La organización Saltando Charcos cumplió ocho años de trayectoria militante en el barrio rosarino conocido como Fuerte Apache. En el año 2008, y a un año de su conformación, enREDando se acercó a conocer la iniciativa. Hoy, con 8 años de ininterrumpido trabajo barrial, los Saltando Charcos nos cuentan en qué andan, cómo se vinculan con otras organizaciones y cómo continúan generando propuestas de vida para niñxs y adultos, como el Taller de Cumbia que ya comenzó o un futuro Taller de Carpintería. Animate a saltar…
Por Malena Montenegro
“¡Los pibes son una masa!; y está bueno que ellos mismo puedan empezar a verse, tal como lo están haciendo, como protagonistas y partes del cambio”, asegura con sencillez y fuertemente convencida, Silvana de la Navas, del movimiento Saltando Charcos.
Unos mates y un Silvio Rodriguez, que sonaba suavemente de fondo, fueron la compañía para la entrevista que tuvo enREDando con Silvana. Un encuentro, y al mismo tiempo, varios reencuentros. Un viaje hacia los 8 años que hoy cumple la organización Saltando Charcos, con un cotidiano e ininterrumpido trabajo en el barrio rosarino de Fuerte Apache; ubicado al lado de Flamarion, a la altura de Pte. Roca al 5200, entre las calles Lamadrid y Regimiento 11. “El barrio se llama así porque tiene la misma historia que Fuerte Apache en Buenos Aires – explica Silvana y continúa – diferentes vecinos ocuparon un edificio que estaba en peligro de derrumbe, era del sindicato de calzados, y cuando éste se endeudó, pasó a ser terreno fiscal”.
El deterioro del mismo fue tan profundo que en el año 2004 se derrumbó solo. Y luego de cuatro largos años de lucha por parte de los vecinos para reclamar una vivienda digna, “la municipalidad decidió tirarlo abajo por completo para construir nuevas casas”, agrega Silvana.
Para esto se dieron tres etapas de construcción y reubicación: “las primeras que se construyeron fueron lindas, si se quiere, con una sola habitación y todo ‘a medio pelo’, pero lo hicieron; la segunda etapa de vivienda llegó un tiempo después, pero ya sin revocar, sin el piso, sin las veredas , es decir: peor que antes, y la tercera etapa, todavía no llegó, describe Silvana y continúa – la están haciendo recién ahora y la incluyen en el Plan Abre (Programa de Intervención Integral en Barrios), de la provincia de Santa Fe, pero en realidad es una mentira porque es un deuda que el gobierno tiene desde hace 10 años.
Es decir, desde la historia y hasta el presente, uno de los mayores conflictos que atraviesa esta zona de Rosario es la vivienda. Un juego sucio; sacar y poner casas como si fuesen fichitas para disfrazar el problema. En la manzana y media que tiene Fuerte Apache se localizaban: “el Centro Comunitario, un par de viviendas asentadas alrededor y en frente una canchita enorme (donde se jugaba la liga del Club Tiro Suizo), entonces lo que hicieron fue edificar en frente a la canchita, sacar un par de viviendas y reubicarlas ahí”, narra Silvana.
¿Cómo se organizan los saltos?
Hace 8 años atrás, entre algunos amigos de un club empezaron a juntarse para acercarse al barrio con algunas propuestas. “Nosotros hoy en día entendemos que no vamos a asistir a nadie, ni a brindarle nada a nadie, ni a cambiar nada; sino que pretendemos, caminar hacia una transformación colectiva con los pibes – asegura Silvana y sigue – una de las discusiones que nos damos constantemente, y que en algún punto coincidimos la mayoría de nosotros, (refiriéndose a quienes militan pero no viven en el barrio), es que también somos oprimidos y oprimidas desde diferentes lugares: por ser mujeres, por estar precarizados laboralmente, etc.”
Los sábados desde la mañana, sea en la plaza “Derechos Humanos” o en el Centro Cultural Fuerte Apache, mediante diferentes actividades de recreación, fútbol mixto, pintura – y siempre llevando a delante algún eje temático – “los Saltando” se reúnen con los niños y niñas del barrio. “Lo primero que hacemos es una ronda de noticias: cada uno cuenta algo personal, o que haya visto en la tele, en el diario; es un buen espacio donde nos escuchamos y se cuenta lo que uno tiene ganas de contar, por lo general salen temas en relación a la escuela: ‘materias que me llevo’, pruebas, calificaciones, o ‘me peleé con mi mamá, con mi papá; y otras veces también surgen cuestiones entorno a `balearon en tal lugar’, o algo que pasa en un bunker de drogas, pero por las características del barrio no suelen ser los principales temas de la ronda”.
