Que ser mujer no nos cueste la vida
Indeso Mujer Rosario presentó un informe sobre feminicidios en la provincia de Santa Fe en el período comprendido entre 2010 y 2014. Se llama Las trampas del silencio y recopila datos relacionados con la cantidad de muertes ocurridas en este contexto y propone un abordaje integral de la problemática tanto desde el Estado como desde las distintas organizaciones que trabajan para erradicar la violencia de género.
Por Carina Toso
En Argentina, cada 30 horas una mujer es asesinada en manos de un varón, por el sólo hecho de ser mujer. Entre 2010 y 2014 en el país ocurrieron unos 1321 casos de feminicidios, 114 se registraron en la provincia de Santa Fe. En el 80 por ciento de los casos, el agresor tenía una relación con su víctima. En el 40 por ciento de los casos, estas mujeres fueron incineradas, ahorcadas o muertas a golpes, mientras que en el 20% restante el asesino utilizó arma de fuego o un arma blanca. Estas cifras alarman, estremecen y marcan un panorama que es necesario cambiar.
Estos datos son parte de Las trampas del silencio, un informe presentado por Indeso Mujer Rosario en el que se realizó un análisis de los feminicidios ocurridos en la provincia de Santa Fe en el período 2010-2014. En este trabajo se propuso un abordaje integral y un acceso real y efectivo de las mujeres ante los organismos del Estado.
“El informe toma los feminicidios en Argentina en el período 2010-2014, a raíz del trabajo de relevamiento que realizamos desde Indeso. También incluye un caso emblemático de Rosario, para dar cuenta de los obstáculos, falencias, vacíos y dificultades con las que nos encontramos las mujeres que sufrimos violencia de género y que finalmente nos entrampan en un círculo que muchas veces termina en feminicidio. En ese orden, apuntamos coincidencias e interrogantes sobre los cuales nos interesa avanzar a las organizaciones. Además, incluimos una suerte de fotografía de los dispositivos, recursos y políticas públicas que hay en la materia. Por último, realizamos recomendaciones que nos parecen necesarias arbitrar para prevenir y erradicar la violencia de género, así como investigar los casos de feminicidio”, explicó Betiana Spadillero, quien junto a Laura Wheatley, ambas Comunicadoras Sociales, son autoras de Las trampas del silencio.
El trabajo, una recopilación de casos realizados a través de la prensa en la provincia y en todo el país, se plantea como primer interrogante qué ocurre con las primeras señales de violencia de género y como eso, que a veces no se toma como un hecho significativo puede terminar en un feminicidio.
Esta publicación fue presentada por la organización la sede del Sindicato de Prensa de Rosario, en Santiago 146 bis. El grupo de teatro rosarino Oprimidas y Oprimidos fue el encargado de introducir a los asistentes en la problemática con la obra de teatro llamada “Rosa Viejo”, con la que abrieron el espacio para la reflexión sobre las situaciones de violencia de género y doméstica. “Desde el teatro proponemos pensar diferentes problemáticas, como la violencia de género, y encontrarnos con otro para seguir pensando y accionando”, afirmaron los actores, quienes no estuvieron solos en su representación, sino que propusieron diferentes interacciones con el público tanto antes y después de la obra.
“La violencia contra las mujeres es uno de los más graves problemas sociales de nuestro país y en la región. En Argentina, cada 30 horas una mujer es asesinada en manos de un varón –en la mayoría de los casos actual o ex pareja- quien se considera propietario del cuerpo y de la vida de esa mujer”, afirma el informe y continúa: “Los feminicidios son crímenes de odio que incluyen formas de humillación, desprecio, maltrato físico y emocional, abuso sexual y abandono. El feminicidio es la culminación de un ciclo de violencia, una violencia específicamente hacia las mujeres dentro de una sociedad en donde las relaciones desiguales entre los géneros es aceptada y generalizada”.
Dejar de lado la mirada patriarcal
“Este informe es muy importante tanto por la información legal que recopila como por las recomendaciones que describe”, expresó Noemí Chiarotti, fundadora de Indeso-Mujer, y agregó: “También hay que destacar la comparación sobre el funcionamiento del viejo y el nuevo Sistema Procesal Penal”.
