El 4 y 5 de diciembre del 2013 se desarrolló en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, Argentina el encuentro denominado: Ley de semillas, ¿qué opina cada sector?, organizada por ArgenÉtica. El día 22 de mayo de 2014 tuvo lugar la presentación del libro que se realizó como resultado de estas jornadas. Compartimos la exposición de Carlos A. Vicente de GRAIN en el panel “Panorama Internacional”.
Fuente: Agencia Biodiversidalda
Si bien éste no es un ámbito de debate sobre leyes de semillas decisorio, creemos que es importante que se abra el espacio y ojalá se debata de verdad la ley de semillas. Estamos debatiendo una ley que los que la conocemos, la conocemos clandestinamente, nadie nos la acercó ni la hizo pública y esto ya es una falla.
El otro problema tiene que ver con un primer punto, no se puede hablar de la ley de semillas sin hablar del contexto de negocio y avance del agronegocio en el mundo. El uso de semillas agrícolas comienza en el momento en que se empieza a implantar la agricultura en el mundo. Tuvimos 10 mil años de agricultura sin ningún tipo de derechos de obtentor, de creación de diversidad, de compartir semillas que hoy alimentan al mundo. Una semilla como la del maíz fue creada por los pueblos originarios y hace nada más que 50 años se empezó a implementar esta cuestión de los derechos del obtentor.
Lo primero que yo quiero plantear es que no se puede ver fuera del contexto del avance del agronegocio. Segundo, éste es un debate político y no podemos evitarlo para saber qué modelo de país queremos. No se puede evitar hablar de corporaciones en un país en el que se viene debatiendo sobre su poder y la necesidad de democratizar la sociedad. Imagínense ustedes si no debemos debatir sobre el poder de una corporación que controla el 90% de los transgénicos en el mundo, que tiene casi 21 millones de hectáreas sembradas en la Argentina de un cultivo que se fumiga con 360 millones de litros de agrotóxicos a pesar de que AAPRESID siga diciendo que se usa cada vez menos; que perdemos 60 toneladas de suelo por hectárea, por año, a pesar de que AAPRESID habla de la sustentabilidad.
Entonces creo que es un debate político pero a la vez es un debate que hay que dar técnicamente, de una manera seria, y realmente lo único que escuchamos cada vez que los promotores de este modelo hablan, es propaganda burda y barata que no responde a los datos que el mismo INTA tiene publicados y que muestran cuál es la realidad de nuestro territorio en cuanto al extractivismo de minerales, del agua y la destrucción directa de los suelos, que son los más ricos del planeta. Pero además de ese debate técnico también pensar en esto y acá hay alguien de la FAO que no me va a dejar mentir; la FAO viene diciendo hace años que el problema de la alimentación no es un problema de cantidad porque hoy tenemos alimentos para los 7 mil millones que somos y para los 9 mil que vamos a ser dentro de 40 años.
Cuando desde las autoridades oficiales o desde las empresas se dice ‘necesitamos producir más’ se está mintiendo. Como dijo Diego Montón, el 40% de los alimentos se tira, están mal distribuidos y eso es enfocar el problema real y no el problema de quienes están haciendo un gran negocio con nuestros alimentos. Hay una necesidad muy importante de ponerle un punto de vista de realidad y de seriedad científica a lo que estamos tratando de abordar porque cuando se habla de que los agrotóxicos se usan menos, es mentira, y que los que se usan son cada vez menos tóxicos: ¿qué me dicen del doctor Andrés Carrasco y de sus estudios de hace 3 años publicados en la revista científica más prestigiosa del mundo diciendo que el glifosato es tóxico en embriones de anfibios?
Su conclusión es que por lo tanto puede ser tóxico para los embriones de humanos. ¿Qué me dicen de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario que sale a hacer campamentos sanitarios en todos los pequeños pueblos de Santa Fe y verifica que en las zonas más cercanas a las fumigaciones cada vez más casos de nacimientos con malformaciones, de abortos. Estamos hablando de datos serios que no responden a ningún interés corporativo, datos como los de la FAO; simplemente planteo que la principal causa contemporánea de pérdida de biodiversidad genética ha sido la generalización de la agricultura comercial moderna. Esto es dato del informe sobre los recursos fitogenéticos de la FAO de 1996. Durante el siglo XX perdimos el 75% de la diversidad agrícola mundial a causa de la agricultura industrial. Éstos son datos de la FAO que demuestran que estamos liquidando los recursos que tenemos en el planeta, nos estamos quedando sin semillas, sin tierra, sin biodiversidad. Estamos destruyendo el clima porque hemos hecho estudios en GRAIN que demuestran que 50% de los gases con efecto de invernadero se deben a toda la cadena de producción de la agricultura industrial. Nos estamos quedando sin planeta a la vez que hay cada vez más hambre a causa de este modelo. Quien quiera oír, que oiga ¿no?
Los derechos de propiedad intelectual de las semillas son uno de los pilares en que se apoya el agronegocio para el control de los sistemas alimentarios. Cito también este informe que tampoco es de una ONG, es del relator de las Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, Olivier de Schutter. En un informe que envía a la asamblea de las Naciones Unidas plantea que frente a los derechos de propiedad intelectual lo más importante es encontrar un marco de derechos humanos que podría ayudar a los Estados a hacer frente a los problemas que se plantean.
