Por Mala Junta – Patria Grande
Las elecciones del 25 de octubre han modificado el mapa político del país y nos han puesto frente a una segunda vuelta en la cual el PRO-Cambiemos puede ganar y Mauricio Macri ser el nuevo presidente de la Nación. El 22 de noviembre se juega una instancia muy importante para el futuro de nuestro país y también para los pueblos de nuestro continente, frente a la cual como parte del movimiento de mujeres, feministas y de la diversidad sexual no podemos permanecer indiferentes.
Desde MALA JUNTA – PATRIA GRANDE venimos caracterizando desde hace tiempo la existencia de un giro conservador del sistema político e interrogándonos acerca de los desafíos que plantea para el movimiento de mujeres, feminista y de la diversidad sexual. Es cierto que este año asistimos a un crecimiento de la visibilización y politización de la violencia machista contra las mujeres e identidades de género disidentes; es el año en que se produjo la histórica movilización del 3 de Junio bajo la consigna “Ni una Menos” y el Encuentro Nacional de Mujeres más masivo en sus 30 años de realización. Pero en el marco de este crecimiento, también son notorias y preocupantes las reacciones patriarcales que se resisten a la democratización de las relaciones de género y la creciente autonomía de las mujeres. Muestra de ello son los casos de femicidios que se suceden día tras día, el travesticidio de la militante Diana Sacayán, la inédita represión a la marcha del ENM a manos de fuerzas represivas del Estado frente a la Catedral de Mar del Plata y las golpizas a parejas del mismo sexo por parte de grupos neonazis en la misma ciudad (ambos sucesos con protagonismo de grupos de choque ligados a Carlos Arroyo, intendente electo por el PRO en Mar del Plata). No son hechos aislados sino expresiones concretas de este giro conservador del sistema político donde lo más rancio de la derecha empieza a sentir impunidad y oportunidad de tomar revancha.
No minimizamos ni ahorramos críticas a Scioli ni a los diferentes actores del Frente para la Victoria (FPV) que son responsables por acción u omisión de su designación como candidato presidencial; sabemos que es parte del giro conservador, que desarrolló escasas y deficientes políticas de género mientras gobernó la provincia de Buenos Aires, que mantiene vínculos estrechos con los sectores más reaccionarios de la iglesia, y que sus discursos en defensa de la familia tradicional y del rol de la mujer como su centro representan rasgos regresivos en materia de derechos sexuales.
Pero el 22 de noviembre no se votan únicamente individuos, se votan también fuerzas políticas y fundamentalmente, se elige el escenario en que seguiremos dando nuestras batallas.
Mientras que con el FPV en el gobierno pudimos conquistar avances en materia legislativa que se han dado en el terreno de la ampliación de derechos de las mujeres y las disidencias sexuales, el PRO votó en contra, se abstuvo o estuvo ausente en cada ocasión: matrimonio igualitario, identidad de género, fertilización asistida, trata de personas y la ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Así también, el PRO fue el único bloque que se opuso al proyecto de adhesión de nuestro país al Protocolo Facultativo de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) aprobado por la ONU.
En relación a la legalización del aborto, hace años que afirmamos que el kirchnerismo, fundamentalmente a través del veto del poder ejecutivo, ha sido el principal responsable del bloqueo del debate legislativo del proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. No han tenido voluntad política de debatir la legalización del aborto y le han hecho concesiones a la Iglesia en la reforma del Código Civil. Aun así, es importante señalar que mientras el PRO tiene una sola diputada firmante del proyecto de Ley, el FPV aporta desde hace años la mayoría de firmas y apoyos legislativos.
En lo que respecta a las acciones de gobierno llevadas a cabo por el PRO en la Ciudad de Buenos Aires, Macri, Michetti y Vidal son responsables del retroceso en las políticas de género e infancia: han sub-ejecutado presupuesto, recortado recursos y transferido competencias a ONGs y fundaciones privadas, muchas de las cuales imparten visiones religiosas de la educación sexual y asistencialistas de los programas sociales. Durante los 8 años de gobierno del PRO Macri vetó el protocolo para la atención de los abortos no punibles votado ampliamente por la Legislatura porteña, redujo prácticamente a la mitad el presupuesto de la Dirección General de la Mujer y no se aplicó la Ley de Educación Sexual Integral (ESI).
Cualquiera que esté al tanto de que en política la distancia entre los avances y los retrocesos se dirime en el plano de las correlaciones de fuerzas sabe que, aun en las similitudes entre los perfiles individuales de los candidatos, las diferencias entre los escenarios políticos que se nos presenten con uno y otro no son menores.
Por todo esto y mucho más consideramos que, si un gobierno de Scioli significaría un potencial retroceso en la lucha por nuestras reivindicaciones, Macri como presidente implicaría una derrota política y cultural, y nos colocaría frente a la posibilidad de un retroceso y una desacumulación aún mayor.
Frente a esta situación, afirmamos que no nos da lo mismo, y que nos quedamos cortxs con decir que“ninguno de los dos nos representa”, que “ambos son anti-derechos” y tantas otras cosas que aunque legítimas, son insuficientes para dirimir qué hacer ante un escenario de tal complejidad y peligrosidad.
No queremos que los sectores más reaccionarios de nuestro país festejen el 22 de noviembre. No queremos que nos expropien el baile y la alegría. Por eso, nuestro principal objetivo como feministas populares tiene que ser que el PRO no gane el balotaje. Para ello llamamos a DECIRLE NO A MACRI votando la fórmula del Frente para la Victoria, que en este escenario electoral se presenta como la única táctica eficaz para derrotar el proyecto reaccionario del PRO.
Como movimiento tenemos la responsabilidad y la posibilidad de elegir ante qué gobierno vamos a defender lo conquistado y bajo qué condiciones vamos a exigir lo que nos falta, conscientes de que gane quien gane, el rumbo de esta historia se va a dirimir luchando. Tenemos una cita muy importante por delante: el 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, nos volverá a encontrar juntas en las calles, porque no queremos NI UNA MENOS y VIVAS NOS QUEREMOS.
Seamos nosotrxs quienes bailemos de alegría ese día, sabiendo que hicimos todo nuestro esfuerzo para que la peor expresión de la derecha argentina no gobierne nuestro país. No nos puede dar lo mismo. Macri Jamás.