Un crimen silenciado
La respuesta de la Justicia no aparece. Pasó más de medio año desde el asesinato del hijo del dirigente qom de la comunidad “Los Pumitas”, y es otro hecho que se enmarca en una causa estancada. La defensa de los cuatro imputados está a cargo de un abogado vinculado a policías y narcotraficantes.
Por Martín Stoianovich
Corría mayo de 2014 cuando la noticia irrumpió la vida de la familia Talero, de la comunidad qom “Los Pumitas” en el barrio Empalme Graneros de Rosario. Cristian, de 22 años e hijo del dirigente qom Oscar Talero, fue hallado muerto en uno de los pasillos del barrio. Los primeros rumores hablaron de una patota que descargó toda su furia contra el joven, ocasionándole la muerte inmediata a raíz de los golpes recibidos. El paso de los días fue esclareciendo los entretejidos de un conflicto familiar que data de un largo tiempo y que desembocó en un asesinato. Sin embargo, la causa no parece avanzar y todo apunta a la poca celeridad de la Fiscalía para investigar. Detrás de esta historia, la policía vuelve a aparecer en escena y la defensa de la familia de la víctima duda de su participación.
El conflicto familiar que aparentemente podría estar vinculado al asesinato de Cristian Talero, es el que éste atravesaba con su esposa Nancy, madre de sus dos hijos. Algunos de los involucrados en el homicidio son familiares de esta mujer. En un principio, los rumores que corrían por los pasillos hablaron de algún grito que se oyó minutos antes de que se ejecutara la agresión. “Vayan y cáguenlo a palos”, habría dicho una mujer que por ahora no estaría identificada. En el barrio, los vecinos aseguran que la familia apuntada como responsable del hecho está involucrada en otros asesinatos y que “resuelven conflictos de manera muy violenta”.
Para la defensa de Talero, a cargo de la abogada Juliana Girolimo, es llamativo que ninguno de quienes hasta ahora están imputados en el hecho tenga antecedentes penales. Esto resulta curioso considerándose la característica de la familia agresora y conociéndose en el barrio la implicación de ésta en distintas detenciones policiales. Este aspecto, permite involucrar en el análisis al papel que juega la policía de la Subcomisaría 24º y la Comisaría 9º, que tienen jurisdicción en la zona. Sobre todo teniendo en cuenta el primer testimonio de Nancy, que fue la primera en alertar a la policía sobre la gravedad del hecho, que había pasado de una golpiza a la tragedia. Tal como relata el propio Oscar Talero a enREDando, Nancy habría asegurado que primero fue a la 24º y luego a la 9º, y en ninguna obtuvo respuesta inmediata. “Si sos de pueblo originario o de la villa la policía no te atiende”, explicaría después Talero.
Tiempo después del asesinato, Pablo Pintos, el fiscal que investiga la causa, solicitó a estas seccionales de la policía que se entreguen las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona donde fue hallado el cuerpo de Cristian. Primero, la negativa de la policía se basó en la inexistencia de cámaras. Pero en estos días, ante el retruque de un familiar que asegura que hay dos cámaras, se está esperando que se analicen y se responda si hay material que pueda servir. Girolimo cree que por los meses que pasaron desde el hecho, es muy probable que las cintas hayan sido borradas.
Lo concreto en la causa judicial es que hay cuatro imputados y todavía no hay un juez que se haga cargo. Los imputados fueron involucrados por la esposa de Cristian Talero, pero llama la atención que la mayoría sean menores de edad. “Hay otros mayores involucrados pero nadie quieren decir quiénes son”, analiza hoy la abogada. El miedo de los vecinos del barrio es el principal obstáculo que hoy se impone en la causa, e incluso influye en la carátula que hoy le cabe al hecho. Debido a los testimonios poco claros recolectados hasta ahora y la escasa claridad de los mismos, la causa está calificada como homicidio en riña, lo que da la posibilidad de que los agresores estén en libertad y tengan posibilidades de recibir penas muy bajas.
El paso esperado por la defensa de Talero es la aparición de un testimonio clave que pueda individualizar a los agresores para así ajustar la condena a la gravedad del hecho. Por lo pronto se está esperando que la querella presentada por la familia Talero, compuesta por Oscar y su compañera Graciela, sea aceptada en una audiencia ante el juez que tampoco está designado. “La causa no está avanzando, está resolviéndose con lo poco que hay y si se los juzga por homicidio en riña, además de las condenas bajas, va a quedar el relato diluido sin saber realmente qué pasó”, analiza Girolimo.
