Otro marzo llega en el calendario, con una fecha sensible para la rememoración. El 24 de marzo (de 1976) es la marca de la tragedia social más profunda vivida por el pueblo argentino. Para el calendario de los villenses ese acontecimiento se conmemora junto a otros hechos históricos locales que marcaron a fuego la memoria popular en Villa Constitución.
Por Agustín Prospitti*
¿Qué es aquello que se rememora del pasado? Una Historia que resume múltiples historias, con diferentes significados: heroísmo obrero, luchas sindicales, militancia juvenil y barrial, solidaridad comunitaria, represión, desapariciones y asesinatos. Esa Historia está fuertemente ligada a los trabajadores metalúrgicos villenses, a su tarea gremial, compromiso político y acción social, en tiempos de gran agitación social y de lucha antidictatorial a fines de los años sesenta, que tuvieron en los Rosariazos y el Cordobazo el inicio de un ciclo de movilizaciones, huelgas y levantamientos populares denominados “azos”, que implicaban la decisión de combatir el autoritarismo, la explotación capitalista y la injerencia del imperialismo en Latinoamérica, y que tendría su eco en Villa Constitución.
A comienzos de los años ’70 la seccional UOM Villa Constitución (una de las más importantes del país por el número de sus afiliados) se encontraba intervenida por el secretariado nacional del sindicato metalúrgico. A ello se sumaba la inacción de los interventores ante la patronal y un conjunto de demandas insatisfechas (sanatorio propio, condiciones de trabajo, camping). Frente a esta situación comenzaron a reunirse un conjunto de metalúrgicos, en la última etapa dictatorial de la autodenominada “Revolución Argentina”, gestando las agrupaciones sindicales (GODA-GOCA-MRS) que serían los antecedentes de la histórica Lista Marrón en la UOM villense. Esta agrupación protagonizó dos grandes conflictos en los setenta: el primero de ellos, en marzo del ’74 enfrentando a la dirección nacional del gremio metalúrgico y sus representantes locales por la normalización de la seccional intervenida, tomando la fábrica y parando la producción por nueve días, hasta lograr el compromiso de la ansiada elección en la seccional.
El holgado triunfo de la Lista encabezada por Alberto Piccinini en las urnas le permitió poner en práctica alguno de los anhelos que los movilizaron a la lucha, como discutir un nuevo convenio colectivo de trabajo, mejorar las condiciones laborales y salariales, como así contribuir a solucionar algunas de las problemáticas de la comunidad (como la carestía de la canasta de alimentos). También lo llevó a transformarse en un ejemplo de lucha para otros miles de trabajadores argentinos, que los veían como un modelo a seguir, y al mismo tiempo se convirtieron en una vanguardia en la disputa contra la denominada “burocracia sindical”, lo que los llevó a estrechar relación con la izquierda peronista y no-peronista, desde una perspectiva pluralista, democrática, antimperialista y antipatronal.
Estas posturas -y su decisiva participación en el movimiento sindical antiburocrático que encabezaran Agustín Tosco (Luz y Fuerza Córdoba), René Salamanca (SMATA Córdoba) y Alfredo Ferraresi (Sindicato de Farmacia Buenos Aires)- los colocaron en el blanco de la represión del gobierno conducido por Isabel Perón. El segundo de los conflictos antes mencionados tuvo lugar en oportunidad del operativo antisubversivo organizado desde el Ministerio del Interior y ejecutado por todas las fuerzas represivas civiles el 20 de marzo de 1975. Por entonces, la ciudad fue virtualmente sitiada y ocupada por fuerzas de asalto que tenían como objetivo detener a todos los dirigentes y activistas de la zona, en particular a los miembros de la Lista Marrón. A partir de las detenciones y del envío de los dirigentes metalúrgicos y ferroviarios a las cárceles, el único miembro de la Comisión Directiva de la UOM Villa Constitución que pudo evitar las pinzas de las fuerzas de seguridad y permaneció en libertad, Luis Segovia, comenzó a organizar la resistencia. En ese marco se eligió un comité de lucha para ponerse al frente del conflicto, que tuvo paralizada a la ciudad y afectó a la región y a algunas actividades productivas del país por dos largos meses.
En ese lapso en que transcurrió el conflicto -en una primera etapa al interior de las fábricas con tomas y en un segundo momento más extenso en las puertas de la fábrica y en los barrios- se buscaba la liberación de los detenidos y la reincorporación de los mismos a sus cargos sindicales y puestos laborales. Pero el disciplinamiento de los trabajadores metalúrgicos no era algo sólo pretendido por el Gobierno, sino que la empresa (dirigida en ese momento por el ex-ministro de economía de la dictadura militar, Martínez de Hoz) decidió participar activamente en la desmovilización del activismo local, confirmando una actitud ya manifestada en otros conflictos.
El rol de Acindar no fue solamente el de colaborador, sino el de co-autor -incluso, instigador e ideólogo- de los planes represivos contra los obreros metalúrgicos y sus dirigentes. En coordinación con las patronales, en esta etapa comenzó a sembrarse el terror al interior de las fábricas y en la población local con las detenciones ilegales y torturas a activistas y militantes de la zona en el albergue de solteros de Acindar, de manos de efectivos policiales infiltrados en las fabricas y miembros de la Triple A, que desde el inicio de la huelga actuaron con absoluta impunidad, en continuidad hasta el final de la etapa dictatorial, dejando el trágico saldo de 59 víctimas entre asesinatos y desapariciones que no encontraron justicia.
Causa por delitos de lesa humanidad
Pero este marzo trae un dato especial en la conmemoración, ya que se presentó una nueva causa por los hechos ocurridos entre 1975 y 1983 en Villa Constitución. Los dirigentes y activistas villenses nunca abandonaron la lucha por el juzgamiento de los delitos cometidos por la represión estatal en aquellos años y su rememoración. Pero a partir del año pasado tomó curso la causa abierta en Rosario, que involucra también (en un avance histórico en los juicios a los responsables civiles de la etapa dictatorial) a los directivos de Acindar.
Como afirmó el día de la presentación de la causa el dirigente metalúrgico Victorio Paulón (testimoniante y uno de sus impulsores), “nosotros entendemos que Acindar ha sido protagonista de estas cosas. Hemos decidido con un grupo de compañeros que fuimos parte de aquella gesta del movimiento obrero en Villa Constitución, presentarnos como querellantes y echar luz sobre estos hechos. Para nosotros es una cuestión trascendental. Siempre Villa Constitución estuvo presente desde las denuncias de la CONADEP en todos los juicios que hubo, que tocó no sólo a esa localidad sino también a todo el cordón industrial, y ahora queremos sumarnos a esto que me parece que es la etapa superior. Si se quiere desterrar definitivamente el golpe de estado como mecanismo de apropiación de las clases dominantes sobre los sectores populares, es necesario desenmascarar de una vez por todas a los verdaderos protagonistas, a los dueños del golpe. Acindar fue de alguna manera la cocina del golpe, porque desde ahí salió el presidente del directorio (de Acindar) como ministro de economía de la dictadura”.
Por ello, decíamos al comienzo que es un marzo cargado de simbolismo, porque comenzaron las testimoniales, porque la lucha inclaudicable de los organismos de Derechos Humanos, las organizaciones sociales, políticas y sindicales, y la decisión de los gobiernos kirchneristas de impulsar los juicios a los delitos de lesa humanidad, hacen a los metalúrgicos sentirse en camino a obtener una sentencia que haga justicia histórica con aquellas víctimas que por más de treinta y ocho años la esperan.
* Profesor de la UNR – Becario CONICET. Foro Rosario para Todos.