Las Magdalenas
“No hacemos teatro porque sí y nada más, para nosotras es una forma de militancia. Nos definimos como una colectiva de mujeres y de lesbianas que entiende al teatro como una herramienta política para poder visibilizar las opresiones de género”, explica Paola, una de las integrantes del grupo Magdalenas Rosario. Ellas se juntan desde hace 3 años para trabajar – desde las historias que alguna haya vivido y con diversas técnicas – sobre la composición de piezas de teatro-foro. Luego, salen a la calle, a las escuelas o a centros culturales para mostrarlas e interactuar con la gente. Paola, Leila y Gandhari son algunas de las Magdalenas y, sin que falten los mates en una ronda al estilo canastita, charlaron con enREDando para compartir el proyecto.
Por Malena Montenegro
¿Por qué se determinan como una colectiva de mujeres y de lesbianas?
-Leila: “Cuando intentábamos hacer la descripción de quiénes somos para la agenda ‘Karacol’, dos compañeras integrantes de Magdalenas, que son lesbianas activistas, planteaban al grupo la cuestión de cómo expresarnos y cómo definirnos, ya que una misma tiene atravesado el patriarcado, la lesbofobia. Entonces hicimos un recorrido para ver nuestras propias fobias, debatimos el concepto mujer – que en sí mismo ya está impregnado y pensado desde el patriarcado – hasta que acordamos definirnos como una colectiva de mujeres y de lesbianas.
Entonces la colectiva Magdalenas, teatro de las oprimidas, ¿cuándo y cómo nace en Rosario?
-Leila: “En realidad quienes crean Magdalenas son dos personas que tenemos como referentes: Bárbara Santos (brasilera) y Alessandra Vannucci (italiana). Ellas, después transitar mucho tiempo por el GrupoTeatro del Oprimido, crean un laboratorio de teatro específico para mujeres que fueron a su vez transmitiéndolo y multiplicándolo con otras mujeres.
-Gandhari: “Nosotras inicialmente en 2011 tomamos una multiplicación con chicas de Buenos Aires que habían estado con Bárbara, pero después hicimos varios encuentros con ella e incluso viajamos a Río de Janeiro. En estas multiplicaciones laburamos sobre las opresiones del género de la mujer, es decir: mujeres ancestrales, la imagen de la mujer en la sociedad y las mujeres que somos hoy: con qué opresiones vivimos y de esta manera y desde el relato personal de lo que haya vivido alguna integrante del grupo vamos pensando la construcción de una pieza teatral de foro”.
Es decir, ¿a través historias personales que van surgiendo entre las que integran la colectiva van armando un eje para una obra?
-Paola: “Decolectivizamos pero, después, la creación de la pieza foro es colectiva, incluso muchas veces se toma algún suceso o tema que haya tenido resonancia para construir grupalmente la obra”.
¿Y para armar la pieza utilizan determinadas técnicas?
-Gandhari: “Utilizamos la metodología de Teatro del Oprimido que son determinadas técnicas que ya tenemos incorporadas para que la historia que haya contado alguna compañera ( y que el grupo decidió tomarlo como temática) se logre plasmar en un muestra o presentación. En concreto las técnicas básicas que aplicamos son: teatro-foro (en las muestras el público interviene desde la acción), imagen, algunos juegos, arco iris del deseo (que es trabajar los polis de la cabeza: ‘personajes que escuchamos interiormente’) y también trabajamos sobre una estética del oprimido”.
¿Cómo definen específicamente esta técnica que nombraron anteriormente: teatro-foro?
-Paola: el teatro-foro es una metodología de teatro participativa. A partir de la elección de un tema que haya surgido porque alguna de las integrantes lo vivó personalmente se construye una pieza breve de entre 15 y 20 minutos, puede variar y tiene como particularidad la metodología de dramaturgia. En la dramaturgia lo que presentamos como pieza es la lucha que entendemos que se tiene que librar por el derecho vulnerado, en la que participan principalmente la figura de una oprimida y la de un opresor (u opresora porque no se circunscribe a una cuestión binaria). Es decir, para nosotras el foro es una pregunta, no lo pensamos como una afirmación, o como una comunicación en relación a un tema, sino que determinada situación nos preocupa.Cuando nosotras compartimos historias de opresión, son situaciones que no sabemos qué hacer con eso. Pero no es que no lo pudimos resolver, sino que las ponemos en común para ver cómo pensar juntas alguna alternativa. La pieza-foro termina en el fracaso de la oprimida. Pero nosotras trabajamos con el espectactor/espectactriz (no con un espectador que solo observa), se invita al público para entrar en la pieza y desde la acción buscar alternativas”.
Antes de desarrollar una muestra de teatro-foro, ¿le advierten al público con qué se van a encontrar?
-Paola: “Sí, claro. Cuando empezamos la muestra previamente contamos quiénes somos, qué es el teatro de las oprimidas. Luego hacemos un calentamiento con el grupo que se acerca a la muestra porque entendemos que no es para cualquiera. Es decir, no nos plantamos frente al grupo y empezamos a actuar de golpe. Hacemos algún juego sencillo ya que pensamos a la muestra como un encuentro, no como una obra de teatro tradicional. Por lo tanto lo aclaramos de entrada, luego lo retomamos y ahí invitamos a la participación de la gente, pero desde la acción”.