En cuanto a experiencias pasadas Silvana recordó el Taller de Radio que hicieron con los adolescentes durante 2 años. “Lo hicimos con `los pibes del pasillo’, y trabajamos mediante distintas dinámicas: desde la educación popular, con rondas también de noticias y muchas de estas formas de trabajo implicaban poner el cuerpo; por lo tanto este taller nos ha dado otra relación con estos chicos, de poder compartir y charlar sobre qué les gusta y qué no, qué quieren y que no”. Si bien no llegaron a tener la prueba de salir al aire como emisión radial, sí pudieron hacer el ejercicio de grabarse y escucharse, y tal vez más adelante, retomen la idea de este taller.
Mientras tanto, y a raíz de una idea que surgió en el campamento que hicieron en marzo de este año, empezaron a hacer el Taller de Cumbia. “Es una propuesta de los mismos pibes, donde ellos están organizándolo, convocan, se está pensando una volanteada para que ellos repartan en el barrio, es decir: ellos son ‘los profes’, porque siguiendo la idea de la construcción colectiva, el objetivo principal es que los jóvenes puedan ser partícipes y se involucren”.
Por otro lado, están en proceso del armado de un Taller de Carpintería que permitiría trabajar con vecinos de mayor edad. “Lo pensamos con esta lógica de que los adolescentes quieren y empiezan a necesitar su propio dinero; es tal vez, una salida para que no terminen cayendo en la delincuencia, en el narcotráfico.”
En su trabajo cotidiano, los integrantes de Saltando, además de ir al barrio, se reúnen todas las semanas para tener un momento de formación interna, donde se proponen leer algunos textos de educación popular: “o a veces buscamos autores como Eduardo Galeano, Freire que nos dan pie para trabajar y discutir”.
Festejo y autogestión
El aniversario de Saltando Charcos es el 28 de abril, pero el festejo previsto será para sábado 30 de mayo. “Siempre hacemos una fiesta que permite solventarnos a lo largo del año, a veces dura más, otras menos, pero –explica con una sonrisa Silvana – al lado tenemos un panadero ‘muy buena onda’ que nos da siempre un par de bolsas de facturas, porque el dinero es más que nada para cuando hacemos un paseo con los más chiquitos”. La financiación también la piensan integralmente con los jóvenes, ya que por ejemplo, para concretar el campamento de marzo, estos mismos se encargaron de organizar toda la logística necesaria para la venta de empanadas en el barrio: “algunas madres hicieron los discos, los mismos pibes tomaron los pedidos; y nos parece importante que se den estas prácticas, ya que son huellas que reflejan lo que significa estar organizados –dice y agrega Silvana – también surgen disputas, peleas, ‘yo vendí esta docena; no, yo vendí esto’, pero es interesante que se den esas cuestiones ya que justamente hacen a la organización donde uno se encuentra con otros.”
Asamblea de la niñez
“Formamos parte de ella desde su inicio; para nosotros es como un antes y un después, primero porque veníamos viendo la necesidad de encontrarnos con otros, porque la realidad no es solo la de un barrio, sino de toda una ciudad, provincia, país. Y porque aislados no íbamos a lograr nada: es un enriquecimiento colectivo encontrarnos con otras organizaciones que trabajan con niños y jóvenes. En consecuencia también, para los mismos pibes de distintos barrios de la ciudad, el hecho de poder encontrarse en un espacio común – como lo es la “Asamblea por los derechos de la niñez y la juventud” – les permite poder intercambiar experiencias, compartir la realidad que los atraviesa de alguna manera a todos y todas por igual, aunque cada rincón de la ciudad pueda tener sus características, sus costumbres y sus luchas.
¿Cómo se construye Poder popular?
“Hace un tiempo, para los chicos éramos “los profes”, pero nosotros no somos profes de nada, somos compañeros y nos sentamos con ellos a pensar qué es lo que nos atraviesa, qué queremos cambiar, cómo construimos Poder popular – reflexiona Silvana. Lo intentamos hacer organizándonos, poniendo el cuerpo, desde abajo y colectivamente; y por eso también nos relacionamos con los pibes desde la vincularidad, generando lazos fraternales”.
Además, la militante resalta que se vinculan de igual a igual, poniendo todo en discusión y debate. Y al momento de preguntarse sobre el sentido y la continuidad de la organización, reflexiona: “si bien sabemos que nos falta y mucho por hacer (a nosotros y a todos los barrios), la idea es seguir apostando en Fuerte Apache, en la Asamblea de Niñez, porque el cambio no va a hacer ahora, pero no debemos dejar de intentarlo, y por lo menos cotidianamente, desde nuestros lugares, y desde donde podamos, vamos a seguir en el caminos hacia el cambio social y la trasformación colectiva”.