Con los sabores y saberes de la tierra

El Almacén Ambulante itinera, de casa en casa y por los surcos de pequeños campos que buscan sanar de los químicos. El grupo lleva dos años de trabajo organizado, ofreciendo una propuesta de consumo responsable. Sin intermediarios. Sin venenos, ni en las plantas, ni en los vínculos. Lejos de cualquier moda oportunista, afirman: “Es posible generar cambios en los modos de producción y consumo». Por Vivi Benito

¡¡Rinnnnggg!! ¡Rinnnnng!!

-Si… ya bajo. Responde Laura, enseguida, sin preguntar quien está del otro lado del portero. Espera la llegada de estas visitas cada tercer viernes del mes.

Mientras juega con unos ladrillitos fluor, Abril también espera. Y desde sus 4 inquietos años, pregunta: ¿Porqué uno se llama arroz integral y otro arroz blanco?; ¿Porqué hay azúcar oscura y otra blanca?; ¿Porqué son más ricos los huevos con yemas anaranjadas que los de yema clarita?

Acostumbrada a las preguntas, su mamá responde lo que conoce, y lo demás lo charlan al abrir la puerta, con las chicas del Almacén Ambulante, que allí están con el Bolsón Agroecológico que entregan casa por casa, acercando los sabores y saberes de la tierra: yerba, huevos de campo, vino, jugo, fideos, panes, arroz integral, azúcar rubia, miel, verduras, tomate triturado, y también artículos de cosmética natural.

-¿Y porqué ahora ustedes se llevan este bolso?, sigue indagando Abril, con el bolso de tela en una mano y los ladrillitos fluor en la otra.

Las chicas le cuentan que el bolso va y vuelve. Uno llega lleno, con varios productos fijos y otros de estación -según vayan creciendo en cada época del año- y el otro, con los envases usados y limpios, se lo llevan para armar los pedidos del próximo mes.

-Ah…

Listas para preparar arroz integral con verduras salteadas, Laura y Abril suben a casa, y desde enREDando nos quedamos conociendo más en detalle sobre esta propuesta:

“Como Almacén Ambulante empezamos en 2013, pero ya venía dándose un proceso con un grupo que nos conocíamos de la Feria Caramelos Sueltos y de la facultad de Ciencias Agrarias. Veníamos produciendo trigo en forma extensiva, y por otro lado, con un emprendimiento de mermeladas y jugos, Bate Fruta”, nos cuenta Milva Perozzi, sobre los primeros pasos colectivos en esta búsqueda de caminos alternativos en la producción y comercialización de productos.

“En esa experimentación sobre la producción, también empezamos a pensar en la comercialización. En otras formas, queríamos llegar de otra manera al consumidor. Sin intermediarios. Veníamos ya vinculados con la cooperativa Mercado Solidario, además de nuestros productos nos interesó sumar otros que estuvieran dentro de la Red de Comercio Justo”, dice Milva, explicando que por entonces, un criterio fundamental fue sumar a productores que ya vinieran con un proceso organizativo, es decir, que no estuvieran aislados.

De esta manera, empezaron a circular los primeros bolsones, buscando generar un compromiso por parte de los consumidores, ofreciéndoles también información sobre cada producto, como las historias que hay detrás de los procesos de elaboración. Pensando a los consumidores como parte del proceso, conversando con ellos, invitándolos a compartir un día de cosecha o de molienda de trigo, por ejemplo.

“Les propusimos a los interesados que se comprometieran con el consumo, pudiéndole garantizar a los productores determinada cantidad mensual. El bolsón tiene la particularidad de ser agroecológico. Ponemos el énfasis en la economía anticapitalista y en su dimensión ecológica, queremos realzar estas dimensiones que muchas veces -incluso dentro de la economía social- no se ponen en juego”, explica Milva, también productora de los dulces y jugos “Bate fruta”.

