Jornadas en Máximo Paz
La Asociación Padres en Red y el Centro Terapéutico Tramas organizaron durante el mes de noviembre en la localidad de Máximo Paz las Primeras Jornadas Regionales sobre Discapacidad e Inclusión, bajo la consigna «Incluir desde el Interior». Un debate necesario que asoma entre las urgencias de la vida cotidiana, y propone la construcción de un mundo para todos.
«Niños y jóvenes merecen igualdad de oportunidades para su desarrollo pleno», abría diciendo la convocatoria a las Primeras Jornadas Incluir desde el Interior. Y sostenía: «hay otros mundos posibles, si nos permitimos poner la mirada en el otro. En este hacer con el otro, sumando voluntades, iremos construyendo inclusión en los pueblos».
Las jornadas -que tuvieron lugar en el Parque Español de Máximo Paz- fueron organizadas por el Centro Terapéutico Tramas y la flamante Asociación Civil Padres en Red, que nuclea a familias de Alcorta, Máximo Paz, Carreras, Santa Teresa y Juncal, entre otras muchas localidades de la región.
Con un enfoque abierto y plural, se destinaron «a toda la comunidad y localidades vecinas; personas con discapacidad, padres y demás familiares; docentes, terapeutas, estudiantes»; y entre los disertantes se contaron el psicólogo e investigador Horacio Belgich; el promotor de los Tiburones del Paraná, Patricio Huerga; el médico neurólogo Pedro Cachia; Verónica Velasco y Diego Riquelme, ambos abogados especializados en discapacidad; las psicopedagogas Alejandra Martinelli y Claudia Ortega; la destacada docente Alicia Ligabue; las periodistas Karina Vimonte y Mechi Pombo; Maximiliano Marc, impulsor de la Ley de los Perros Guía; y Marisa Bollatti, una de las fundadoras de AISDRO (Asociación por la Inclusión de Personas con Síndrome de Down). Durante el encuentro se homenajeó también al poeta rosarino -recientemente fallecido- Fabricio Simeoni.
ENREDADOS
Melina Reynoso, secretaria de la flamante Asociación Padres en Red, cuenta cómo se gestó esta Organización No Gubernamental: «convocados por profesionales del Centro Tramas, nos fuimos conociendo padres que tenemos hijos con alguna discapacidad. Todos somos papás de pacientes que concurrían a Tramas, y de esos encuentros surgió la idea de conformar un grupo de trabajo. Así nació Padres en Red».
La integrante de la novel ONG traza el mapa de una región que despierta, morosamente, a estos temas: «los pueblos estamos arrancando en estas cuestiones. En las ciudades hay más posibilidades de reunirse, de juntarse, de encontrar escuelas preparadas. En mi caso particular, mi hija es sorda, su discapacidad es la hipoacusia. Y va a una escuela común -no hablamos de escuelas ‘normales’-, que es muy importante porque ellos pueden ver que no son tan distintos. Lo bueno de la inclusión es el hecho de compartir con el resto de los chicos, porque los chicos no hacen diferencias».
«En Alcorta, hay chicos incluidos en todas las escuelas, sean públicas o privadas. En las tres escuelas primarias se trabaja con la inclusión escolar. Pero nadie está preparado para nada, y todos estamos preparados para todos», dice Melina Reynoso. Y completa que «nadie te prepara para ser una mamá o un papá con un hijo con discapacidad. Y tampoco se prepara al docente para ser docente de un chico con discapacidad. Estamos todos en el camino, ayudándonos mutuamente. Estamos todos aprendiendo. Afortunadamente hay mucha gente con mente abierta, dispuesta a aprender».
«Un adelanto grande en estos pueblos es que se han hecho rampas para sillas de ruedas. Pero, a modo de ejemplo, en el parque, si vas con un chico en sillas de ruedas, no puede jugar. No puede acceder a los juegos. No conozco los costos que pueda tener una hamaca especial para sillas de ruedas, pero hay. Se pueden implementar. Y después, hay mucho que pasa por la persona que está a cargo de determinado deporte o actividad recreativa. Una danza, fútbol, lo que sea», sintetiza la secretaria de Padres en Red.
