Un silencio que sigue gritando
Ana Braghieri es la madre de Clemente Arona. Hace quince años, en septiembre de 1999, Clemente fue asesinado por efectivos de la policía provincial. Su caso, emblemático, supo revelar que el gatillo fácil en ocasiones se disfraza de automóvil, de tortura en comisarías, de empujón a un río. Desde aquel septiembre, quince años atrás, Ana marcha por las calles de Venado Tuerto. La misma ciudad que recoge las marcas del terrorismo de Estado; y que ha escrito parte de la crónica roja regional a partir de figuras como las del ex-obispo Mario Picchi, el desaparecido Banco Integrado Departamental o los publicitados procedimientos antinarcos. Desde esa ciudad atravesada por olvidos y resistencias que el próximo 28 de septiembre recordó, una vez más, el asesinato y la impunidad, Ana Braghieri dice: «yo no reclamo justicia. Yo denuncio la falta de justicia».
Por Jorge Cadús (Publicado en Bloque Prensa Regional)
EL ASESINATO DE CLEMENTE
El 8 de septiembre de 1999, Clemente Arona regresaba a su casa en una motocicleta.
Fue perseguido por un patrullero del Comando Radioeléctrico de su ciudad, Venado Tuerto.
El auto, conducido por el agente de la policía provincial, Roberto José Mandelli, lo embistió, lo arrastró a lo largo de 90 metros, y lo dejó herido de muerte.
Así lo registra el informe «Víctimas de gatillo fácil en la Provincia de Santa Fe», realizado y editado por el Foro Memoria y Sociedad a principios del año 2001: «El agente Mandelli perseguía a la víctima en un móvil del Comando Radioeléctrico, por una supuesta infracción de tránsito que habría cometido el joven con su motocicleta, en una ruta de la región. A una velocidad de 120 km -según pericias oficiales- embistió a Arona quien falleció en el Hospital de Emergencia de Rosario después de una agonía de 15 días. El jefe del Comando Radioeléctrico, comisario Carlos Moscardo, fue relevado de su cargo y se inició una causa por homicidio».
Para esos días, gobernaba la provincia de Santa Fe Jorge Obeid; y el Secretario de Seguridad Pública provincial era José Bernhardt, un hombre denunciado por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar.
El periodista Horacio Dotti -que investigó el caso desde sus comienzos- certificó que la muerte del joven «fue una ejecución en la vía pública. En lugar de usar un arma, un revólver, un cuchillo, se utilizó un patrullero».
Diez años después, la causa fue cerrada por prescripción. Los efectivos que ocupaban el «móvil» policial siguen prestando servicios en la fuerza santafesina. El abogado Juan Alberto Vidal, representante legal del asesino de Clemente Arona, -otro hombre relacionado con el terrorismo de estado en nuestra región- es el actual Secretario de Obras Públicas del municipio venadense.
Y Ana Braghieri, madre de Clemente, sigue marchando, cada viernes y cada septiembre, por las calles de Venado Tuerto, con la foto de su hijo.
UN CASO EMBLEMÁTICO
«El asesinato de mi hijo es un eslabón más en esta larga cadena de secuelas de la dictadura, que nunca dejó de tener injerencia. El aparato represivo jamás fue desmantelado», dice Ana Braghieri.
Y la década del 90 fue particularmente brutal con los pibes santafesinos.
En diciembre del año 2000, la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) dio a conocer un informe sobre casos considerados de gatillo fácil que reúne los hechos desde 1983 al 2000. El documento señalaba que Santa Fe es la provincia que «registra el índice más alto de episodios de gatillo fácil en el país en cuanto a proporción de casos respecto a cantidad de habitantes»; y al mismo tiempo «es la segunda en el número de casos registrados», superada sólo por Buenos Aires.
Allí las cifras de la represión: 105 casos de gatillo fácil en los años que van desde la recuperación democrática a fines de milenio en la provincia; 19 casos de gatillo fácil por cada millón de habitantes.
«El promedio de edad de las víctimas -remarcaba el informe- es de 17 años y en su enorme mayoría pertenecían a los sectores más desprotegidos en lo social y económico».
Y la abrumadora mayoría de los asesinatos no recibió ninguna sanción judicial: «sólo un 13% de los casos registra condenas», consignaba aquel informe de la Correpi, un mapa de la represión sobre los pibes en la década del 90.
