Ante los ojos que lo vieron todo
Los familiares del chico muerto en una golpiza en marzo pasado, marcharon al barrio donde se produjo el hecho junto a organizaciones sociales, políticas y organismos de Derechos Humanos. Piden por la intervención de los vecinos, para que aporten sus testimonios a la causa.
Por Martín Stoianovich
La intersección de Marcos Paz y Liniers, en el barrio Azcuénaga de la zona oeste de la ciudad, volvió a ser la sede de un hecho masivo. El primero fue aquel fatídico 22 de marzo del corriente año, día en que un número cercano a las cincuenta personas participó del brutal asesinato de un joven de 18 años al que acusaban de ladrón. El segundo fue cinco meses después, en la misma esquina pero con distintos protagonistas y otro objetivo: seguir profundizando el pedido de justicia. Las diferencias del paisaje, esta vez, fueron muchas. Las viviendas permanecían con sus persianas bajas, las ventanas cerradas, y algunos pocos vecinos de a ratos se asomaban para ver lo que pasaba. Los rostros de los presentes denotaban el profundo y perdurable dolor de la pérdida, lejos de parecerse a la conformidad con la que actuaron las decenas de personas que aquella tarde de incipiente otoño decidieron quitarle la vida a David Moreira.
Para el grueso de la sociedad, David Moreira, joven trabajador de la construcción y proveniente del marginado barrio Empalme Graneros, es un “linchado” y su condición social no permite que sea incluido en la lista de víctimas de la llamada “inseguridad”. Tampoco él ni su familia son sujetos de derechos, ni en vida, ni luego de la muerte del chico. Por eso su nombre no aparece en las pancartas de las movilizaciones impulsadas por miles de personas reclamando políticas estrictas y tolerancia cero, como la que se realizó a mediados de este mes en el Monumento a la Bandera de la ciudad de Rosario. Por eso su nombre sólo aparece en los reclamos menos televisados y en las pancartas que junto a una foto de su rostro rezan que “Ningún pibe nace chorro”.
Organismos de Derechos Humanos, junto a organizaciones sociales, agrupaciones políticas, y los propios familiares y amigos de David, se acercaron a la esquina de Marcos Paz y Liniers con el fin de continuar reclamando la efectividad de una justicia que a cinco meses del hecho sólo puede manejarse por conjeturas. El abogado de la familia Moreira, Norberto Olivares, asegura que este tipo de intervención puede servir para movilizar a aquellos vecinos que vieron quiénes son los asesinos de David. “Ojalá esto impacte y haya un corazón que vaya al Tribunal y aporte los datos. Reconocemos que no todos los vecinos del barrio justifican este asesinato”, sinceró a enREDando el letrado.
Hacer presencia en el escenario en que David fue asesinado significa un desafío para todo el entorno vinculado a los familiares de la víctima. “No puede quedar este lugar como el de un asesinato salvaje y cobarde, sino que hay que transformarlo en un lugar de reclamo, justicia y lucha contra la impunidad”, explicó Olivares. Además resaltó que es de suma importancia la intervención de los vecinos que en los momentos del hecho alertaron vía telefónica al 911, o de aquellos que vieron o cuentan con algún dato que pudiera aportar a la causa judicial. De esta forma fue como se pudo llegar a la sospecha de que varios de los participantes del asesinato de David, forman parte de un grupo de hinchas de Rosario Central que se concentran en un club ubicado en la misma cuadra del hecho.
A raíz de estas puntas, la causa hoy cuenta con cuatro sospechosos identificados, que tendrían entre 22 y 30 años. “La causa está con una línea de conjeturas, el fiscal tiene indicios pero quiere tener pruebas”, sostuvo Olivares en relación a la falta de certezas que atraviesa al aparato judicial. “Es razonable, pero no pensamos estar cinco meses más esperando resultados efectivos, porque ya pasaron cinco meses y nosotros no podemos transformarnos en detectives privados”, aseveró el abogado.
Mientras tanto, la familia de David sigue buscando en las organizaciones sociales y organismos de Derechos Humanos el apoyo para continuar en la búsqueda de su objetivo que no es otro que lograr el efectivo cumplimiento de las leyes que rellenan las páginas de la Constitución Nacional. A saber, en su artículo 18 se establece la prohibición de las penas sin juicio previo, de la pena de muerte y todo tipo de tormentos a cualquier ciudadano, como así también el Código Penal de la Nación Argentina procura condenar las agresiones físicas que devienen en muerte. “El dolor no se acaba, sigue cada vez más al ver a sus hermanitos, a su mamá, a su papá. Les pido a la gente del barrio que por favor hable, porque David no era delincuente, era un chico bueno, criado en la pobreza pero con mucho amor. Pido que no haya más impunidad, por favor hablen”, insistió en el acto la tía del joven.
1 comentario
La justicia no es símil cuando la piel es oscura o se es un empobrecido o se es blanco en un barrio pobre. Los oscuros fachos que trabajan paro los blancos se reclutan en los barrios pobre. Los fachos se empecinan en perseguir en patota porque ellos son la raza superior del espanto.
Mientras en los escritorios, relucientes hombres de negro dirigen el miedo, como control social y los expanden.
NINGÚN PIBE NACE CHORRO.
Comentarios no permitidos.