“El que habla también va a caer”
Es el grito que se escucha desde los pasillos, según cuenta Oscar Talero. Dicen estar en una situación complicada: ellos no se pueden acercar a la zona para hablar con los vecinos que pueden dar testimonios valiosos porque el conflicto continúa vigente. “A mi nieta de doce años la atacaron dos veces. La primera la amenazaron y la segunda le pegaron cuando estaba yendo a la escuela”, dice Talero haciendo referencia a una de las sobrinas de Cristian. “Te va a pasar como a tu tío”, amenazaron las chicas, jovencitas también, que la atacaron. “No sabemos qué protección tienen”, reflexiona el dirigente qom.
Estas amenazas están ligadas al estancamiento de la causa. “Cuando fue el hecho cayeron los medios de comunicación y por televisión varios vecinos hablaron. Pero después no declararon”, explica Girolimo. Ante este escenario, buscarán que el fiscal oficie a los canales de televisión que cubrieron el caso para que aporten los materiales registrados sobre el tema. Los testimonios recolectados hasta ahora no logran individualizar los implicados en la agresión. “Hay muchos testigos que tienen miedo, que no quieren hablar”, asegura la abogada a la vez que adelanta que se está en la búsqueda de una persona que puede dar el testimonio clave, aunque este probable testigo se haya mudado a los pocos días del hecho y su localización hoy esté complicada. “Está el Programa de Protección de Testigos, se les puede explicar que se ofrecen garantías si van a dar testimonios claves”, agrega Girolimo.
La situación por la que está pasando la familia Talero no les brinda demasiada esperanza. “Esta es la realidad, hay muy poca voluntad de que esta causa avance”, admite Oscar Talero y asegura que el fiscal Pintos no está actuando como esperan desde la familia del joven asesinado.
Mientras tanto, otro aspecto que alarma es la participación del abogado defensor de los imputados. Se trata de Germán Mahieu, conocido por haber encabezado la defensa de un cabo de la Policía Federal implicado en el narcotráfico y relacionado con David “Delfín” Zacarías. Mahieu también está ligado a la defensa de Milton César, el joven que fue acusado en distintas ocasiones por los crímenes de Claudio “Pájaro” Cantero y de Martín “Fantasma” Paz, todos nombres propios que conforman la crónica del narcotráfico rosarino. “El vínculo con el abogado probablemente no tenga nada que ver con la muerte de Cristian pero sí puede ser la punta de un ovillo que esconda muchas cosas”, aseguran desde el entorno de la familia Talero.
El peso de la militancia qom
Oscar Talero es referente de la militancia de la comunidad qom en Rosario. Son muchos quienes llegan desde el norte argentino para asentarse en la ciudad con la esperanza de ser recibidos cordialmente y poder ejercer el total de sus derechos como habitantes argentinos. “Todo cuesta, porque nosotros tratamos de arreglar nuestros problemas sin ponernos la camiseta de ningún partido. La lucha para nosotros está pesada”, admite Talero. Cuenta que la realidad es complicada porque es difícil hacerse lugar en la ciudad socialista sin codearse con el oficialismo. Quizás por este motivo las condiciones de vida de las comunidades indígenas no suelen ser las mejores.
Talero también resalta cómo es convivir con los “criollos”, tal como llaman desde la comunidad quienes no la integran. “Después del comienzo de la comunidad, trabajando organizados, logramos llevarnos bien. Viven en el mismo lugar y sufren lo mismo que nosotros. Cuando se entendió eso, se terminaron los problemas”, analiza el dirigente que hoy está a cargo del Centro Cultural Qadhuoté, donde se realiza labor social y cultural para todo el barrio.
El día a día para los Talero se va tornando complicado, porque la impunidad y la exclusión también están acechando a su familia. “Estamos golpeados, en la ruina”, dice Oscar, mientras cuenta que se está recuperando poco a poco del problema de salud que lo tuvo a maltraer hace un tiempo. “Si esto queda en la nada, nuestros hijos lo van a sufrir, porque los van a amenazar”, concluye atemorizado.