LA PRESCRIPCIÓN DE LA CAUSA
El 11 de diciembre del 2006, la Sala 1 de la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Rosario dictó el sobreseimiento de Roberto Mandelli «por prescripción de la acción penal».
El fallo no habla de la inocencia de Mandelli. El policía quedó en libertad porque así lo determinan los tiempos procesales de la justicia santafesina, esa modelada en las décadas del 80 y 90 a imagen y semejanza del mismo estado que asesinó a Clemente Arona. La causa incluyó tres debates para determinar juez competente, dilaciones y retardos que consumieron cuatro años, la exhumación del cuerpo del joven, y hasta causas paralelas por falso testimonio.
En forma paralela, el representante legal de la provincia de Santa Fe, Carlos Aimo, sostuvo en la causa que Mandelli, «en cumplimiento de su deber de funcionario cometió un exceso en forma imprudente». Aimo señaló que los familiares de la víctima buscaban «saciar la natural sed de venganza», y llegó a reprochar a los padres del joven asesinado «la existencia de algún cargo de conciencia por no haberlo educado como se debía, o por no haberle dado el amor y el lugar que todo hijo merece».
Tanto Roberto Mandelli -domiciliado hoy en la ciudad de Casilda- como los agentes Correa y Gómez, que lo acompañaban en el móvil el día de la muerte de Arona, siguieron prestando funciones en la policía provincial, cumpliendo «tareas administrativas».
El abogado Juan Alberto Vidal, que representó legalmente a Mandelli, es el actual Secretario de Obras Públicas municipal en la gestión de José Luis Freyre. Tal y como lo denunció el Movimiento Amplio de Izquierda (MAIz) en julio de este año, Vidal «colaboró como civil con la dictadura genocida comandada por el Vicealmirante Desimoni. Asumió como Interventor Comunal en la ciudad Villa Cañas en 1976, juramento que mantuvo hasta el año 1981 cuando por sus ‘leales y eficaces’ servicios fue premiado con un ascenso para desempeñar funciones a nivel provincial».
Al momento de representar al policía, Vidal ocupaba el cargo de Secretario de Gobierno de la ciudad, y «explicitaba con su proceder el ‘interés político’ del círculo íntimo del intendente Scott en defender la hipótesis de ‘accidente’; y licuar la responsabilidad criminal del proceder policial».
LUCHA ABIERTA
El domingo 28 de septiembre Clemente fue recordado en la Plaza San Martín, de su ciudad, con un acto público y un radio abierta.
«Septiembre, mes aniversario de la muerte sinrazón», repitió-una vez más, un septiembre más- la convocatoria al acto.
Se cumplieron 15 años del asesinato. 15 años de impunidad.
«Ni perdón ni olvido. Justicia para todos», reclaman los familiares y amigos de Clemente.
En diálogo con este medio, Ana Braghieri explica que «cuando la policía mata, mata el Estado. Entonces, no conservamos ninguna esperanza de que el Estado se va a juzgar y castigar a sí mismo».
Sin embargo, Ana cuenta que «mis esperanzas se han visto satisfechas en el aspecto del reconocimiento a esta lucha, que tiene este fruto de que nadie dude hoy de que la muerte de Clemente Arona fue un asesinato. Nadie pone en duda siquiera el accionar judicial: todos saben que el accionar judicial fue escabrosamente impúdico. Y eso fue posible porque el caso de Clemente, nosotros lo trasladamos a la lucha popular, en forma paralela a la lucha judicial. Ahora la lucha judicial terminó, porque la causa ha prescripto, pero la lucha popular sigue. En este momento nadie, ningún periodista de ningún medio se refiere al caso como accidente. Es un asesinato».
Dice también Ana que «el asesinato de Clemente Arona atraviesa toda la provincia. En todos lados está bien claro, pudimos trasladar las certezas que nosotros tenemos a la gente, por medio de esta lucha».
Y reafirma una identidad de batalla y compromiso: «todos los viernes marchamos por las calles de Venado Tuerto. Marchas de silencio, pero un silencio que grita muy fuerte, grita muy fuerte… un silencio que retumba en las paredes de Venado Tuerto».
**//**
Imagen: Video documental «El asesinato de Clemente Arona».