El programa radial de la ONG Mujeres tras las rejas se emite desde la Unidad 5 todos los jueves por Aire Libre Radio Comunitaria. En este fin de año, realizó una radio abierta en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. De las once chicas que la organización solicitó para que pudieran salir del penal, solo autorizaron a tres. Graciela Rojas denuncia un endurecimiento de las condiciones en las cuales trabajan dentro de la cárcel de mujeres. De la radio, participó Eli, una de las protagonistas del Documedia «Mujeres en venta», producido por la UNR.
Por María Cruz Ciarniello
La cárcel de mujeres de Rosario es una vieja casona que se ubica entre las altas torres de viviendas de alta gama, el río y precarias casillas de chapa ocultas tras altos paneles de publicidad. Está ubicada en un pasaje detenido o acorralado entre esos edificios lujosos y poco habitados, el pasaje Thedy al 300 bis.
En escasos metros, en donde además se levanta uno de los shopping más grandes de Rosario, pareciera encontrarse la postal más nítida de una ciudad que ha transformado un antiguo barrio industrial, Barrio Refinería, en una ostentosa zona, exclusiva para un cierto y alto sector social.
Allí, la desigualdad de los contrastes es plenamente visible: la vieja casa que encierra a mujeres jóvenes y pobres por un lado; por el otro, la precariedad de la vivienda, que se hace carne en la pobreza, frente a la abundancia de la especulación inmobiliaria.
En ese triángulo está la cárcel y, allí dentro, mujeres presas que en un 90% son madres y previo a su ingreso al penal, muchas de ellas víctimas de la violencia de género. La crueldad se evidencia en el cuerpo de las mujeres: no solo padecen las marcas de lo que significa atravesar –y ser atravesadas- por el sistema penal; sino además, sobre ellas pesa también la injusticia de un sistema patriarcal que condena con mayor dureza.
En este contexto, la radio –en este caso- aparece como un vínculo necesario y fundamental para escuchar las voces detrás de las rejas, o de esa jaula enrejada que es el patio de la Unidad N° 5. En enREDando, desde hace tiempo venimos contando lo que significan los espacios de libertad dentro del encierro; de la importancia de sostenerlos para dar cuenta de las cotidianas vulneraciones de derechos humanos que se cometen tras los muros; de la invisibilidad y la falta de interés político por transformar la realidad dentro de una cárcel.
El programa radial que se emite por la Aire Libre Radio Comunitaria y que coordina la ONG Mujeres Tras las rejas es una de esas “islas”, donde las voces de las mujeres presas cobra valor y derecho; el proyecto también hace visible las desigualdades y la injusticia que en una cárcel de mujeres, es aún más cruda y dolorosa.
El pasado jueves 4 de diciembre, el programa radial salió a la calle: la radio en vivo tuvo lugar en el auditorio del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.
Para la ocasión, la ONG había solicitado la presencia de 11 internas que forman parte del programa pero el Servicio Penitenciario autorizó a solo 3 de ellas. Días antes, quienes llevan adelante el programa de la cárcel de Varones realizaron la misma actividad sin encontrar dificultades para salir del penal.
“En el año 2006 empezamos a trabajar en la Unidad 5. En el 2005 se escribió un protocolo sobre la aplicación de la ley en el ejercicio del encierro, tanto de hombres como de mujeres. Ese protocolo dice que hay que abrir las puertas de las cárceles, permitir la salida y la reinserción de ls personas privadas de la libertad. Tuvimos 4 años de un acercamiento importante, en ese momento el director del servicio Penitenciario era Mariano Bufarini, se hizo carne de este protocolo, pero se terminó ese mandato y esta otra dirección es mucho más duro y más inflexible. Pero es más cerrado con respecto a las mujeres. Hablamos de una franca discriminación de género. A la radio abierta que hicimos con los varones pudieron venir 9 de ellos, que se movieron con total libertad por el espacio. Hay una evidente situación con respecto a la prisionalización de las mujeres. Al penal de varones entramos con muchas visitas, en cambio en la unidad 5 siempre hay un límite de personas para ingresar y con una gran requisa. La guardia es muy dura. Son mujeres que discriminan a mujeres. Y esto es muy difícil. Nuestro tránsito, cada vez más cerrado y más cercado”, denuncia claramente una de las coordinadoras del espacio, la Lic. Graciela Rojas, autora del libro “Nadie las visita”, junto a Raquel Miño.
