Por Carlos del Frade, publicada en Agencia Pelota de Trapo
(APe).- -Rosario todavía puede cambiar. Para eso vamos a caminar todo lo que tengamos que caminar. Porque Dios ayuda al que cree y al que se mueve. En dos años sufrí la muerte de mi hijo Jeremías en lo que se dio a llamar el triple crimen de Villa Moreno, después la de Alejandra, mi compañera de toda la vida y hace un mes atrás, la de Jairo que imaginaba y necesitaba un mundo mejor…No los perdí. Los sembré para que haya otro presente para los que vivimos en Rosario…- dijo el pastor evangélico Eduardo Trasante, en medio una movilización tachonada de carteles hechos a mano por chiquitos y chiquitas de los barrios estragados por una violencia que ya se cobró 65 vidas en solamente 61 días del almanaque 2014.
A pesar de que llovía con desconsuelo, frente al bar “Chiringo”, hoy cerrado y custodiado por varios móviles policiales, desde donde aparentemente partió el asesino del chico de solamente diecisiete años, distintos familiares arrasados por una ausencia querida, acompañaron el reclamo de justicia.
-A pesar de que leímos comentarios que decían que uno menos o algo habrá hecho, les quiero decir que Jairo trabajaba y estudiaba por un mundo mejor. Que quería vivir y ser feliz…Y por eso nosotros, sus amigos, acá estamos para pedir que por lo menos tengamos el derecho de tomar mate en la vereda sin temor…-dijo Walter, uno de los amigos de Jairo que en la madrugada del 2 de febrero no se movió de su lado hasta el último momento.
También estaba la enfermera que atendió al pibe apenas ingresó al Hospital de Emergencias “Clemente Alvarez”, la misma trabajadora de la salud que atendió, por esas cuestiones cósmicas, a Mono, Jere y Patom en las primeras horas de 2012. Necesitaba contagiar su sensibilidad a la familia y poner el cuerpo, una vez más, junto a los que lo necesitan.
“Quiero una Rosario sin crímenes”, decía un cartel hecho sobre una cartulina azul portado por un gurrumín de no más de seis años, mientras caminaba al son de los bombos que sumaron los militantes del Frente Popular Darío Santillán – Movimiento 26 de Junio.
A pesar de los problemas con el audio, el megáfono de una iglesia evangélica sirvió para desarrollar la segunda parte del acto frente a la sede del gobierno provincial, sobre calle Santa Fe, al borde de la Plaza San Martín.
“Estamos muy tristes, pero esa tristeza nos da la fuerza para denunciar que todos los días nos matan, queriendo hacernos creer a nosotros y a toda la sociedad que son ajustes de cuentas, cuando en realidad son la expresión de un estado que en vez de estar para cuidarnos, nos deja merced de los conflictos sociales y del narcotráfico, de los que ellos mismos forman parte y alimentan”, leyó Agustina en nombre de las amigas y los amigos de Jairo.
Terminaba diciendo el escrito que “el mejor mensaje que debemos dejar los jóvenes hoy, es el de juntarnos y pasar a la acción: batallando, construyendo y articulando herramientas de organización barrial y estudiantil para poder plasmar de una buena vez un proyecto en el que nosotros, los pibes y las pibas, seamos los protagonistas. Debemos crear espacios abiertos de encuentros, reflexión y elaboración de acciones para generar propuestas alternativas a las situaciones que sufre la juventud de los barrios populares de Rosario y exigir soluciones de fondo”, redactaron las pibas y los pibes.
Luego le tocó el turno al “Pitu” Salinas, uno de los principales referentes del Frente que denunció la complicidad policial en la increíble democratización de las armas que se sufre hoy en el Gran Rosario y cerró, una vez más, el luminoso Eduardo Trasante pidiendo la bendición para los gobiernos nacional, provincial y municipal para que la vida vuelva a ser respetada en toda la geografía y que no triunfe la corrupción y la impunidad.