Un modelo que enferma
El viernes 6 de junio se presentó en la localidad de Alcorta el Informe Preliminar del Campamento Sanitario desarrollado en esta localidad a lo largo de toda una semana de actividades. Los primeros datos que surgen del trabajo reafirman el perfil regional de los nuevos modos de enfermedad y muerte en el sur santafesino. Un perfil tallado por los modos de producción, la profunda degradación ambiental que esos modos generan, y cómo impacta ese proceso en la salud de las comunidades.
Por Jorge Cadús
Vivir en el barrio
Desde el lunes 2 hasta el mismo viernes 6 de junio, más de 90 estudiantes de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) recorrieron las calles de Alcorta, entrevistando a los vecinos, coordinando talleres, controlando a los niños en edad escolar, relacionándose con una comunidad que le da sustento a su profesión y estableciendo las pautas de acción para su futuro cercano. Ese mismo futuro que comenzaron a transitar el mismo viernes, cuando concluido el Campamento Sanitario en Alcorta, y luego de la presentación del Informe Preliminar, se recibieron de médicos.
Con un trabajo que releva las condiciones de morbilidad y mortalidad del 70% de los habitantes de la comunidad, el Campamento Sanitario se transforma en el hecho social y político más importante de los últimos tiempos en Alcorta. Una postal cruda, sin concesiones, certera y específica, de las causas de muertes en la región, de las enfermedades que cruzan la comunidad, y de los factores ambientales que pueden generarlas. Si bien resta conocer todavía el análisis fino y prolijo de la información obtenida, que formará parte del Informe Final a entregarse en los próximos días, los primeros datos públicos sirven para comenzar a pensar la cuestión.
Como lo señaló Damián Verzeñassi, profesor y Sub-Secretario Académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR, y responsable del Campamento Sanitario, «en principio, contar con una respuesta de la población de 8 de cada 10 vecinos y vecinas que abrieron las puertas de sus casas; y 7 de cada 10 vecinos que respondieron las encuestas, es altamente significativo. Es el 70% de la población que ha respondido, y eso nos da una información muy valiosa y certera, con un alto porcentaje de realidad».
El profesional resumió los principales problemas de salud que sufre la localidad: «el perfil sobre qué está pasando en Alcorta es muy similar a lo registrado en los dieciocho campamentos sanitarios realizados, donde los principales problemas de salud referenciados por la gente son la hipertensión arterial, la diabetes y el hipertiroidismo; y le siguen las enfermedades bronquiales y respiratorias. Este perfil, si bien ya no nos sorprende, no coincide con lo que ocurre a nivel nacional, donde el hipotiroidismo no aparece entre los principales problemas de salud crónicos».
«Hay un aumento de problemas de glándulas tiroides, y esto claramente tiene que ver con una cantidad de elementos que van desde la alimentación hasta las cuestiones químicas ambientales, que están presentes», puntualizó Verzeñassi.
Y enumeró: «la población de Alcorta percibe como problemas de contaminación graves a las fumigaciones, los agroquímicos, las cerealeras y los silos; y esto permite pensar que el caso de la química puede afectar la salud de la población».
En el mismo sentido, el médico y docente especificó que «en términos de causas de mortalidad, el infarto es la principal causa de muerte en la localidad, y le siguen aquellos casos que pueden relacionarse a la edad adulta mayor de los sujetos. Pero si sumamos todos los tipos de tumores, el cáncer es la principal causa de muerte. En este sentido, nos llamó la atención la cantidad de cáncer de estómago, que no aparece en otras localidades».
Construir la realidad
Los Campamentos Sanitario nacieron en el marco de la materia Salud Socioambiental, de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario, con la idea de efectuar un «relevamiento epidemiológico con perspectiva ambiental sobre las condiciones de morbi-mortalidad» en el sur de la provincia de Santa Fe. El relevamiento comenzó en diciembre del 2010, en las localidades de Santa Isabel y Murphy. Desde entonces hasta hoy, los perfiles de la región arrojan indicadores verdaderamente preocupantes alrededor de la prevalencia de cáncer, enfermedad tiroidea y trastornos respiratorios.
