El Rap como alternativa para concientizar
Vivieron en la calle, se codean con la cruda realidad de los barrios y hoy intentan transformarla desde el arte. Desde la comunidad Qom de Empalme Graneros para todo Rosario, rimando para vivir mejor.
Por Martín Stoianovich
Cada tanto surge, de donde muy pocos ven futuro, la esperanza volcada en hechos como reflejo fiel de que no se trata de dónde, ni de quiénes, ni de qué manera debe afrontarse la realidad para que los objetivos se concreten. Un ejemplo en esto son los Artesanos de la Verdad, un cuarteto de hermanos dedicado al Rap que tuvieron y tienen que soportar el peso de haber nacido en uno de los barrios más excluidos de la ciudad. Desde Empalme Graneros, hoy transforman sus historias de vida, sus aprendizajes a través del dolor, la indiferencia y sus deseos de cambio, en letras que luego entonarán en público. Participan en peñas y fiestas de organizaciones sociales de la zona y de otros barrios, que los invitan quizás con la añoranza de que su ejemplo se replique.
El grupo como tal comenzó a formarse con la participación en talleres literarios y de música brindados en la Biblioteca Popular Liliana Angelozzi en el barrio, pero sus integrantes admiten que la curiosidad por el Hip Hop venía despertando desde mucho tiempo atrás. En conversación con Enredando, en la misma casa donde crean sus letras, producen y ensayan, contaron algo de su historia y dejaron deslizar sus implacables reflexiones sobre la realidad de los barrios y sus juventudes.
Nahuel, Leandro, Mauro y Almi son los cuatro hermanos, el más chico de 20 y el mayor de 27. Pertenecen a la comunidad Qom de Rosario y con orgullo en cada presentación cuelgan en sus espaldas a la Whipala como símbolo de los pueblos originarios. Tiempo atrás cuando la música y la literatura no habían llegado a sus vidas, la cotidianeidad de estos cuatro hermanos era la de los mismos pibes y pibas que crecen en el mundo sin encontrar oportunidades de vivir dignamente. Eran niños cuando comenzaron a vivir en las calles alejados de su familia. “Jalábamos Poxirán, cirujeábamos, robábamos y paveábamos porque éramos pibitos, dormíamos en la calle, galerías, plazas o cualquier lado”, cuenta uno de ellos y recuerda que estuvieron en esta situación durante casi diez años mientras eran menores de edad. Este contexto fue el que los encontró con los primeros acercamientos al rap y al hip hop.
“Por curiosidad con un grupo de acá del barrio, en Travesía y Juan José Paso, empezamos a bailar Break Dance y después nos despertamos cuando empezamos a escuchar el Rap consciente”, relata Mauro, de 25 años. En distintas oportunidades durante el encuentro con Enredando, Mauro iría descubriendo su concepto sobre la música como una herramienta: “Nos quería decir algo, algo que estaba mal, que nos pasaba a nosotros y nadie nos lo quería decir”. El primer Rap que pegó fuerte en Mauro fue “Chico Problemático”, del rapero español Nach.
“Y no es casual, esta desesperación, a causa de una educación que inspira desmotivación. Está de moda ser el más malo, el más villano, el más cabrón,
y hacer la mayor locura para llamar la atención. Triste confusión entre el miedo y el respeto, pero el chico se siente grande cuando pasa y los demás se quedan quietos. El chico que jamás encontró afecto,
en una sociedad infecta que sólo acepta a hombres perfectos. ”
(Chico Problemático – Nach)
Y así continúa apreciando al Rap: “Pude hacer un contraste de lo que me pasaba a mí y lo que le pasaba a mí barrio. Todas las cosas que yo hacía, la música que yo escuchaba y las costumbres, estaban muy relacionado a la delincuencia y no tenía nada que ver con nuestra cultura”. Hoy crean sus propias canciones, que nacen con el sólo hecho de respirar el aire de los barrios. La formalidad como grupo comenzó con el taller de literatura, donde dejaron de ver a la música y la poesía como algo ajeno y comenzar a apropiarse de ellas, a sentir que les pertenecía. “Empezamos participando con algunas letras, aportando ideas, el taller nos ayudó mucho, y así seguimos hasta que hicimos las primeras canciones”, recuerdan. Ezequiel, o simplemente Zeta para ellos, fue una de las personas que los acompañó en el taller, y hoy reconocen su labor: “Con él empezamos a mostrar nuestras letras, a juntarnos cada vez más seguido y a corregirnos entre todos aunque a veces no nos gustara. Pero fuimos ensayando y como somos hermanos ya había una conexión, una química que hacía que coincidieran nuestras letras”. Lo que había vivido uno, lo habían vivido todos. Así comenzaron a crecer como hermanos y como grupo, hasta que llegó el momento de ponerle un nombre al proyecto y caer en la cuenta de que había algo concreto formándose.