Esta búsqueda colectiva de caminos alternativos, lejos está de ser una moda dentro del tren de “lo saludable”, en cada asamblea l@s compañer@s ponen en discusión el paradigma capitalista de producción y consumo, intentando pararse filosófica y políticamente en un lugar justo y responsable, tanto en términos económicos, como sociales y ambientales.

Se agranda el Almacén…

Inicialmente, el bolsón incluía yerba Quiquemann, vino La Morera, jabones de plantas medicinales de Borago, milanesas Milartes, arroz de la cooperativa de productores de San Javier, verduras o frutas de Bella Vista (Corrientes), de acuerdo a la estacionalidad, lo cual también es charlado con los consumidores, para que sepan en qué época hay tal o cual producción.

En este último tiempo, las redes del Almacén se fueron abriendo: “Hoy el bolsón también incluye huevos de campo (granja El Manso), fideos secos (Pan Dicho), panes integrales (elaborados con harina que producimos en el colectivo La Porfía). Poco a poco vamos generando una red de producción de materias primas y de productos elaborados. A veces también llevamos verduras del parque huerta del Hogar Español, de productores de Soldini, que están empezando a hacer una experiencia cooperativa de producción agroecológica”, detalla Milva, visiblemente contenta por el camino andado.

Otra de las propuestas recientes es el Trueque y Feria Almacenera, que llevan adelante el tercer sábado del mes frente al Almacén de las tres Ecologías, ubicado en Pte Roca y el río. Una propuesta abierta a productores y emprendedores de la región.

Mientras conversamos, Milva le hace señas a un compañero para que se acerque. Martin Montiel forma parte de un emprendimiento familiar ubicado en las afueras de Rosario, desde granja “La Carolina” trabaja en un campo de menos de 2 hectáreas, buscando diversificarlo con criterios agroecológicos.

“Es a través del Almacén Ambulante que nosotros comenzamos a sentir una identidad política, de lo que significa cómo producir, como distribuir y comercializar. La dinámica de producción de mercancías está incompleta si no comprendemos que esa mercancía, cuando va directo al consumidor, ofrece una relación horizontal, a diferencia de las especulaciones de los eslabones interminables. El Almacén Ambulante ofrece no sólo productos frescos, sino también un paradigma diferente de comercialización, a mi me maravilló la propuesta, por eso estamos colectivizados con ellos”, dice, acomodándose la boina negra.

Martín nos cuenta que en esta transición, inicialmente pusieron frutales, siguieron con una huerta, un vivero y gallinas. “Las chicas nos pasaron un centeno y trigo de muy buena variedad, hicimos una buena experiencia, nosotros les ofrecimos el molino que teníamos con los compañeros de la granja El Manso, y bueno, se empezó a generar una relación de empatía y objetivos políticos comunes”.

Milva y Martín coinciden en que el respeto de los vínculos humanos como con la naturaleza son indispensables y urgentes, más aún en este momento histórico en que el sistema capitalista de producción y consumo, está dejando huellas irreversibles, e insoslayables.

“La evidencia de cómo estamos maltratando a la naturaleza, las consecuencias son tan visibles, que no podemos escaparle a esta temática. La contaminación ambiental, los daños con agroquímicos, son tales, que los mismos consumidores están en la búsqueda -sobre todo en las ciudades- de este tipo de producciones. Lo cual es interesante porque hay que ir generando esas transformaciones en la producción, porque no es fácil pasar de un sistema químico a uno agroecológico, tenemos que ir generando herramientas, experiencias y fortaleciendo a su vez los canales de comunicación de esos productores, y el compromiso común”, subrayan.

La invitación está abierta, el tercer viernes de cada mes, entre las 18 y 21 hs. el bolsón fijo del Almacén Ambulante llega a decenas de familias, llevando los sabores y saberes de la tierra.

Quienes estén interesados en sumarse a esta propuesta de consumo responsable, pueden contactarse por e-mail: almacenambulante@gmail.com; ó vía facebook: Almacén Ambulante.