El doctor Damián Verzeñassi, responsable académico de este trabajo, señala que el estudio «tiene que ver con una decisión política de la Facultad de Ciencias Médicas de empezar a construir los datos epidemiológicos que faltan en la región y a partir de eso se modificó el plan de estudios de la práctica final de la carrera, con la idea que el estudiante de medicina para poder recibirse tenga que llevar adelante un trabajo de investigación epidemiológica en el terreno para construir con las comunidades desde la epidemiología comunitaria y social datos que permitan saber exactamente qué es lo que está pasando en términos de morbi-mortalidad, es decir, de qué se está enfermando y muriendo la gente en nuestra región».
Como lo advierte también el decano de la Facultad de Medicina rosarina, Miguel Ángel Farroni, «nuestra intención es cambiar el perfil del egresado, en el sentido de devolver a la comunidad lo que la comunidad aporta. Nosotros queremos formar ciudadanos, después algunos de esos ciudadanos se van a dedicar a cuidar la salud de los otros ciudadanos. Lo que uno escucha es sobre el compromiso del estudiante, donde la relación médico-paciente ha cambiado. Hay una relación más comunitaria, de decir ‘o nos salvamos entre todos, o no se salva nadie’. Nuestra intención es interactuar con la comunidad. Pensar qué tipo de políticas puede un médico trabajar en función de prevenir la enfermedad y promover la salud».
Lugar común: la muerte
Las primeras conclusiones de aquellos Campamentos desarrollados entre diciembre de 2010 y junio de 2011 en Santa Isabel, Murphy, María Teresa, San Gregorio fueron contundentes: «el perfil epidemiológico es muy similar. En estas localidades, el perfil de mortalidad es muy similar. Los casos de cáncer son la principal causa de muerte; al tiempo que hay un incremento en la cantidad de personas que fallecen por cáncer en los últimos diez años. Una cantidad que año a año se incrementa. Estamos teniendo una epidemia -que nadie está denunciando- de patologías tiroides. O sea: han aparecido en los últimos años más casos que los habituales de una enfermedad que se llama hipotiroidismo, que de acuerdo a los estudios científicos de que hoy disponemos, está claramente relacionado con la presencia de tóxicos o de agrotóxicos en el ambiente, en los alimentos, el aire y el agua, que la gente que está padeciendo estas enfermedades tiene a su alcance», expresaba por entonces Vezeñassi.
Entre los factores determinantes ambientales, el estudio comenzaba ya a contemplar un abanico que va desde los químicos utilizados en la producción agrícola, a la presencia de arsénico en el agua y los transformadores con PCB.
En abril del 2013 se dieron a conocer las cifras que arrojó el trabajo en la vecina localidad de Bigand, donde 20 docentes y 80 estudiantes relevaron el 70% de los domicilios. Un total de 1.074 viviendas donde habitan 3.188 personas. En forma paralela, el 76% de los niños fueron evaluados en el jardín y en las escuelas primaria y especial.
En Bigand, dicen los resultados preliminares, el hipotiroidismo «se ha convertido en la segunda causa de enfermedad después de la hipertensión arterial». Al mismo tiempo, el aumento sostenido en los casos registrados de cáncer, así como de patologías respiratorias como alergia y asma, son características que Bigand comparte con los pueblos de la región. «En todos los campamentos estamos identificando más casos de cáncer que están entre uno y dos veces por encima de la media nacional», aseguró Verzeñassi.
Para los investigadores, en el caso de los trastornos tiroideos (tercera enfermedad crónica detectada en el estudio en estas localidades- «se sabe que el endosulfán actúa como disruptor endócrino, alterando el funcionamiento de las tiorides». Para el caso del cáncer -primera causa de muerte en los pueblos relevados- «puede tener que ver con muchos factores, lo que no podemos decir es que los agroquímicos no tienen nada que ver».
Al mismo tiempo, aclaran que «no se trata de demonizar al cultivo de soja, pero sí de defender modos de producción que no pongan en peligro la vida».
La única verdad es la realidad
El Informe Preliminar del Campamento Sanitario realizado en Alcorta es una radiografía certera como pocas de la realidad que atraviesa la localidad en términos de morbi-mortalidad. Una realidad que nuestra comunidad comparte con la región, con algunas leves variaciones que Damián Verzeñassi destacó en charla con este medio: los casos de epilepsia registrados, los índices de cáncer de estómago, la aparición de enfermedades del ojo, y el «olor a cloaca» que muchos vecinos referenciaron como problema ambiental.