La organización ha establecido algunos objetivos básicos. «Nosotros ahora queremos que se conozca la Asociación, que las personas que no tienen obra social y de todas formas tienen derecho a que su hijo, su amigo, su vecino o quien fuese pueda acceder a la salud, pueda acceder a la educación, tenga acceso a la rehabilitación, a la estimulación temprana. Muchas veces, por desconocer que el derecho de acceso está, esto de decir ‘si no tengo obra social quién me lo paga’, bueno: el Estado tiene la obligación de cubrirlo. No es fácil. Ni con el Estado ni con la Obra Social, o las prepagas de salud», puntualiza con precisión Reynoso.
Al mismo tiempo, pinta la postal que resume una crónica larga de olvidos: «hay que lucharlo, hay que pelearlo, llamar, golpear puertas, insistir, insistir, hasta que se da. Te doy un ejemplo: mi nena tiene un implante cloquear. Me llevó dos años y medios conseguirlo. Y la obra social te autoriza uno, como si no tuviéramos dos oídos. Esa es la pelea más grande».
Sin embargo, aclara, «la idea es estar juntos, y juntos luchar por lo que le corresponde a nuestros hijos, para que tengan una mejor calidad de vida. Porque nosotros no vamos a estar siempre. El temor del padre es ése: qué va a pasar con mi hijo cuando yo no esté. Y tenemos que darle las herramientas para que ellos solos puedan seguir adelante el día que uno no esté más».
HISTORIA DE LA DISCAPACIDAD
Patricio Huerga es uno de los fundadores de la reconocida experiencia de Los Tiburones del Paraná, y acaba de editar su libro Discapacidad, Derechos Humanos e Inclusión.
«El libro arranca con la idea de pensar si la discapacidad es algo reciente o antiguo. Y la conclusión es que la discapacidad es tan antigua como la presencia del hombre en el mundo, y a lo largo de los períodos de la historia ha sido tratada de diferente manera. Pasó de una cuestión de superstición, de decir que la discapacidad es un castigo divino, a una cuestión médica, y decir que hay que curarla», señala Huerga.
El recorrido se multiplica en los pliegues de la historia: «después pasó a ser una cuestión social, sobre todo después de la Primera y Segunda Guerra Mundial, cuando quedaron millones de personas con discapacidad, mentales o físicas. Entonces pasó a ser una cuestión social porque había que ocuparse de eso que el Estado provocó: millones de personas con discapacidad», describe. Y completa la síntesis de una crónica política y social: «en los últimos 30 años, la perspectiva varió hacia una cuestión de derechos humanos. Se fue evolucionando de esa forma hasta considerar que no existen los ‘discapacitados’, sino las personas con discapacidad. Primero son personas, por lo tanto se le deben respetar todos los derechos. Y ahí estamos en estos momentos».
En diálogo con este medio, Huerga traza también una evaluación de las políticas públicas que abordan la cuestión, donde -dice- «hay irregularidades. La inclusión social es muy importante. El hecho de las pensiones no contributivas; la Ley 24901 de Prestaciones Básicas, que asegura que cualquier persona con discapacidad, teniendo su certificado de discapacidad, donde acredite lo que tiene y lo que necesita, tanto el Estado como las prepagas están obligados a brindárselo en forma gratuita, es una cobertura muy importante. Y hay una serie de beneficios: el salario cuádruple para el hijo con discapacidad que tiene el trabajador en blanco, por ejemplo, es muy importante. A nivel Latinoamericano debe ser el único país que lo tiene».
En forma paralela, el referente de Los Tiburones del Paraná advierte que si bien «esto fue creciendo a medida que el país fue mejorando, hay que sostenerlo en períodos de crisis. Porque España estaba a la vanguardia en este sentido. Ahora con la crisis lo primero que se recortó fue precisamente esos servicios».
Y remarca los desafíos que marcan el pulso de esta historia: «Lo que hay que hacer es difundirlo para que la gente sepa. Que las Obras Sociales, las Prepagas, y si no tiene cobertura de obra social ni prepaga, el Estado, están obligados por ley a cubrir lo que la persona con discapacidad necesita. Sea Centro de día, centro educativo terapéutico, rehabilitaciones de cualquier tipo, y en forma gratuita, porque esos servicios son un derecho que tiene la persona con discapacidad. Cuanto más se difunda, más se sepa, más armas tiene la familia para pelear por ese derecho».
IGUALDADES
A pedido del Bloque de Prensa, la Asociación Civil Vecino sintetizó los derechos de las Personas con Discapacidad.