El nombre Artesanos de la Verdad surge en el taller buscando un juego de palabras que se identificara con la cultura Qom. “No queríamos mentir más, no nos gusta la mentira, queríamos ser más sinceros. La mentira está en todos lados y juega con las personas, nosotros estábamos metidos en eso y así quisimos salir y empezar a hacer las cosas más honestamente. Ahora intentamos ser más directos y demandamos lo que nos parece”, argumentan los jóvenes. Así, entre la artesanía como herramienta de la cultura Qom, y la verdad como arma para remarcar sus puntos de vista, los Artesanos de la Verdad pasaron del proyecto a la realidad.
Cantar lo que se percibe
Al momento de considerar cuáles son los hechos que inspiran a la producción de sus letras, son contundentes: “Las diferencias entre las clases sociales, que son divididas por los que tienen más. La desigualdad, la marginación, la discriminación, los derechos que no se cumplen”. Pero vale destacar que su mirada no se centra sólo en sus vidas o en la de sus barrios, sino que amplían la mirada hacía todos los sectores de la sociedad que padecen las mismas dificultades por tratarse de zonas marginadas. “A medida que vamos conociendo otros lugares y otras personas, nos cuentan las situaciones de cada barrio. Todas son problemáticas pesadas y todos pasamos por las mismas adversidades. Si les pasa algo a mis vecinos, los otros barrios deben estar en la misma situación: les falta para comer, no tienen laburo, o trabajan doce horas por día y les pagan una miseria”, cuenta Almi, el mayor de los hermanos.
“Siempre me enfoco en las letras de que la culpa de todo la tienen los gobiernos, que también manejan los medios y hacen a la gente más ignorantes, discriminadores y racistas”, explica otro de los integrantes del grupo. Su música también tiene un objetivo: “Queremos que la gente razone, porque nos dejan de lado por vivir en un barrio y siempre ven lo malo. A parte nos desahogamos, y nos alcanza con que uno nos escuche y comprenda cómo pensamos. A las personas que están en este sistema y juegan el juego del dinero y la corrupción no les podemos tener bronca porque son víctimas como nosotros, pero sí les podemos decir con nuestra música que se despierten y sepan que pueden ser el cambio. Queremos dejar algo para que nuestros hijos luchen, y no que su única meta sea simplemente la vida”.
Otro de los objetivos que se ponen como grupo es incentivar a los demás jóvenes del barrio a encontrar en la música una alternativa para alejarse de la crudeza que les imponen muchas veces como únicos estilos de vida. “Cuesta porque muchos son chicos y otros ya mayores no quieren salir de la vida que tienen. Algunos se desaniman por los problemas que cada uno tiene, y aunque queremos que se sumen cuesta”, explica Mauro. “A ellos les gusta el Hip Hop y el Rap, pero les falta más confianza y nosotros solos no se las podemos transmitir, pero ya les vamos a encontrar la vuelta”, asegura quedándose tranquilo de conocer en primera persona que los cambios pueden darse.
“…Mis frases a otros ayudarán, o concientizarán para dar apoyo, no emocional pero quizás sí espiritual. Sólo soy una voz que se escucha cuando la deprimente realidad esparce negro cáncer en los pensamientos de esta incomprendida humanidad…”
“…Los días son más pesados debido a robos, asesinatos, injusticias. Un televisor hipnotiza, otorgando una falsa felicidad, un encanto del cual cuesta despertar. Pero hay luz verdadera cuando brota del alma, solidaridad tierna, aunque enferme ver tanta pobreza, tantas huecas cabezas asesinando por poseer riquezas. Creo con firmeza que algún día no habrá barreras, tengo fe de que algún día la humanidad resolverá sus problemas. Paz…”
(Artesanos de la Verdad)
2 comentario
Hola! quería aclarar que la foto de la nota la saqué yo. No tengo ningun problema en que sea compartida y más si es para medios de comunicación alternativos. Soy estudiante de Periodismo y fotógrafa y considero que siempre es un buen gesto reconocer el trabajo de otrxs colegas.
Gracias!
Hola Jorgelina, por supuesto, no sabíamos que la foto es tuya. Ya estamos poniendo el crédito, disculpas y gracias por la aclaración. Nosotros tambien consideramos lo mismo, asique gracias por avisarnos. Saludos.
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