Ha partido de la vida a los 68 años el Doctor en medicina Andrés Carrasco, se dedicó a trabajar febrilmente investigando los nocivos efectos de los agrotóxicos sobre los seres vivos, personas humanas y los anuros: ranas, sapos, escuerzos.
En efecto, Andrés Carrasco nos enseñó los daños causados, por ejemplo, por el glifosato aplicado a zonas rurales o bien en la periferia de aldeas y ciudades, la perversa fumigación dirigida a la tierra pero vertida también sobre pobladores.
La reacción de las corporaciones fue realizar una especie de allanamiento en el laboratorio del CONICET en el que investigaba Carrasco, las empresas avaladas por grupos multimediáticos de la prensa gráfica y televisiva le exigían al científico la entrega de sus informes. Carrasco los enfrentó con dignidad afirmando que su responsabilidad de científico e investigador era para con el pueblo y la sociedad argentina, no se doblegó frente a la prepotencia de las corporaciones agroquímicas.
De hecho, hace casi un año pobladores de Islas Malvinas en Córdoba, han bloqueado el predio de MONSANTO. Resistiendo la construcción de una planta, han sufrido ataques, represión y amenazas, aun así resisten firmes.
Es una triste noticia la partida de Andrés Carrasco, un científico de talento y con una ética inclaudicable frente a los poderosos. Desde nuestra perspectiva es comparable al Dr. Salvador Mazza heroico investigador del mal de Chagas y al Dr. Julio Maiztegui quien estudió y busco antídotos para la fiebre hemorrágica argentina o mal de los rastrojos.
Como afirmaba Rafael Barrett, es necesaria la ciencia, pero tanto o más necesaria para los pueblos y las sociedades, es la conciencia.
Carlos A. Solero