Programa de Medicina Tradicional y Natural
¿Todavía es posible concebir que “salud” es sólo la ausencia de enfermedad? Abordarla en términos integrales, entrelazando lo físico y lo emocional, sin dudas conlleva un cambio de paradigma del sistema médico moderno. El Programa de Medicina Tradicional y Natural nació al calor de experiencias barriales con plantas medicinales, hoy funciona dentro de la salud pública, abriendo un camino inédito hacia un abordaje holístico de la salud. enREDando conversó con Guillermo Ezcurra, médico generalista, acupuntor y referente del Programa.
Por Vivi Benito
Una señora se abanica la cara con una revista doblada al medio. A su lado dos chicas pasan el tiempo sumergidas en el chat del celular. Más atrás un viejito hace un gesto de alivio cuando logra que le acerquen una silla. La cola es interminable. Ya varios optaron por sentarse en el suelo.
Pegado con cinta, en la puerta un cartel pide paciencia porque el sistema informático de nuevo anda lento. Gracias por avisar. Tengo 46 números delante del mío, y llevo tres meses en los laberintos de Iapos con este mismo trámite, el cual debiera terminar en el reconocimiento por parte de la obra social de una prestación ya vigente por la ley nacional de discapacidad.
¿Donde va a parar todo ese agotamiento y violencia simbólica? Usted padece. Usted es. Usted no sabe. Usted no puede. ¿Qué tipo de respuestas ofrece la medicina moderna al abordaje integral de la salud?
Guillermo Ezcurra habla pausado, hila cada pensamiento con serenidad. Lleva 20 años de trabajo en la salud pública, en su transitar por centros de salud y hospitales también se fue haciendo preguntas que trascienden los alcances de los saberes hegemónicos y de la medicina occidental. Esas búsquedas lo llevaron a profundizar en los abordajes de la medicina china. Guillermo hoy es médico generalista, acupuntor e integrante del Programa de Medicina Alternativa y Tradicional.
“No reniego de ser médico, soy un agradecido de lo que me brindó la facultad de Medicina, busqué otras cosas porque las respuestas que daba el sistema médico moderno me resultaban insuficientes. Vivimos en una sociedad como de todo o nada, de mucho enfrentamiento. El desafío es romper los enfrentamientos y armonizar, integrar. Dejar de ver en blancos y negros. Somos parte de los procesos y las cosas se dan en la complementariedad”, nos dice, desde una mirada amplia donde se integran el universo físico y emocional, las relaciones interpersonales y con la naturaleza.
Guillermo hace referencia a las medicinas tradicionales y naturales, a las que sugiere no calificar como “alternativas”, justamente porque esa adjetivación reduce las posibilidades de este abordaje amplio y holístico: “No se trata de ir por este camino o por el otro. No es A ó B, sino A + B, es un complemento. Tomo de esto lo que me sirve y de lo otro también, construyendo con todo lo que tengo alrededor”.
Desde 2007 en Rosario existe un Programa -creado a través de la ordenanza Nº 8.155– que promueve la formación y atención en salud desde una perspectiva holística, incluyendo los saberes de la Medicina Tradicional China, Ayurvédica, Indígena y la fitoterapia (utilización de plantas medicinales). Entre las referencias citadas en los fundamentos se encuentran normativas y políticas públicas de salud vigentes en Cuba, Nicaragua, Colombia, Venezuela, Bolivia, México, Guatemala, Chile y Perú entre otros países.
El Programa de Medicina Alternativa y Tradicional, dependiente de la Secretaría de Salud municipal, ofrece un conjunto de opciones de tratamiento en los procesos de curación. “Curiosamente la ordenanza que hoy tenemos no salió del seno de la Secretaría de Salud, sino de un grupo de vecinos que llevan la inquietud a la Comisión de Salud del Concejo, ellos redactan ese proyecto para que se aplique, se capacite y se le de la posibilidad a la población de hacerse atender con medicinas tradicionales y naturales reconocidas por la Organización Mundial de la Salud”, observa Guillermo.
20 años de intenso recorrido
“El camino se fue haciendo con altos y bajos, las crisis sociales y económicas de fines de los 90 hicieron que el uso de las plantas medicinales se establezca más que por una cuestión ideológica o de conciencia ambiental, por una necesidad económica. En ese momento también había faltantes concretos de medicamentos en los Centros de Salud. Fue una experiencia riquísima la de salir del consultorio con el paciente a ver las plantas, reconocerlas en el jardin. Es otra cosa, el contacto con la tierra y el vínculo con el paciente, se horizontliza mucho más la relación”, dice Guillermo, desde un lugar sumamente novedoso para la medicina occidental.