Entre los diez principales problemas de salud crónicos detectados por el relevamiento se ubican la hipertensión arterial; la diabetes, y el hipotiroidismo, patología ésta en donde Alcorta suma su indicador a una media regional que se ubica muy por encima de la media nacional. Le siguen en importancia las enfermedades bronquiales y respiratorias, los distintos tipos de tumores y por primera vez aparece –con pocos casos, pero dentro de las diez principales enfermedades crónicas referidas por la población- la epilepsia.
En cuanto a las enfermedades aparecidas durante los últimos doce meses, la primera información arrojada marca la preeminencia de enfermedades gastrointestinales, seguida de virosis de las vías aéreas superiores, faringitis aguda, otras infecciones agudas de vías aéreas superiores, rinitis alérgicas, gripe, resfríos, asma e hipertensión.
En relación a la mortalidad en la localidad, los datos del Campamento Sanitario revelan que la principal causa de muerte es el infarto de miocardio, seguido de la denominada «muerte sin asistencia», esto es: defunciones asociadas a la edad avanzada, sin enfermedad previa. La lista se completa con los accidentes cerebro-vasculares (ACV), y las distintas modalidades de tumores: de pulmón, de colon, de próstata, de hígado y de estómago, entre los más identificados. Agrupadas de acuerdo a los parámetros de los registros internacionales, si se suman todos los tipos de cáncer, los tumores se transforman en una de las dos principales causas de fallecimientos en Alcorta.
Los vecinos identificaron también los distintos problemas ambientales que aquejan a la población: agroquímicos y fumigaciones, el agua, y cerealeras y silos aparecen en los primeros lugares del relevamiento.
Durante la presentación del informe, Verzeñassi remarcó que «en relación a la percepción que la gente tiene sobre que hay un problema de aumento en los casos de cáncer tiene asidero: la línea de evolución de casos nuevos de cáncer es claramente ascendente». Y en ese sentido, el registro es múltiple y diverso: cáncer de mama, de pulmón, de próstata, de colon, de tiroides, tumores benignos de útero, cáncer de estómago, de hígado, de páncreas, cáncer de útero, trazan un mapa donde la percepción de la gente de la realidad que atraviesa a la comunidad fue refrendada por los datos empíricos del trabajo realizado.
Con Alcorta, son cerca de 95.000 personas relevadas en 18 campamentos Sanitarios en pueblos y municipios santafesinos. Una postal cruda que algo está gritando sobre los cambios a la hora de hablar de enfermedades y de muertes, realidades enlazadas a las modificaciones en los modos de producción.
«Ya no nos enfermamos y morimos de las mismas cosas de hace 50 ó 20 años atrás. Eso es lo que estamos viendo en los campamentos. Y es importante que lo podamos ver para buscar qué es lo que pasó para que ahora enfermemos de otra cosa o nuestras causas de muerte sean otras», consigna Verzeñassi.
Alcorta suma ahora su nombre en una nueva geografía que ya incluye a Santa Isabel, Murphy, María Teresa, San Gregorio, Villa Cañás, Bouquet, María Susana, Wheelwright, Totoras, Elortondo, Hughes, Bigand, entre otros tantos municipios santafesinos.
Un mapa delineado por un proceso de sojización que somete a los pueblos, coloniza las culturas y pone a la tierra en fuga.
Y que va incluso más allá de la siembra directa, la cosecha récord, el valor en origen y los debates estériles.
Porque, atención: como lo remarcó hace ya tiempo el doctor Andrés Carrasco, ese imprescindible referente hereje de la ciencia argentina, «no es la prueba científica la que cierra esta discusión. De ninguna manera. Quien cierra esta discusión es la realidad».
1 comentario
Creo que la responsabilidad pasa por exigirle a nuestros legisladores proyectos y leyes que especifiquen muy claramente espacios libres de agroquímicos en zonas pobladas, con radios de protección en torno a las poblaciones y un muy claro informe sobre el manejo pre y pos aplicación de toda la maquinaria y residuos.
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