Sobre el título del informe, Las trampas del silencio, Chiarotti afirmó: “El silencio de muchas mujeres es realmente una trampa. En muchos casos las mujeres se encierran en su silencio y esto construye impunidad. El silencio siempre fue cómplice de la sociedad. Antes era mucho más frecuente escuchar el `no te metas´ o que ´los trapos sucios se lavan en casa´, esto favorecía a los violentos que quedaban impunes”.
“Creemos que hay una falta de voluntad política de Estado en esta problemática. Es necesario que tanto que se trate desde el Poder Ejecutivo y desde el Legislativo también. No negocien con proyectos que podrían defender a cientos de mujeres, me parece que es momento de que sean más humildes y dejen de lado esa mirada patriacal y machista que muchos tienen. El feminicidio es la punta de iceberg, debajo de eso hay miles de mujeres que hoy sufren violencia de género”, sentenció Chiarotti.
El caso Vanesa Celma
Uno de los capítulos de este informe está dedicado al feminicidio de Vanesa Celma, un caso que tiene muchos puntos en común con la mayoría de los casos de violencia de género pero que también muestra claramente el accionar erróneo de la policía y de la justicia ante una investigación de este tipo.
Vanesa falleció el 22 de noviembre de 2010, después de estar cinco meses internada en el HECA tras hacer sufrido quemaduras en el 35 por ciento de su cuerpo tras una discusión con su pareja. Tenía 26 años, un hijo y un embarazo de ocho meses. A pocos días del hecho, la causa ingresó a la justicia como “tentativa de homicidio”. Esa carátula cambió más tarde a “incendio” y después se archivó ya que la jueza que llevaba adelante la investigación, Mónica Lamperti, consideró que ya no había más para investigar. Actualmente hay una apelación a esa decisión para que la causa se reabra.
Eva Domínguez, cuñada de Vanesa Celman, también fue parte de la presentación del informe. “Tienen que saber que después de un hecho semejante, muchas familias quedan desbastadas y sus hijos quedan desprotegidos. Hoy hay que visibilizar a esos chicos huérfanos que en muchas veces quedan con el padre homicida, que es quien tiene la patria potestad. Tenemos que seguir pidiendo justicia por Vanesa que murió quemada y embarazada de ocho meses. Cuando le practicaron la autopsia el informe decía muerte multiorgánica, no decía nada de la violencia que sufrió para terminar así”, explicó.
Por su parte, Analía Aucía, abogada miembro del CLADEM, fue quien estuvo durante la primera etapa de esta causa judicial representando a la familia de Vanesa. Y fue quien dio detalles de las grandes irregularidades que se dieron en la investigación. “De base todo comenzó mal porque se caratuló a una causa de muerte violenta como incendio, como si hubiese sido un hecho fortuito y no de violencia por parte de su pareja. Esto marca toda una posición por parte de la justicia. Para nosotros no es sólo un nombre sino un punto de partida que direccionó la investigación hacia otro lado”, aseguró.
Aucía explicó como en este caso también hubo violencia institucional tanto por parte de la policía como de la psicóloga del HECA: “Vimos cosas como que la pareja de Vanesa limpió la casa, las fotos que sacaron los policías se perdieron, no se encontraron pruebas como la frazada con la que dice haberla cubierto, la botella de alcohol, etc. Así se perdieron pruebas efectivas. La jueza Lamperti nunca lo llamó a Díaz a declarar para cotejar sus tres declaraciones a la policía en las que hay muchas contradicciones. Por ejemplo dice que Vanesa se prendió fuego sola y nosotras estamos convencidas que él prendió el encendedor”.
En el expediente se pueden leer declaraciones de psiquiatras e interpretaciones de la magistrada que afirman que Vanesa “murió por amor” o “ya no tenía ganas de vivir”, dejando totalmente de lado la violencia de género de la que venía siendo víctima desde hace meses, ya que muchos de los testimonios de familiares y amigos así lo afirman.
“En tanto los feminicidios siguen en aumento en Argentina, se fortalece el reclamo de familiares y organizaciones no gubernamentales que trabajan por una vida libre de violencia. Santa Fe no es ajena a esta realidad, por el contrario es un lugar desde el cual se gestan propuestas para garantizar los derechos de las mujeres. Sin embargo, este horizonte no puede alcanzarse sin la decisión política de tomar la violencia de género como tema prioritario y urgente”, concluye el informe.
Donde denunciar en la provincia de Santa Fe casos de violencia de género
El informe se puede conseguir en el local de Indeso Mujer, Salta 2420