas, móviles que circulan sin patente, efectivos que no están debidamente identificados, apremios y abusos. El ataque a la murga implica una escalada de violencia que muestra también el desprecio de los efectivos por los protocolos de actuación producidos con la colaboración de la propia Gendarmería, que prohíben el uso de balas de goma para dispersar grupos de personas y sólo lo autorizan en última instancia ante una amenaza inminente a la vida de los efectivos policiales o de terceros. La falta de pronunciamiento público de las autoridades políticas sobre este hecho equivale a una convalidación de los disparos efectuados contra los vecinos, muchos de ellos adolescentes y niños.
En la mencionada nota del periódico de la Cooperativa La Vaca, fuentes judiciales señalaron “que las heridas de los gendarmes provinieron de los propios gendarmes. “Se tirotearon entre ellos entre toda la balacera”, afirman los vecinos, que describen que la represión fue la primera aparición de la fuerza en la noche, pero no la última. “Cerca de las 23:30 volvieron a tirar con balas de goma en un corte cercano a donde estábamos ensayando. Después, tipo 3 de la madrugada, volvieron con linternas a juntar las vainas. A quien veían caminando, le tiraban”.
La represión contra la murga «Los auténticos reyes del ritmo» se suma a otros hechos que dan cuenta de una escalada represiva en todo el territorio nacional: la detención ilegítima de la dirigente social Milagro Sala, la arbitrariedad con la que la policía puede realizar requizas en Capital Federal, la represión en Cresta Roja, en La Plata contra trabajadores despedidos y el desalojo violento de un Centro Cultural en Vicente López, son algunos ejemplos concretos de cómo se avizora la política represiva bajo el nuevo gobierno. Asimismo, el accionar de la Gendarmería no sorprende. Aquí, en los barrios de Rosario, el desembarco de las fuerzas de seguridad ha significado una sumatoria de abusos y atropellos cotidianos contra los pibes de las barriadas.
Basta de gatillo fácil: las murgas denuncian
A pocos días de celebrarse el feriado de carnaval, las murgas rosarinas salieron a la calle. Porque lo ocurrido en el Bajo Flores no fue un hecho aislado. A las pocas horas, una murga de San Juan era atacada bajo la misma excusa: “operativo policial”. Lo que pasamos nosotros en nuestro lugar de ensayo, en el parque de mayo, fue un real abuso oficial, y ahí se refleja el mal accionar y violento de la policía de san Juan”, explicó a la Agencia Farco uno de los integrantes de la murga Los soñadores de Parque Mayo, de San Juan, víctimas del abuso policial.
Decidimos que era necesario salir a la calle, porque el gobierno tiene una actitud represiva con todos los grupos y las clases sociales, menos la que ellos representan. Y creemos que es importante salir, porque se acerca el carnaval, y el carnaval empieza triste. Y entendemos que meterse con los niños es meterse con lo último posible. Fue una convocatoria espontánea. Claramente es un golpe a la cultura popular, la murga es una expresión popular y este gobierno esta dando legitimidad y poder a las fuerzas de seguridad. Es muy cínica e indignante la reacción del Ministerio – dice Julia, integrante de la histórica murga de estilo uruguayo, Los Vecinos Re Contentos de Rosario.
La Plaza Montenegro es el epicentro de encuentro. La marcha de las murgas –convocada por el colectivo de murgas rosarigasinas- tiene color y diversidad. A pesar de la bronca, se olfatea el espíritu alegre que radica en el ADN murguero. Cada una lleva sus trajes, sus pancartas, sus decires.
Y los carteles hablan: “Murga es vida”, “somos murgueros, no transeros”, “murga es cultura”.
Julia continúa: «el feriado de carnaval es un momento donde se dá vuelta la tortilla. La dictadura lo prohibió, despues de una lucha muy larga, pudimos recuperarlo. Es importante, porque las murgas en todos los barrios son lugares donde los pibes encuentran un espacio de juego y aprendizaje. Por eso es tan importante el carnaval como fiesta».
Desde el barrio Fonavi Latinoamérica, en la zona de Rodriguez y Rueda, llega la murga Los insoportables de Latinoamérica. En este barrio –como lo es el Bajo Flores – los más chicos encuentran en su murga, un espacio de expresión. La hicimos en el barrio porque vivimos ahí, y porque es importante que los pibes puedan encontrar un lugar para estar y salir de la droga. Es una murga totalmente autogestiva, dice Maika. La integran niños y niñas desde los 4 años en adelante.
Si tocan a una, tocan a todas, señala el movimiento murguero. Maika potencia la consiga: “Decimos basta de reprimir arte, porque eso es lo que hacemos. Estan atacando a todas las expresiones culturales, acá hay también comparsas, grupos de percusión. Tenemos todo el derecho de salir a la calle sin tener miedo que nos repriman.”
