Reflexiones del último Encuentro Nacional de Mujeres
Recuperar trazos del “encuentro de mujeres” me lleva a dos de las posibles maneras de pensar al “tiempo”. “Cronos” aquella modalidad más conocida, los minutos, las horas, los días, los años… “Aion” aquel propio de las intensidades, esas que nos afectan, nos conmueven y requieren otros tiempos para pasar al registro de las palabras, pudiendo algunas enunciarse o volcarse sobre la hoja en blanco… El 29 Encuentro de Mujeres que se realizó en la ciudad de Salta tiene mucho de “aion” para mi…
Muchas, pero muchas mujeres, reunidas en una ciudad de nuestro país.
Mujeres que residen en distintas provincias, ciudades y comunas, algunas siendo parte de agrupaciones políticas partidarias, otras de organizaciones de mujeres que no responden a un partido político pero si poseen un posicionamiento político en lo que atañen a las mujeres, en grupos de amigas, familiares o solas, pero si convocadas a encontrarse con otras mujeres. Qué interesante resulta la producción de subjetividad para aquellas que participamos en el Encuentro Nacional de Mujeres que desde hace 29 años se lleva adelante; encuentros intergeneracionales de mujeres autoconvocadas, para compartir lo que les pasa, aquello que piensan, sienten, y hacen desde sus prácticas y experiencias cotidianas. Nos convocamos para reflexionar juntas, en relación a diferentes problemáticas que nos interpelan, nos inquietan, nos movilizan, nos interrogan, y nos afectan en nuestro modo de estar en el mundo.
Este año se realizaron 63 talleres sobre diferentes temáticas, un abanico tan vasto que abarcaba entre otras temáticas, la sexualidad, el aborto, la violencia, el rol en la pareja, la identidad, la familia, lo profesional-laboral. A su vez, cada uno de ellos habilitó más de un taller, que en simultáneo agrupaba un importante número de mujeres discutiendo y reflexionando sobre la problemática convocante. En cada uno de estos espacios se daba una participación basada en el respeto, donde la diferencia es un punto de partida pero desde un plano de igualdad, es decir, diversidad de opiniones, vivencias, sentimientos, pensamientos, no jerarquizados, sino poniendo de relieve la multiplicidad pero desde la horizontalidad.
Siempre me atrapó la potencia del feminismo, la expansión que logran un grupo de mujeres en la dimensión que sea: laboral, estudiantil, creativa, fraterna. Los intercambios en los talleres, la marcha recorriendo los barrios y el centro de la ciudad, la asamblea donde se elegía la próxima sede, no hacían más que manifestar la potencia de las mujeres allí reunidas, la potencia de lo que cada una es capaz junta a otras, la potencia de lo colectivo; esa que suma y enriquece la capacidad de percibir, sentir, pensar, hacer, habitar nuestro mundo, y las relaciones que componemos de un modo mas saludable para cada una y para todas.
Quería compartir una poesía que llego a mis manos de las manos de otra mujer, y que me acerca escenas acontecidas en la marcha durante aquel atardecer:
“Una poesía de ese que curan el alma” Por Bisi Adeleye-Fayemi (poeta africana)
Un día de esos caminaré con la cabeza en alto, mi espalda muy recta, mis pasos largos y decididos. Un día de estos, al empezar a caminar, mis caderas se ondularán de izquierda a derecha, sin un solo pensamiento sobre celulitis. Mis senos tendrán una dosis de cordura, y desobedecerán la ley de gravedad. Llevaré un bolso grande, lleno de todo cuanto necesite, para trabajar, para jugar y lucir bien, es decir, todo excepto dinero…. Pero a quien le importa?….
Porque ese buen día, no estaré sola, caminaré con otras a quienes no le importa ser talla cuatro, catorce o cuarenta; tener dieciocho, ochenta, u ochenta y nueve años. Otras a quienes no les perturba la diferencia entre Somalía y Somaliland; ni la distancia entre Cabo Verde y Ciudad del Cabo. Pero ellas saben de sueños y visiones. Saben de esperanzas y aspiraciones. Saben que si trabajas lo suficiente, si piensas en grande, si sueñas grandes sueños, y vivis lo suficiente, los sueños se hacen realidad, y las visiones cobran vida, y no tenemos que morir antes de ir al paraíso.
Ese buen día caminaré, con las caderas ondulantes. Mi cuerpo respondiendo a la cálida caricia del sol, y aún si hubiera frío, el gozo que sentiré adentro me mantendrá tibia. Caminaré libre de todos los símbolos y mitos que me dicen que soy menos que lo que soy. Esas con quienes caminaré sabrán lo que siento, andaremos por un sendero que hemos pavimentado juntas, y que finalmente nos lleva a donde queremos ir. Cuánto disfrutaré mis pasos, en ese buen día con todas mis hermanas, y los hermanos que quieran unirse a nosotras…..
Laura, desde la ciudad de Rosario
1 comentario
Laurita, siempre con tu pasión-emoción, con tu poesía y con tu ganas de más. Gracias por llevarme pa Salta por un ratito. Abrazote!
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