¿Cuáles son los espacios físico donde hacen las muestras de teatro-foro?
-Paola: “Mucha sala teatral en sí no tenemos porque no se estila; lo que sí hacemos a veces es alquilar el Centro Cultural La Toma.
-Gandhari: “Claro, es decir, una vez que construimos la pieza, la montamos, la presentamos y después siguen dando vueltas a pedido de la gente porque siempre entendemos esto como una tarea de militancia también.
¿Cómo se sostienen económicamente para mantener el proyecto?
-Paola: “Ninguna vive de esto. Nuestra forma económica de sostener el proyecto es a través de la autogestión y hemos definido que un porcentaje del dinero que recaudamos va a un fondo común. Después nos han salido funciones en escuelas, ahora terminamos de hacer un trabajo con las emprendedoras por el día del comercio justo. Por estos trabajos hubo un ingreso económico. También hemos hecho foros-bufet, una manera que utilizamos para financiarnos, por ejemplo, el año pasado el viaje al Encuentro Nacional de Mujeres.
¿Y cómo grupo tienen alguna forma organizativa?
-Leila: “Este año nos organizamos poniendo fechas para reunirnos cada 15 días. Sabemos lo que queremos lograr, entonces tenemos muchos materiales bibliográficos para capacitarnos”.
-Gandhari: “Tenemos que ir poniendo prioridad en lo que queremos hacer. Ahora este año el objetivo fue terminar la pieza que justamente presentamos mañana (por el miércoles 28 de mayo) en la plaza Sarmiento en la actividad del Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres. Entonces las reuniones cada 15 días eran para esta pieza. Es tanto lo que hay que desconstruir y estudiar que siempre salen temas para teorizar, para debatir. Algo importante es que actualmente en Magdalenas las que hemos sido coordinadoras nos incorporamos como participantes también. ES decir, somos un grupo horizontal.
En cuanto a la metodología de Magdalenas en laboratorio, ¿qué diferencia hay con la metodología de un taller?
-Leila: “Esto tiene origen en Magdalenas de Brasil, que es de alguna manera donde se inicia a nivel latinoamericano el proyecto. En el Centro de Teatro del Oprimido de Río Janeiro (CTOR) siempre fueron muy prolijos, muy laboriosos; no hacían las cosas por hacerlas y nada más. Entonces cada temática que se propone para transitar, para trabajar, previamente fue bastante probada. Por eso desde ahí es que surge la noción de laboratorio, porque justamente se trata de probar.
-Gandhari: “En CTOR un referente de esta metodología es Augusto Boal. Entonces tienen procedimientos serios donde ellos hacen sus devoluciones. Actualmente todo esto sigue en formación y expansión. Estamos creando la red internacional de Magdalenas para que haya un espacio de diálogo y vamos hacer el primer festival internacional de Magdalenas en Puerto Madryn.
-Paola: “Boal es un referente de la década del ’60, momento en donde se empieza a sistematizar las técnicas de teatro popular. Él tiene una compañía que se llama El Teatro de Arena y va haciendo diferentes recorridos en distintas comunidades, con diversos grupos. De ahí surge un poco el nombre Teatro del Oprimido, que tiene relación con pedagogía del oprimido de Paulo Freire. Pero esta metodología toma específicamente el lenguaje teatral como medio para las trasformación de realidades sociales. En general trabajamos con problemáticas de índole social. Bárbara Santos es una discípula de Boal, muy importante para nosotras. Ella vive mitad en Brasil y mitad en Alemania y sigue formando parte de lo que es el Centro de Teatro del Oprimido de Río de Janeiro. Es una referencia a nivel latinoamericano y mundial del Teatro del Oprimido. Después ha habido otros desarrollos y otras líneas de trabajo pero nosotros y nosotras hemos estado en contacto con ellas.
¿De qué se trata la obra que están presentando actualmente?
-Leila: “La pieza-foro se llama ‘Sancho Panza’…”
-Paola: ¿Conoces la canción que dice: ‘Don Verdugo Sancho Panza-za-za, ha matado a su mujer-jer-jer’…?”
-Leila: “Bueno, de ahí viene el nombre para la pieza-foro (risas), qué te podes imaginar con esa letra. Es decir, hace tres años que estamos laburando, viajando, encontrándonos y vemos que el feminicidio es el eje que más se presenta y que no se dan porque sí. Entonces queremos mostrar la cadena de la violencia de género que hay detrás del feminicidio. No sucede que de repente alguien se levantó a la mañana y mató a su esposa. Tenemos muchos años de patriarcado y opresiones que están naturalizados e invisibilizadas. Por lo tanto en este teatro-foro queremos demostrar cómo se imprime el patriarcado desde la niñez.
¿Qué objetivo tienen a futuro las Magdalenas?
-Gandharia (también Paola y Leila): “¡Terminar con el patriarcado de nuestra sociedad!”.
-Paola: “Sí (risas), es un poco amplio decirlo así pero es lo que intentamos hacer desde nuestra colectiva, ese es el objetivo, como lo decimos también en nuestro blog http://magdalenasrosario.blogspot.com.ar/ : “Creemos que vínculos más amorosos, libres, igualitarios, sin mandatos, ni estereotipos son posibles; ¡Agarrate patriarcado!