Y esto significa simplemente priorizar y atender el bien común, y no el bien de las corporaciones que están detrás de estos derechos. En un país donde venimos de un largo proceso de lucha por los derechos humanos, nosotros sentimos que defender la semilla, defender una agricultura que alimente a la gente, es parte de los desafíos hacia el futuro. Y sin duda, la persona que hablaba de AAPRESID decía que no se sentía un asesino.
Para muchos el agronegocio está produciendo un ecocidio y un genocidio a nivel mundial, esto lo están viviendo millones de personas. Nosotros desde GRAIN, en nuestro trabajo que es básicamente estar junto a las organizaciones campesinas para defender sistemas alimentarios en función de la soberanía y alimentación de los pueblos, venimos trabajando desde hace años en los análisis de las leyes de semillas que son básicamente una pata más de la estrategia corporativa para manejar las semillas, porque obviamente el que maneja las semillas, maneja la agricultura, y a su vez, maneja la alimentación planetaria.
Y parte de las cosas que hemos podido concluir viendo las distintas leyes que se van extendiendo en América Latina es que el UPOV 91 introduce un montón de cuestiones que la hacen más grave que las antiguas normas de UPOV 78. Además de restringir el uso propio, de crear esta cuestión de las variedades derivadas, de extender los períodos de protección, hay toda una terminología que plantea la protección de variedades descubiertas. Entonces una corporación de repente puede “descubrir” algo que ha sido cultivado durante miles de años por una comunidad, pero como no está registrado la empresa lo descubre y puede registrarlo con derechos de obtentor. Lo mismo con las variedades derivadas y con las acciones que plantean la posibilidad de entrar con fuerzas policiales a las fincas para destruir la semilla.
Y esto no es solamente un discurso. Las resistencias están por todas partes; en Chile en el 2011 se aprobó la adhesión a UPOV y en agosto del año pasado se intentó aprobar la ley de obtenciones vegetales para aplicar el UPOV 91 en Chile. Las movilizaciones que ya venían del 2011 y siguieron en el 2012, el reclamo de los estudiantes, el de los campesinos, el abordaje a cada uno de los senadores explicándoles qué significaba UPOV porque iban a aprobar la ley sin saber de qué se trataba, hizo que se lograra que 21 de 38 senadores se comprometieran a votar en contra y el gobierno que había puesto como tratamiento de urgencia ese día la ley de protecciones vegetales, lo retiró del tratamiento. En Colombia se aprobó la ley de UPOV y varias organizaciones nacionales hicieron una presentación a la Corte Constitucional en la que GRAIN participó pidiendo que se declarara inexequible la ley.
La Corte al año siguiente, la declaró así básicamente por el hecho de que no se había aplicado el Convenio 169 que consulta a los pueblos indígenas. También en Colombia, hace apenas unos meses, se produjo un documental se llama ‘9.70’ mostrando cómo se confiscaron semillas y fueron destruidas por el ICA, el Instituto Colombiano Agropecuario; los campesinos en sus paros agrarios de agosto y septiembre incluyeron la lucha contra la 9.70 y lograron un compromiso de palabra del ICA de que se congelaba esa disposición por 2 años.
En México en 2012 también se intentó aprobar una ley de Variedades Vegetales y hubo unas fuertes movilizaciones de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad. Hace poco estuve con Antonio Turrent, presidente y un científico de los más prestigiosos y conocedores del maíz en México fueron directamente al Congreso planteando las objeciones y la ley se retiró de tratamiento. En Venezuela tenían el tratamiento de la ley para estos últimos 4 meses del año como prioridad en el Congreso y cuando se presentó, a pesar de que se planteaban la prohibición de los transgénicos, por otro lado se incluían normas de propiedad intelectual, y las organizaciones campesinas y productores agroecológicos se movilizaron al Congreso, la ley fue retirada y en este momento están discutiendo una ley de consenso.
En agosto del año pasado se anunció en Argentina que esta ley que nunca se hizo pública se iba a aprobar en el Congreso antes de fin de año y gracias a la movilización de muchas personas y organizaciones, incluso de personas del gobierno que no estaban de acuerdo con que se hiciera esta modificación, la ley aún está esperando, pero aparentemente está lista para presentarse.
Concluyo con la propuesta de las organizaciones campesinas y las que tenemos a partir de las conclusiones de un evento que organizamos hace unos meses en Paraguay donde planteamos que las semillas son un patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad (Declaración de Yvapuruvu): “Hoy damos nuestra lucha en un entorno que ha sido despolitizado desde los ámbitos del poder, que muestra el desprecio por lo rural, campesino e indígena, que ha ignorado los saberes y aportes de los pueblos y comunidades rurales mientras nos presenta el gran capital, la globalización y el agronegocio como únicas alternativas. No podemos permitir que se olvide que el cuidado de las semillas es una de las estrategias más antiguas de la humanidad, sin la cual el futuro queda en entredicho. Las semillas son patrimonio de los pueblos; los hemos criado mutuamente y no son entes que flotan en el vacío social. Las semillas no son mercancías ni programas de computación, no pueden circular sin el cuidado y el resguardo de los pueblos”.
Espero el ansiado debate y saludo a las Madres, las asambleas y los vecinos de Ituzaingó que están frenando a Monsanto.