Con 20 mil personas refugiadas, de las cuales 700 habitan territorio santafesino, la zona litoraleña y norte del país atraviesan la crecida más importante de los últimos 60 años. El incremento concomitante del caudal de los tres principales ríos sacó a flote nuevamente la desidia y la impunidad. Planes estratégicos que no llegan, evacuados en condiciones inhumanas y el agua que vuelve a llevarse todo.
Por Sofía Alberti (Fuente CTA Rosario)
Las fuertes inundaciones desatadas por la crecida de los ríos Paraguay, Uruguay y Paraná generan estragos en las ciudades ribereñas de las provincias que los contienen. En Rosario ya se encendió el alerta y el agua empieza a generar problemas en la Isla El Espinillo y en el Mangrullo.
Jorge Castro, integrante del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) y querellante en las causas por las inundaciones de Santa Fe en 2003 y 2007, es un gran conocedor y estudioso de la problemática. “Esto muestra nuevamente la necesidad de un plan estratégico nacional e internacional sobre la cuenca del Río de la Plata, que debería incluir hasta a cinco países latinoamericanos” (por Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia vía el Salado), aseguró.
Para Castro, el fenómeno no es nuevo, ni los toma de sorpresa. Cada diez o doce años se reitera el régimen climático que tienen las cuencas de los tres principales ríos que cruzan Argentina. “Durante décadas no hubo un plan de trabajo en la cuenca de los ríos, las razones son complejas. Estas lluvias se hubieran producido del mismo modo, porque se da un fenómeno natural. Lo agrava la situación de Brasil, Paraguay y Argentina en la deforestación del alto Paraná”, analizó. Para el militante ecuménico, en este caso particular no es la superficie sojizada la mayor responsable, sino el desmonte en el norte argentino y sur de Brasil. Si bien ambos expresan patas de un mismo esquema productivo, la falta de drenaje de superficies como consecuencia monocultivo sojero se expresa con mayor énfasis cuando baja el agua desde Córdoba o al inundarse el norte de la Provincia de Buenos Aires, explicó.
Por su parte, el Secretario Adjunto de la CTA Autónoma provincia de Santa Fe, Rubén Suárez consideró que “la desidia es un hecho asesino, criminal. En el gobierno socialista ya en octubre tenían el plan de estudiar las mejores salidas para una crisis hídrica y hoy en las inundaciones de la Vuelta del Paraguayo no saben ni cómo reaccionar”.
Refugiados en condiciones inhumanas
El tema de las obras y previsiones nunca efectuadas tiene larga data y efectos desastrosos en la historia santafesina que hoy se expresan también en la forma en que se ofrece refugio a los evacuados. “No hay un mapa de previsión, por lo que los afectados son tratados como ganado. La política de la intendencia de Santa Fe es de negocios. Los refugios para afectados son vía convenio pago con ONG Techo y hacen una porquería de madera, a la que le incorporaron una ventanita, porque el año pasado ni siquiera tenían una. No se puede creer donde ubican a la gente, es un descampado sin árboles, viven al rayo del sol, con un basural detrás. Lo cercan y no podes entrar, son construcciones de madera que producen problemas de todo tipo”, denunció Castro.
Por supuesto, el amontonamiento de gente sin respetar dinámicas sociales propias conlleva sus problemas. Como se dice popularmente, en vez de agrupar ‘por ranchada’, se amontonan personas en un sitio sin condiciones básicas para habitar, lo que sirve a su vez de caldo de cultivo para los conflictos internos y muchas familias definen retirarse. “Lo peor que sufren es la discriminación y el tratamiento inhumano, porque le ponen la guardia municipal (CGI) y no es gente preparada”, aseguró el querellante por las inundaciones 2003-07.
El Secretario de Formación de la CTA Santa Fe (ciudad) y militante del Movimiento Ocupantes e Inquilinos (MOI-CTA), Homero Ramírez, analizó que la lectura es parecida a la realizada en inundaciones anteriores y no varía por los colores políticos de turno. Apuntando a la matriz productiva nacional, que conlleva formas de producir y habitar territorios, destacó la característica de clase de las zonas afectadas. “Siempre los más afectados son los sectores populares. Los compañeros con condiciones de vida más precarias son quienes habitan los terrenos más precarios con menos acceso a obras. Son los primeros rehenes de las situaciones políticas mal llamadas desastres naturales”.
Sobre los llamados módulos de emergencia, el dirigente del MOI fue duro: “es una reglamentación más parecida a un campo de concentración que a un espacio de contención de familias en situación crítica”.
