Nodo TAU es una organización social que, como muchas otras se origina en la idea de un grupo de militantes que decidieron trabajar para transformar una realidad que dejaba a muchos afuera, de derechos, de recursos, de posibilidades no extendidos para tod@s, en años durísimos para nuestro país, devastado por la aplicación de políticas neoliberales.
En el año 1995 comenzamos a trabajar por la inclusión digital para acercar las nuevas tecnologías a otras organizaciones del campo social y popular que no accedían a esos recursos. Y vimos en el acceso a estas nuevas tecnologías un resorte fundamental para achicar otras brechas que limitan otros derechos, como el trabajo, la justicia, la cultura, la educación. Con otros fuimos recorriendo un camino de pequeños avances en visibilización de problemas y algunas soluciones que concretaron el acceso a esos derechos. Siempre con la idea de que la mejor manera de sumar a todos/as es que el Estado tome estas banderas y las lleve adelante mediante la implementación de políticas públicas.
Y así fue que acompañamos la Coalición por una Radiodifusión democrática, que consensuó 21 puntos hacia una Ley que regule la comunicación en democracia, entendiéndola como un derecho y no como un negocio. Esa lucha se convirtió en ley, en un hecho histórico para todxs nosotrxs. Dentro del programa enREDando, impulsamos la concreción de los Telecentros Comunitarios en barrios y organizaciones sociales.
Años después vimos en los Núcleos de Acceso al Conocimiento (NAC) la puesta en marcha de lo que, en ese entonces como organización ,sostuvimos en tiempos donde el Estado estaba ausente en políticas de inclusión digital. Trabajamos en la capacitación en el uso de esta tecnología. Y en estos años vimos la concreción del programa Conectar Igualdad que se propuso distribuir netbooks entre todos los estudiantes secundarios del país. Con dificultades, con críticas, pero lo hizo y logró que muchos estudiantes lleven esta tecnología a hogares en los que nunca antes se había accedido a una computadora. Y también presenciamos cómo la capacitación en el uso de las tecnologías se convirtió en política pública. Y proliferaron estrategias para sumar a los docentes en este trabajo, con cursos y contenidos en educ.ar.
En estos 20 años de existencia fuimos encontrando también otras causas, como la de software libre y su bandera por la libre circulación del conocimiento, y vimos como poco a poco se fueron sumando a estamentos estatales a esta elección, a fuerza de militancia. Fuimos testigos de cómo el desarrollo del sistema operativo Huayra era integrado con orgullo nacional en las netbooks del Conectar Igualdad, y del apoyo a las cooperativas de Software Libre.
Y si de libre circulación de bienes culturales y educativos se trata también celebramos la creación de los canales Encuentro y Paka Paka como política pública cultural y educativa y la multiplicación de incentivos a la realización de películas, de series de tv, de contenidos digitales abiertos y accesibles en la web, que dan cuenta de nuestras realidades y cosmovisiones. También destacamos la ley de Creación de Repositorios Digitales Institucionales de Acceso Abierto, Propios o Compartidos, que establece, a partir del financiamiento estatal, para garantizar el acceso libre a la producción científico-tecnológica nacional.
Sin olvidarnos de nombrar políticas como el plan Argentina Conectada, la Televisión Digital Abierta y el desarrollo de los satélite ARSAT I y el muy reciente ARSAT II que nos permiten comprender mejor qué es la soberanía tecnológica. Y tampoco queremos dejar de mencionar que celebramos cómo organizaciones hermanas del campo de los derechos humanos, de los derechos de las mujeres, de la diversidad sexual, de la economía solidaria, del movimiento cooperativo, entre otras, también vieron en estos años cómo el estado iba sumando sus banderas en la concreción de políticas públicas que ampliaban derechos. Un ejemplo ineludible son las políticas de Memoria, Verdad y justicia y el avance en juicios de lesa humanidad. También queremos mencionar la política de integración latinoamericana con proyectos políticos, sociales o indigenistas como el de Bolivia, Ecuador o Venezuela. Y así como destacamos lo positivo también hemos sido críticos de determinadas políticas relacionadas con las tecnologías digitales a través de los informes que elaboramos sobre Argentina para el proyecto MMSI (Monitor Mundial sobre la Sociedad de la Información), o incluso, desde nuestro medio digital Enredando, escuchando las voces de muchas organizaciones que se oponen a la profundización de un modelo sojero y megaminero y de las que resisten a los aparatos represivos del Estado en todos sus niveles.
Sabemos que falta mucho, que hay deudas pendientes y que el contexto que se avecina no va a ser fácil. Sin embargo, en esta encrucijada social, política e histórica en la que nos encontramos, como organización social que somos, no queremos ser indiferentes. Jamás nos hemos posicionado frente a un resultado electoral. Hoy, de cara al ballotage del próximo 22 de noviembre y ante la posibilidad de que avance un proyecto neoliberal que claramente representa los intereses del establishment y la derecha más reaccionaria de toda América Latina, nos sentimos en la necesidad de sumarnos como muchas otras organizaciones a un claro pronunciamiento para decirle No a Macri. Reconocemos en los movimientos populares el germen de una lucha que no descansa. Pero no podemos soslayar los avances y las conquistas logradas en estos 12 años y creemos que son éstos derechos ganados los que hoy se ponen en juego.
Por esto, quienes hoy integramos Nodo Tau, el próximo 22 de noviembre decimos que no queremos a Mauricio Macri como presidente. No nos dá lo mismo. Y votaremos al proyecto que lleva a Daniel Scioli como candidato a presidente por el FPV.
Firman:
María Cruz Ciarniello
Florencia Roveri
Eduardo Rodriguez
Carolina Fernandez