Mover el cuerpo, justamente aquel que es objeto de disciplinamiento, es lo que propone el carnaval y las murgas en su conjunto. Algunas con cantos, otras con bailes. De estilo uruguayo o porteño. Todas están unidas para hacer visible el repudio. Y para defender –sobretodo- el sentido político del feriado de carnaval. “Es hora de darnos cuenta que tenemos que salir todos juntos a marchar. El feriado del carnaval es un reconocimiento. Lo festejamos de forma popular, porque creemos que tiene que ser libre y gratuito. Todos tenemos derecho a participar. Así nos expresamos: mediante la alegría, y la crítica también. Generamos un espacio para que se pueda criticar”, dicen los Insoportables de Latinoamérica. Las letras de sus críticas la construyen entre todos. Los pibes cuentan qué cosas les molesta, y escribimos sobre eso. No queremos callarnos ni disfrazar lo que vivimos.
De la zona norte de Rosario, con sus colores verde, azul y blanco, se encuentra la murga los Inundados de Arroyito. Virginia era hasta ayer una de sus integrantes. A pesar de su decisión personal de alejarse por un tiempo la murga, lleva en la sangre y en su sonrisa, el espíritu murguero. Y dice: “Evidentemente se está poniendo muy feo todo. Es muy importante salir a la calle, y que la sociedad sepa que las murgas no están calladas. Hay algo que no se puede permitir más que es el gatillo fácil. Fue un ataque a la libertad de expresión, a la alegría. No es la primera vez que en un lugar donde gobierna el PRO venga la policía y levante un corso, entonces es momento de hacer visible esto. Hoy les tocó a la murga del Bajo Flores pero mañana nos puede tocar a nosotros. Es evidente que hay una directiva represiva contra las voces que salen a hablar y luchar.”
La murga es arte, es cultura. Critica y está dispuesta a denunciar lo que pasa, dicen en el barrio. Y el arte no es delito. Por esto, los días que se avecinan serán y se vivirán como una fiesta, a pesar de todo. «Costó mucho recuperar este carnaval, cuando empezamos con la murga, no existia el feriado. Y por eso salimos a la calle. Es la recuperación de una de las fiestas más importante que la dictadura se llevó con ella, señala Virginia quien no dudará en expresar el sentir murguero: “el amor que se siente por una murga es muy fuerte. Esto se lleva adentro. Vestir los colores, salir a la calle, transmitir un mensaje a la sociedad porque la murga nace para criticar es lo más importante. Y esto te lleva a luchar por algo que realmente te importa. Traer cultura es muy importante. El año pasado hicimos una crítica justamente, contra el gatillo fácil”.
Peque forma de la murga leprosa “Estallados de lepra”. La zona: el Parque Independencia. “En esta murga encontré una familia”, arranca diciendo. Se suma al repudio, a la preocupación, a la movilización. Y otra vez, las palabras de Peque son para su murga: Es un orgullo formar parte.
La murga El Agite del Oeste también dice presente. Una de sus integrantes es Pato. Preparándose para salir, expresa con impotencia “Los pibes quedaron marcados”, haciendo alusión a lo sucedido en el Bajo Flores. Luego explica cómo nació el movimiento de Murgas Rosarigasinas que todos los miércoles se reúne para analizar diferentes necesidades y situaciones. Además, “nos convoca el día del murguero, a causa de tres compañeros que murieron en Mendoza en 1999, como consecuencia de un atropello. Estaban festejando, y un tipo atropelló a más de diez personas, y murieron ellos tres. Con las murgas siempre estamos en contacto, somos 9 aproximadamente. Pero hay muchas murgas que van surgiendo”.
Pato también destaca los ideales murgueros: La murga del Agite del Oeste que nació en Villa Urquiza no solo esta integrada por niños, sino también por sus papás y mamás. Eso es muy importante, señalan. Con respecto al feriado del carnaval, Pato comparte la misma mirada que el resto de las murgas: “El feriado es lo más esperado, febrero es el más esperado por el murguero, porque pones a pleno los trajes, las canciones, las ganas de encontrarte. Es todo.”
Gonzalo es profesor de percusión y se acercó a marchar, a solidarizarse con el movimiento murguero en su conjunto. “Es necesario copar la calle, hay que tener la mirada puesta en juntarse. Esto va más allá de colores o cuestiones partidarias, es una cuestión de defender derechos. Yo vengo con el tambor a solidarizarme y repudiar estos hechos de violencia y represión. Atacar directamente a niños es fuerte”.
Y Javier de Nacidos por Cesárea, una de las murgas que inmediatamente emitió un comunicado repudiando la represión, remarca la situación crítica que se está viviendo. “Esta es una forma de manifestarnos y justo que nos repriman en carnaval, es muy irónico. Pero bueno, aca estamos, para pelearla.”
…
Fuentes consultadas: Fiscales.gov.ar / lavaca.org. / Periódico Notas /
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