Franco Casco continúa desaparecido
Van casi veinte días sin que nadie sepa nada del joven que desapareció en Rosario luego de haber estado detenido en la Comisaría 7ª. La madre del chico ya apunta a la policía, y de la mano con organizaciones sociales insisten en su urgente aparición.
Por Martín Stoianovich
Van a pasar veinte días de la última vez que un familiar vio a Franco Ezequiel Casco. El joven, de veinte años, llegó a Rosario a principios de octubre, proveniente de la localidad de Florencio Varela del Gran Buenos Aires. Había dejado a su hijo de tres años, sus hermanos y sus padres para pasar unos días de visita en lo de un tío que vive en el barrio rosarino de Empalme Graneros. El día en que lo esperaban de vuelta en su ciudad natal, Franco no llegó. A los pocos días se enteraron que había estado detenido en la Comisaría 7ª de Rosario, desde donde las autoridades aseguran que lo liberaron a las 22.30 del 7 de octubre. Pero a partir de ese momento no se supo nada más de él. “Yo no creo en la policía”, dice Elsa Godoy, su madre, quien lo busca desde un primer momento.
Si bien Franco ya lleva desaparecido varios días, recién en la última semana el caso comenzó a tener trascendencia a nivel mediático e incluso a nivel estatal. Después de que interviniera la Secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe, se pudo solicitar a la Comisaría 20, seccional donde el padre de Franco había denunciado la desaparición, que habilitara el informe de la denuncia. También llegó a la justicia, y ya se está ocupando de la investigación del caso el fiscal Leandro Trangoni. “El fiscal dice que todavía no tiene noticia de nada”, explicó Elsa en una rueda de prensa realizada en el patio delantero del comedor del padre Edgardo Montaldo en el barrio Ludueña, barrio donde hoy Elsa está parando en casa de una tía, junto a otros familiares. Según lo que se pudo averiguar desde enREDando a través de la Fiscalía Regional, Trangoni dispuso una serie de medidas de investigación que por ahora no van a trascender. Hasta el momento sólo se pudo tomar el testimonio de los oficiales de la Comisaría 7ª y se solicitaron las imágenes de las cámaras de seguridad del lugar. “Se está investigando con celeridad”, aseguran.
En un primer encuentro con enREDando, Elsa prefería no sacar conclusiones apresuradas y se limitaba a pensar en dónde podría encontrar a su hijo. Por ese motivo estuvo durante más de dos semanas buscándolo por hospitales, morgues y distintos lugares de la ciudad a donde la enviaban los oficiales de la 7ª. “Me mandaban a lugares que yo no conocía mientras que ellos tenían que haberlo buscado”, razona por estos días Elsa. Ahora, ya no cree en la policía. Y tiene cómo justificar su desconfianza: no le dejaron ver el cuaderno donde supuestamente su hijo había firmado la liberación, y al padre le dijeron que había sido detenido el lunes mientras que a Elsa le dijeron que fue el martes 7. “El policía dudaba cuando me contaba las cosas, estuve una hora esperando en la Comisaría”, recuerda Elsa. Otro detalle que le llama la atención al entorno de Franco, es que fueron despegadas las fotos del joven que habían sido fijadas en los alrededores de la Comisaría 7ª.
Según los oficiales de la seccional en la que Franco estuvo detenido, el procedimiento se dio porque el joven se encontraba haciendo disturbios en la vía pública. Eran las 13.30, Franco se encontraría a media cuadra de la dependencia y según Elsa lo detuvieron por desacato. “Estaba como drogado, intentó tirar piedras, agredió al subcomisario y le rompió la camisa”, cuenta Elsa que argumentaron desde la 7ª. Con el correr de los días, la señora le da lugar a la hipótesis de que a raíz de ese supuesto comportamiento de Franco, la policía haya actuado violentamente. “Yo sé que pasó algo ahí”, asevera hoy a la vez que afirma que ya no quiere ir más a esa seccional.
Elsa cree que su hijo podría haber intentado acercarse a la dependencia policial en cuestión para denunciar un probable robo. Sostiene esto porque desde la 7ª le dijeron que su hijo estaba sin ninguna pertenencia, mientras su tío asegura que salió de su casa con todo su equipaje listo para volver a Buenos Aires. A la vez, le parece raro que lo hayan liberado sin posesión de documento de identidad o que haya podido dar los datos de su domicilio en Buenos Aires a la perfección si es que estaba en semejante estado de inconsciencia como relatan desde la policía. Elsa sospecha de todo lo que dijeron en la comisaría, incluso de que lo hayan liberado. “Yo sé que mi hijo estuvo todo el tiempo ahí mientras yo iba a buscarlo”, asegura.
La familia Casco vive en Buenos Aires hace más de veinte años, y Franco no conocía la ciudad. Sus padres sí, y si bien tienen familiares, hacía mucho tiempo que no visitaban Rosario. En estos días, Elsa está parando en barrio Ludueña junto a una de sus hijas en la casa de una tía de la familia. Tampoco están solos, porque las organizaciones sociales del barrio se acercaron a acompañar. Elsa se hizo conocer en la movilización realizada en la plaza Pocho Lepratti el lunes pasado en homenaje al joven Gabriel Aguirre asesinado en octubre del 2013. Allí charló con enREDando y se presentó ante distintas organizaciones sociales. Hoy, la Comisión Barrial de Ludueña, consolidada a través del último Carnaval-Cumple de Pocho, está acompañando a la familia Casco en la desesperada búsqueda de Franco. De la Comisión Barrial participan integrantes del Bodegón Cultural Casa de Pocho, de Tierra de Alguien y de la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud. Comprenden que acompañar a Elsa y su familia en este momento, es parte de la construcción colectiva que proponen en el barrio para una ciudad en la que no haya “ni un pibe menos”.
1 comentario
Digo yo, si lo dejaron en libertad, no tendria que haber firmado el muchacho la notificación de la policía de que lo liberaban? Si eso no está como algo obligatorio a hacer debería por ley exigirse. Porque así, como muchas veces la policia lo «liberan» cuando en realidad lo pueden haber tirado por ahi porque se les murió o lo mataron. Y las cosas tienen que quedar muy claras. lo liberan, que firme, incluso que pueda llamar a alguien para que lo vayan a recoger. No sé. Tiene que quedar muy claro, si no, es lo de siempre, es la palabra de ellos. «Lo liberamos». Mirá qué bien. Y porqué tengo que creerles?
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