«Con la Ley Nacional 22431 de Sistema de Protección Integral de las Personas con Discapacidad se considera de este modo a toda persona que padezca una alteración funcional permanente o prolongada, física o mental, que en relación a su edad y medio social implique desventajas considerables para su integración familiar, social, educacional o laboral. Conforme esta ley, para que una persona con discapacidad sea considerada como tal, debe poseer el Certificado que acreditará la existencia de la discapacidad, su naturaleza y su grado, así como las posibilidades de rehabilitación y qué tipo de actividad laboral o profesional puede desempeñar. En la provincia de Santa Fe, la Ley 9325 y la ley 11.518, adhieren a esta Ley Nacional», precisa la entidad.
Acerca del Certificado Único de Discapacidad (CUD), Vecino señala que «es un documento que acredita plenamente la discapacidad en todo el territorio nacional, en cualquier circunstancia en que sea necesario invocarla. Tiene igual valor que el Documento Nacional de Identidad, y podés tramitarlo gratuitamente en la ciudad de Firmat o en Rosario. Con él se obtienen beneficios que tienen por objeto la integración social de las personas con discapacidad, y el aval de una garantía de igualdad ante la ley. El fin es garantizar el pleno goce y ejercicio de los derechos humanos y de la igualdad real de oportunidades».
«Si sos una persona con discapacidad, tenés estos derechos: Viajar gratuitamente. Solicitar una licencia especial por maternidad. Recibir una asignación por hijo con discapacidad sin límite de edad. Integrarte a la Educación Común. Reclamar la plena accesibilidad al medio físico. Tener un empleo en la administración pública Nacional, Provincial y Municipal o Comunal. Obtener la concesión de un espacio para la utilización de un pequeño comercio. Acceder a una cobertura total (el 100% de las necesidades) por parte de las Obras Sociales y la Medicina Prepaga. Crear Talleres Protegidos de Producción. Solicitar una Pensión No Contributiva por Invalidez. Acceder a una cobertura integral del 100% de los gastos en medicamentos. Solicitar una franquicia tributaria para la adquisición de un automóvil. Jubilarte con 20 años de servicio y 45 de edad. Poseer el Símbolo Internacional de Libre Estacionamiento. Solicitar la exención del pago de Patentes Del Automotor. Votar sin restricciones, más otros Beneficios Sociales. Y por supuesto: no ser discriminado en ninguna circunstancia», resume la Asociación en formación con sede en la Biblioteca Popular de Alcorta.
BARRERAS Y DESAFÍOS
«Cuanto más nos acostumbremos a decir nosotros ‘personas con discapacidad’ nos vamos a dar cuenta que son personas. Independientemente de si lleva un bastón, si necesita un perro para guiarse, o si necesita una silla de ruedas. Lo que conlleva el tema de las discapacidades la cuestión comunitaria, cómo construimos un lugar para todos. Porque si la discapacidad es la pérdida de una función, por ejemplo, la función de ver o la función de caminar, se la puede solucionar: la función de ver con un bastón blanco o un perro guía, la función de caminar con una silla de ruedas. El tema es que cuando esa persona sale a transitar los lugares públicos, se encuentra con ciudades que son altamente agresivas, porque no tienen accesibilidad», advierte Patricio Huerga.
Y concluye que «eso que pasa con la accesibilidad física pasa con los prejuicios: una persona que va a buscar trabajo, y lo primero que dicen es no porque tiene una discapacidad, sin medir si tiene o no capacidad para el trabajo que va a proponerse. Así que están los prejuicios físicos, y los prejuicios sociales. Entonces, uno trabaja más sobre la concientización de decir: hagamos un lugar para todos».
Es Melina Reynoso quien remarca: «incluir desde el interior se puede tomar de varias maneras. Por un lado, el interior es siempre lo que está fuera de las grandes ciudades, y somos de Alcorta, de Careras, de Máximo Paz. Y por otro lado, incluir desde lo que tiene cada uno adentro, sinceramente, con amor, con ganas, de que la otra persona salga adelante con sus posibilidades. Más allá de que termine séptimo grado, o termine cuatro grado, hizo amigos, hizo gente que lo quiere, que lo va ayudar, que crezcan juntos».
Como declaraba la convocatoria a las Jornadas, el gran desafío es «incluir desde el afecto. Dar lugar al otro con lo que puede. Ampliar la mirada es parte del desafío, por una sociedad que nos incluya a todos». Y en ese camino, el Encuentro se convirtió en una buena manera de comenzar a construir una región para todos. Un mundo distinto.
Un mundo otro.
Nota publicada en Bloque de Prensa Regional
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Imagen: Florencia Vincenti