Por Carlos Del Frade (publicada en Agencia Pelota de Trapo)
Un ex ministro de Salud de la provincia de Santa Fe ahora devenido en concejal de la ciudad de Rosario pide que las fuerzas federales se queden por toda la eternidad. En forma similar se pronuncian la mayoría de los referentes de la clase política. Socialistas, peronistas y radicales comparten la idea que el futuro mejor será hijo de los fusiles y las botas en los barrios porque eso, dicen, quieren los vecinos. A 204 años del sueño colectivo inconcluso de poner en el trono de la vida cotidiana a la noble igualdad, la intendenta rosarina, Mónica Fein, y el secretario de seguridad de la Nación, Sergio Berni, bailaron un chamamé en el barrio Las Flores, allí donde mataron a Claudio “Pocho” Lepratti.
El festejo es también consecuencia de aquel desembarco de dos mil federales del pasado miércoles 9 de abril. Hay encuestas –las supremas constructoras de la dictadura del presente y la permanente política del parche- que sostienen que el 86 por ciento de la población rosarina está a favor de los robocops en las calles de los barrios. De allí el pedido del ex ministro de salud, de allí el baile de la intendenta y el secretario nacional.
Sin embargo, en las entrañas mismas de la vida cotidiana de la ex ciudad obrera, brotan otras palabras, otras realidades.
Un maestro le escribe una carta abierta a Berni
Dice así: “…Doy clases de Formación Ética y Ciudadana en la escuela del Barrio Toba. No le escribo desde un escritorio sino desde las voces que me llegan todos los días a mí y a mis colegas. Trato de enseñar un deber ser respecto a la ética del ciudadano y la acción del gobierno y las instituciones en un estado de derecho. Me esfuerzo por hacer entender el significado de palabras como «República» a un pueblo que desde abajo sigue recibiendo abusos. Y escribo porque no puedo denunciar, porque mis alumnos no creen en la denuncia ni creen en los métodos legales que trato de enseñarles. Entonces escribo, para que aquel que tenga oídos escuche. Mi alumno «x» va, cerca de las 20 del lunes 19 de mayo, al supermercados que queda del lado este de travesía a la altura de Juan José Paso a comprar con cien pesos… Sus gendarmes, señor Berni, bandera de seguridad para muchos, después de revisarlo, de revisarle el celular, de comprobar que no hay nada ilegal, le roban los cien pesos. Mi alumno sabe cómo es el juego, usted también lo sabe, los suyos lo juegan muy bien, todos saben que ellos no tienen voz. Sin embargo señor, mi alumno también necesita seguridad, y su madre, como todas las madres, también se preocupa cuando él sale, y si bien ella sabe que no puede denunciar a los delincuentes del barrio porque están protegidos, también sabe que tampoco puede denunciar a las fuerzas de seguridad, porque entiende muy bien que no vinieron a cuidarla a ella ni a su hijo”, termina la misiva firmada por el maestro Fabio Dri del llamado «Colegio San Juan Diego»
Y Andrea, una luminosa trabajadora social, remarca que “es muy difícil sostenerse trabajando en los barrios de esta ciudad, con el escenario de estos tiempos… la gendarmería ha copado el territorio, camina las calles, golpea a los pibes, intimida, y hasta circula por las instituciones como dueños y señores… aun así seguimos dándole batalla al olvido y la indiferencia, generando estrategias en salud que apunten a recuperar la autonomía, la creación y la rebeldía ante tanto horror…”, marca la militante.
Y señala la lucha de Juan que en estos días comenzó “el segundo año de su curso de capacitación en carpintería, siendo él mismo, el que invita a otros chicos a sumarse a estos espacios, oficiando como todo un operador en salud… de estos pequeños y maravillosos movimientos nos valemos para seguir creyendo que no todo está perdido”, cuenta Andrea, ternura y valentía.
Del otro lado de las celebraciones a la llegada de gendarmes, prefectos y policías federales, las pibas y los pibes rosarinos siguen buscando un presente mejor que no parece surgir como por arte de magia ni de los fusiles ni de las botas por más que funcionarios nacionales y municipales bailen chamamé en los viejos barrios de la zona sur de Rosario.
Fuentes: Diarios “La Capital”, “Rosario/12” y “El Ciudadano”, lunes 26 de mayo de 2014, cartas y documentos remitidos al autor de esta crónica.