Graciela aclara que desde la organización han realizado reclamos ante el Servicio Penitenciario. La respuesta fue concisa: una de las integrantes de la ONG tiene actualmente suspendido su ingreso al penal. “Vamos a hacer un descargo y pedir a la sociedad que nos acompañe. En definitiva, vemos que hay un cerco alrededor de nuestras actividades. Creemos que hay una construcción de la ley que es patriarcal. No hay cárceles construidas para mujeres, en general son anexos de varones o una casa vieja que se recicla. No hay una reglamentación con la especificidad de género. No se tiene en cuenta las necesidades físicas que tienen las mujeres con respecto a la higiene, respecto al controles ginecológicos y a la necesidad que tiene también una mujer que es madre, con su niño fuera o dentro del penal. Casi todas son madres”.
Para que no hablen por nosotras
Belén, Valeria y Elizabeth fueron autorizadas para realizar la radio abierta de la Ong Mujeres tras las rejas. “Hace un año y 4 meses que estoy detenida, y está muy bueno, los chicos vienen todos los jueves y uno lo espera ansiosa, porque te podés expresar libremente”, dice Vale.
Eli, a su lado, cuenta que a través de la radio han conseguido cosas que antes no lograban, como por ejemplo, conseguir los documentos a algunas de las chicas. “Yo hace 5 años que estoy con Graciela, hay muchas chicas que participan. Esto nos hace crecer, nos perfecciona y nos ayuda para el futuro”.
Graciela Rojas se enorgullece del proyecto radial que se sostiene desde el año 2006 y agradece a todo el equipo de la Aire Libre Radio Comunitaria que lo hace posible. “Hay un acompañamiento y una participación que crea vínculos. A veces, hay chicas vienen y no hablan, pero están presentes.”
“La radio a mí me esta ayudando mucho porque sufro mucho ahí dentro. Gracias a la radio he podido gritar mi verdad porque he sido víctima de una trata de mujeres. El primero de diciembre se estrenaba el documental y no pudo ser, y tengo una impotencia bárbara. A través de la radio, vamos a hablar con Patricio para que se sepa la verdad”, dice Eli.
Las poesías son también parte de la radio. Las chicas –además de enviar saludos a sus familiares- leen algunos poemas publicados en el libro Korazón sin control que fue editado por la Editorial Puño y Letra. Vale lee lo que escribió Pitu:
Recuerdos que no me gustaría volver a vivirlos, recuerdos que me encantaría borrarlos de la memoria porque me lastimaron y me hicieron mal. Recuerdos de vivencias, de alegrías, de lágrimas, recuerdos que por momentos nos hacen suspirar por un amor que provocó esto o simplemente nos hacen llorar. Como sea, son recuerdos que capáz algún día vamos a olvidar.
“Elegí este poema porque tengo recuerdos que quisiera olvidarlos de mi vida”, confiesa ante el micrófono. El libro reúne poesías escritas desde el encierro. “Ante esta necesidad imperiosa de liberar las palabras, las mujeres pasaron del micrófono al papel. Como lágrimas, como soles, como piedras surgieron los poemas y de allí, todas juntas construyeron este poemario”.
El libro nace como un grito frente al acallamiento de las voces más excluídas y criminalizadas de la sociedad. “Utilizar la voz y la letra permite nombrarnos y nombrar al mundo, reconocernos. Y decir juntos el mundo es comenzar a cambiarlo, es gritar nuestro nombre y nuestra historia a quienes deban oírla”.
La historia de Eli y Mujeres en Venta
Comienza la segunda parte del programa. Eli es una de las protagonistas de este bloque que tiene como invitado a Patricio Irisarri, integrante del equipo de la Dirección Multimedial de la UNR.
La historia de Elizabeth está marcada por la violencia de género. Eli fue víctima de una red de trata y hoy puede dar testimonio de lo que vivió. Es, además, una de las protagonistas del Documedia “Mujeres en Venta” que produjo la Dirección Multimedial de la Universidad de Rosario y que iba a presentarse el pasado lunes 1 de diciembre. Pero no pudo ser: 4 días antes, el equipo sufrió un extraño robo en el que se llevaron únicamente el material ya editado del Documedia. La proyección se postergó para febrero de 2015.
Eli tiene 5 hijos. “Tengo que sobrevivir, luchar, trabajar, estudiar. Y cuando vienen los chicos de la radio, me transporto a otro mundo. Siento que crezco cada vez que hago radio. Es bueno poder dar el ejemplo, porque hay muchas chicas que les cuesta muchísimo, porque elijen otros caminos, le esquivan a la escuela, y yo les digo que hay que luchar para salir. Hay que romper la reja para que no te coma”, señala minutos antes de iniciar el segundo bloque de la radio.