Las diversas organizaciones que integran la CTA-A Santa Fe recorren estos días los sectores más afectados, e incluso hay compañeros del Movimiento Territorial de Liberación (MTL-CTA) que están ayudando a sus propios integrantes, afectados por la crecida.
En clave de negocios
La zona de la que se habla, es estratégica para la humanidad. El Río Paraná forma parte de la Cuenca del Plata, que contiene aproximadamente el 82% del caudal de los ríos de Argentina. En ella confluyen los caudales de los ríos Paraná, Paraguay, Uruguay y de La Plata que, sumados, atraviesan territorios de cinco países latinoamericanos. Es la quinta cuenca hídrica más grande del mundo y el tercer reservorio de agua dulce más grande de Sudamérica. Desde Mato Grosso al sur, la cuenca cuenta con el sistema de humedales más grande del mundo. Este dato es crucial, dado que constituyen ecosistemas complejos, que regulan los ríos permitiendo que no haya enormes crecidas por lluvias o terribles pérdidas de caudal por sequía.
“Desde 1960 está el Tratado del Rio de la Plata, que tiene una parte secreta. Está asentado sobre Doctrina Seguridad Nacional. Hay un Plan estratégico de multinacionales que viene de esa década. Si lo cruzás con los datos de tenencia de la tierra, la concentración, la apropiación de los puertos, la utilización de las vías navegables por empresas privadas destruyendo los barcos que antes tenía el Estado, hay un plan que se cumple paso a paso”, analizó Castro.
Los planes fueron renovándose y el llamado Eje de la Hidrovía Paraná – Paraguay formó parte de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA), creada en agosto del 2000, que vino a fortalecer en términos regionales la concreción de las necesidades del capital trasnacional para extraer recursos. La misma Unasur y su Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento (COSIPLAN), han tomado el plan técnico diseñado por los financistas internacionales de IIRSA (BID, Fonplata, CAF, etc).
La Hidrovía Paraguay-Paraná consiste en hacer navegables 3 400 kilómetros de río las 24 horas, los 365 días del año, para “convoys” o “trenes” de 20 barcazas o más y de 16 barcazas desde Asunción al Norte. El objetivo es abaratar los costos de transporte y hacer más rápidos los recorridos. Es decir: hay sectores que sí planifican y a largo plazo.
Desde los países del Mercosur, fue el Comandante Hugo Chávez Frías quien había advertido sobre la necesidad de un plan estratégico sobre las 3 cuencas principales del cono sur (Orinoco, Amazonas, Del Plata) donde están depositadas las riquezas más importantes para los pueblos que les permitirían salir de la pobreza. “Sobre esa visión estratégica es necesario un plan que garantice la independencia económica, política y militar”, aseguró el integrante del MEDH, quien subrayó que la IV Flota norteamericana tiene su área específica destinada al control del interior de los ríos.
“El Paraná desde la boya 457 de Timbúes hasta la desembocadura del Río de la Plata no es nuestra, está concesionada a una empresa belga argentino (Hidrovías S.A.) que cobra el peaje a los barcos que entran a Rosario valuado en 4 dólares por tonelada. De los puertos se adueñaron en los 90 y de las vías navegables en 2003, acuerdo firmado incluso por el ex Presidente Néstor Kirchner. No peleamos solo por el agua que te penetra, sino por el trasfondo económico que tienen las inundaciones y afecta a todos los ciudadanos. Detrás de las inundaciones están previstos grandes negocios”.
Según se vislumbra el fenómeno durará al menos seis meses, pero preocupa una frase que Jorge dejó retumbando: “el Paraná aún no habló”. La afirmación abarca la certeza de que el Puente Rosario – Victoria actuará como represa, con 46 km de terraplenes sobre el lecho del río. “Eso será un dique de contención. Estamos todos expuestos. De la represa de Yaciretá se oculta hace años que necesita obras porque está rajada. Son cosas que necesariamente las fuerzas políticas que buscan una salida de liberación entre pueblos hermanos, tienen que conversar porque la naturaleza no te perdona. La inundación es un problema de todo el pueblo argentino, no sólo de los santafesinos”.
Sin dudas, para resolver los problemas no falta conocimiento sino voluntad política. El fenómeno no es nuevo y ya los libros de Ameghino de 1885 daban cuenta de copiosas lluvias. Si bien hace décadas no sucede, los tres ríos volvieron a crecer a la vez, llegando el Paraguay a un caudal de 29.300m3 por segundo. “Hay que prepararse para una situación de varios meses, con tres crecidas. La primera te agrava, la segunda es peor y la tercera te pasa por encima”, concluyó Castro.