Nuevamente, como desde hace años, este 25 de noviembre encontró a las mujeres rosarinas organizadas y luchando contra la violencia machista al igual que en otras ciudad del país. En nuestra ciudad, la movilización que partió desde el Mural contra la Lesbofobia (Sarmiento y el Río) y culminó con un acto y lectura de un documento unitario en la Plaza 25 de mayo, convocó a diversas organizaciones sociales, culturales, partidos políticos y ciudadanxs comprometidxs con la lucha contra la violencia hacia las mujeres.
Realizar esta manifestación, que entre sus principales ejes tenía la denuncia contra los femicidios, los golpes y la violencia de diverso tipo, el reclamo al Estado en sus tres niveles por la falta de políticas serias para prevenir y erradicar la violencia (debido a la falta de presupuesto e implementación de las leyes), implicó mucho trabajo y esfuerzo por parte de las organizadoras. La idea, como sucede año a año, era la de proponer una acción de visibilización para que la sociedad siga repudiando la violencia que nos afecta a las mujeres y la desprotección en que nos encontramos por la inacción del Estado y de la justicia.
Además de pasar delante del ANSES, reclamando políticas sociales adecuadas (recordamos que la mayoría de las pobres somos mujeres), la movilización pasó por delante de la Catedral y de la Municipalidad de Rosario. Ambas instituciones representan muchas de las trabas que las mujeres tenemos para poder acceder plenamente a nuestros derechos: a nivel de la Iglesia, por su oposición histórica a que las mujeres tengamos igualdad de condiciones en la sociedad y su fundamentalismo para impedir que el Estado laico promueva y sancione leyes que consagren nuestros derechos sexuales y a una reproducción elegida (Educación Sexual, aborto legal, seguro y gratuito). A nivel del Estado municipal, por su falta de políticas claras para combatir el flagelo social que las mujeres rosarinas vivimos.
Sin embargo, un grupo minoritario se desprendió de la marcha para manifestarse frente a la Catedral y realizar pintadas en las paredes de la misma. Cabe aclarar que las diversas modalidades de “escrache” nos parecen una herramienta legítima para plantear demandas y poder mostrar nuestra realdiad de padecimiento. En este caso, no obstante, al no ser una acción discutida y planeada por todo el movimiento que esta Multisectorial aglutina, estamos muy disconformes con este accionar, sobre todo porque logra correr el eje de nuestros reclamos, y porque va en contra de los grandes esfuerzos unitarios y de coordinación que implica la realización de cualquier acto o movilización. Esperemos que esto sirva para reflexionar en qué contextos y de qué maneras llevamos adelante este tipo de acciones. También, esto puede servir para que la Iglesia local se pregunte acerca de su nefasto rol en el debate social sobre los derechos de las mujeres a decidir sobre nuestros cuerpos y sexualidades. Las pretensiones de imposición totalitaria de un culto en una sociedad cuyo Estado proclama laicidad traen como consecuencia problemas gravísimos de salud, e incluso la muerte de mujeres en el caso del aborto clandestino.
Mediante este comunicado, y por las razones arriba esbozadas, la Multisectorial de Mujeres de Rosario se deslinda de las intervenciones que se realizaron en la Catedral, y reafirma su voluntad de seguir abonando al movimiento de mujeres y feminista que a nivel local, intenta cotidianamente generar respuestas ante la violencia de género, un problema social que nos sigue afectado a todas.