Desde las 11 horas, se realizará un acto frente a los Tribunales Provinciales de Balcarce y Pellegrini, para recordar un nuevo aniversario de las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001. Allí se reunirán los familiares de las víctimas fatales de aquellos días que, acompañados por diversas organizaciones, renovarán su reclamo por verdad, justicia y memoria. A continuación, presentamos un artículo del Secretario Adjunto de la CTA Rosario que recorre lo que nos dejó aquella rebelión popular.
Fuente: CTA Rosario
Por Gustavo Martinez
Costó mucho, horas, llegar a las casas, prender la televisión, en el centro, donde no había pasado nada, para enterarse de lo que había pasado en los barrios. Hay quienes lo vivieron como un Mayo Francés, como una fiesta cívica, como un despertar, salir a desafiar con color y creatividad el estado de sitio bobo que puso el más bobo de todos, De la Rúa. Y había otros que lloraban y se lamentaban porque no sabían dónde poner al bebé porque las casas estaban impregnadas todavía de los gases que habían tirado. A 12 años, aquel diciembre fue todo eso junto, por qué negarlo. Hay muchos que tuvimos la oportunidad de pasar de un lado a otro. Era injusto lo de los pequeños ahorristas y era injusto no tener un mango para comprar leche en esos días.
Por su parte, la justicia fue lenta, pero también rápida. Las primeras condenas fueron por robo en banda, contra aquella gente que desesperadamente salía en búsqueda de comida. La justicia no tardó un año en condenar a los saqueadores. En una sociedad como la nuestra es complicado catalogar de saqueo a aquel que está sacando algo de un supermercado, con 43 terminales portuarias en la espalda, con un río por donde se va gran parte de la riqueza del país. Es complicado satanizar tanto cuando la Corte Suprema de Justicia de la provincia hace 30 años que está de paro, negándonos justicia. Y cuando el 1º de enero el nuevo presidente de la Corte va a ser Rafael Gutiérrez, un primo político de Reutemann.
Las causas que originaron aquel diciembre están ahí, no podemos mirar para otro lado. Hay una matriz que hace que en un país hecho como un paraíso, la principal tasa de ganancia la tengan no los que producen, trabajan, ponen el lomo, los que sudan, sino los bancos. El mercado financiero tiene de rehén a una sociedad, por lo que no se puede hablar de democracia plena.
Este 19, en el marco de una jornada nacional de protesta de la CTA, hay una esperanza. Se están encontrando, ya lo hicieron en el décimo aniversario del diciembre de 2001, estudiantes, trabajadores, familiares, organizaciones territoriales, para marchar y mezclar todas las reivindicaciones. Porque cuando uno reclama justicia no habla de la justicia de los tribunales, sino justicia en serio, que no sea palabra muerta. Está claro que no estamos hablando de ayer.
En ese momento intuíamos que detrás de cada familia había un drama, estaba esa miseria planificada de la que hablaba Walsh. Y se ha visto en la toma de terrenos, en la búsqueda desesperada de un lugar donde vivir, en la necesidad de un trabajo digno. Hemos visto a los hijos de los asesinados en 2001 en carros, levantando una vivienda, porque el Estado ni ningún organismo oficial estaba presente a la hora de atender un drama. El mismo Estado que mata, nunca va a terminar de reparar y siempre va a estar en distintos momentos del lado de enfrente, removiendo las heridas, no resolviendo lo estructural. El Estado y los grupos económicos no solamente se la agarraron contra Graciela Acosta, contra Walter Campos, Rubén Pereyra o el Pocho, sino que siguieron generando más pobreza y miseria en sus núcleos familiares, en los amigos y en esos barrios que fueron golpeados en 2001 y que siguen siendo golpeados silenciosamente hoy.
* Gustavo Martínez es Secretario Adjunto de la CTA Rosario y Secretario General de ATE Rosario.