Patricio Irisarri cuenta a la audiencia de qué trata “Mujeres en Venta”: “Pensamos en un documental interactivo para la web, y trabajamos sobre el problema de la trata de personas en Argentina. A lo largo de 10 meses estuvimos buscando principalmente el relato de las víctimas. En el año 2012 se sanciona una ley que viene a tipificar este delito. Cuando comenzamos a trabajar, pensamos nuestro relato periodístico con una profunda participación de las víctimas. Con Graciela, con Belén y con Brenda trabajamos a lo largo de un año en un ciclo que fue Enredados por la Pena, junto a la Facultad Libre. Uno De estos encuentros trabajó sobre lo que llamamos la pena de género, donde podimos ver que ser mujer y estar presa es una doble condena, porque muchas veces las mujeres ven avasallados sus derechos mucho antes de llegar a la cárcel. Y nosotros conocimos la historia de Eli, nos conocimos en el penal y ella nos cuenta su historia que tiene mucho de esto, de haber sido vulnerada constantemente”, comienza contando Patricio, para invitar a Eli a compartir su historia.
Como puede, Elizabeth esboza parte de lo que vivió antes de ingresar al penal. ”Estuve obligada a estar con una persona por una situación económica y así llegue hasta donde estoy ahora”. Eli fue víctima de la explotación sexual. Su vida lleva las marcas que se repiten en tantas otras: pobreza, familias desmembradas y la vulneración del ser mujer. “Fui comprada en un prostíbulo”, dice Eli con valentía. “Pasaron cosas en mi vida y por darle un bienestar a mi familia, me pasó lo que me pasó, y ahora estoy atrás de una reja. He visto a mujeres estar esclavizadas, y te sentís presa. Hoy sigue pasando esto. Busco la forma de salir adelante porque tengo 5 hijos, y tengo miedo de no poder proteger a mis hijas de la calle”.
A pesar de las enormes dificultades que Eli ha tenido en su vida, su relato está lleno de coraje y esperanza. Hace 5 años que participa de la radio, y desde allí, amplifica sus voces, sus sueños, y sus miedos.
“No nos van a callar ni a intimidar”
El miércoles 28 de noviembre, el equipo de la UNR denunció el robo de una parte del material de post producción. “Se llevaron 5 discos externos, con archivos muy importantes. Había materiales de producción y post producción, es decir editados para ser cargados. El robo de esos documentos hizo que tuviéramos que suspender la presentación. No fue un robo al voleo. Tenemos en nuestro estudio muchísimos equipos e insumos muy caros, y extrañamente fueron directamente por estos discos y por 4 tarjetas de memoria que contenían otros materiales”, explica con claridad, Patricio Irisarri. Afortunadamente el 95 % de ese material en crudo no se perdió, lo cual posibilita continuar con el trabajo de producción para proyectar el documedia a comienzo del próximo año. “Esta fue una clara amenaza contra un producto y una producción de sentido que viene a impactar de lleno contra muchas de las estructuras de los lugares que hacen posible que hoy se exploten mujeres en la Argentina. Hay sectores que no quieren que estos materiales circulen. Nosotros producimos desde una Universidad Pública, tenemos un rol y entendemos que es un rol social de pronunciarse sobre los problemas que hacen a la vida cotidiana de las personas. Nunca imaginamos que a 4 días de la presentación iban a entrar de la manera en que encontraron y se iban a llevar tan delicadamente el material. Pero no nos van a callar ni a intimidar”, explica Patricio con suma paciencia quien además, rescatará el imprescindible aporte de las mujeres que cuentan sus historias frente a la cámara: “Quiero valorar el testimonio de Ei, de Diana, de Zulma y de Vanesa, víctimas de la explotación sexual y que más allá de todas las vulneraciones que han pasado y todos los padecimientos, se sentaron frente a una cámara, revolvieron cada uno de esos pasajes y eso que hicieron para nosotros tiene un valor enorme”.
Para cerrar, la voz de Eli lo dice todo: “lo hice porque soy madre y soy mujer.Lo hice por todas aquellas mujeres que haya sufrido, que no se callen, que luchen y que la verdad se sepa”. Esto posibilita la radio. Que desde un lugar –cualquiera sea- las voces de las mujeres privadas de su libertad se escuchen, más allá de cualquier límite que imponga un derecho penal que muy lejos está de contemplar la violencia sexista que se ejerce sobre la mujer.
Los últimos minutos del programa cierran con música y alegría, esa que a pesar del dolor, encarna la resistencia dentro de las cárceles. Elizabeth, Valeria y Belén toman los instrumentos y tocan, como si el aire, en ese resto de libertad, se hiciera liviano y les permitiera volar, robándole sonrisas por un instante. Después, las esposas y las custodias se las llevarán, otra vez a la insalubre casona convertida en una cárcel.