La experiencia de trabajo en el Centro de Salud El Gaucho (Avellaneda al 5600) fue para Ezcurra el hito de inicio de las terapias naturales en el ámbito de la salud pública. En 1994, al hacer allí su trabajo como residente de Medicina General, se encontró con Marcelo Sauro que venía trabajando en nutrición saludable y con el uso de plantas medicinales. “Hasta ahí yo venía en un trabajo en lo personal sólo en el yoga por un problema físico y empezando a compartirlo con pacientes. De la experiencia en El Gaucho participó gente del Taller Ecologista, del Inta, haciendo huerta en el patio del Centro con vecinos del barrio. Incluso después otros residentes decidían hacer una pasantía ahí para ver qué pasaba y aprender sobre el uso terapéutico de las plantas medicinales”, recuerda.
Más tarde esas prácticas tuvieron eco en otros Centros de salud generando vínculos sociales, vecinales, gran interés para trabajar en espacios de huerta y en el aprendizaje de todo un universo de posibilidades saludables y terapéuticas. La OMS incluye dentro de la Medicina Tradicional “un conjunto de prácticas, enfoques, conocimientos y creencias sanitarias diversas que incorporan medicinas de origen animal, mineral y otras provenientes de plantas, así como terapias espirituales, técnicas manuales o ejercicios que aporten a mantener el bienestar del individuo y también para tratar, diagnosticar y prevenir enfermedades”.
Alcances del Programa
Actualmente seis médicos integran el Programa, el cual recién ahora -después de siete años de su creación formal- logró tener una oficina fija para poder funcionar, en el hospital Carrasco. El trabajo está focalizado principalmente en la formación de trabajadores de la salud pública municipal o provincial, ya sean psicólogos, administrativos, enfermeros, etc.
Los cursos se dictan en el Carrasco, duran tres meses y se ofrecen tres veces por año, con un cursado semanal. Los módulos del programa son: Medicina Tradicional China, Medicina Ayurvédica (hindú) y Plantas Medicinales, incluyendo Seminarios integrativos, espacios para el intercambio de las experiencias surgidas en las prácticas profesionales. “Para alguien que lleva más de 20 años de trabajar de una manera determinada, esto es como una bocanada de aire fresco, poder empezar a ver y pensar al paciente desde otro lado, y a verse a sí mismo de otra manera. Estamos abocados fundamentalmente a la capacitación, nos interesa que quien se capacite lo vuelque en la salud pública, no que se lo lleve a su gabinete en el spa”, señala Guillermo, a cargo del módulo Medicina Tradicional China.
Además de la formación, desde el Programa se ofrece atención clínica en el hospital Roque Sáenz Peña a partir de derivaciones de otros médicos del hospital, priorizando a pacientes con dolores crónicos y cuidados paliativos. También, en el patio del Sáenz Peña los miércoles se dan clases de Tai Chi, que son abiertas la comunidad. “La participación de la gente es bastante irregular, entiendo que todavía hay una falta de conciencia de la población sobre el autocuidado de la salud, el desafío es generar conciencia en medidas de autocuidado, tanto los trabajadores de la salud como la población. Aún estamos muy focalizados en la enfermedad y dedicamos poco tiempo de nuestra vida en medidas de autocuidado, prepararnos determinado tipo de alimentos, hacer actividad física, cuidar la calidad del descanso. Esa es la base del cuidado de la salud”, analiza Guillermo.
Herramientas para el autocuidado
“Generalmente el eje está puesto en la enfermedad, hay una convención también en los sistemas médicos, los profesionales y la población. La gente deposita demasiado el cuidado de la salud en manos de un profesional, ese también es un tema a rever. La dependencia siempre es más fácil. ¿Quien practica gimnasia todos los días? No es cuestión de tiempos, media hora todos nos podemos hacer, para la respiración consciente, para hacer ejercicios”, nos dice, abriendo paso a las preguntas sobre nuestras propias formas de vida.
El Programa de Medicina Alternativa y Tradicional a su vez está en permanente articulación con las áreas de Economía Solidaria y de Agricultura Urbana, ya que en ambos hospitales funcionan huertas demostrativas. Al repasar estos veinte años de camino andado, Guillermo habla de procesos lentos y con altibajos, donde cada tanto emergen necesarios “fueguitos”, que alientan a seguir caminando. “Ver en retrospectiva, vernos constituidos como Programa, con todo el aval institucional al menos en los papeles, está buenísimo porque le da otra solidez. Si el próximo secretario de salud no está de acuerdo o no cree en esto, no estamos dependiendo de lo que piense una persona. Es alentador a pesar de todas las dificultades y de los complejos contextos sociales”, analiza Guillermo Ezcurra, invitándonos a pensar en la salud desde una perspectiva integral y de reciprocidad, donde todos somos partícipes de nuestro bienestar.
“La medicina china intenta entender a la persona en el contexto actual, en su relación con la naturaleza, con los otros, dándole mucha relevancia al plano emocional, como causante de desequilibrios en el plano interno. La medicina china nos da herramientas para la lectura de un paisaje desarmónico en una persona donde se alteró el bienestar, herramientas de cuidado para empoderar a cada persona, que puede y debe empezar a hacerse cargo, como un gestor de su propia salud. Es este el camino más largo, el de toda la vida”.