Por los pibes y en contra del capitalismo feroz
Por Carlos del Frade.
Desde hace mucho tiempo, aún antes de nacer de muchos de los que hoy estamos acá, dos frases se hicieron cultura encarnada en la realidad cotidiana de las mayorías argentinas: los únicos privilegiados son los niños y con los chicos no.
Hoy nos juntamos para expresar la conciencia y el sentimiento de saber que ya no es así. Que los pibes se han convertido en los primeros perjudicados y que con sus cuerpos la ferocidad del capitalismo hace lo que su perversión impone y vende.
No queremos ser cómplice de estas formas de exterminio de las pibas y los pibes de los sectores populares, ni en el Gran Rosario ni en la Argentina.
El 80 por ciento de los 185 asesinados que ya tiene la cuenta roja de sangre derramada en los barrios de la región corresponde a pibas y pibes menores de veinte años. Venimos a gritar basta de matar chicas y chicos.
Y por el otro lado, mientras se sabe que el 0,5 por ciento de los delitos son cometidos por niñas y niños menores de dieciséis años, hay algunos que todavía quieren bajar la edad de imputabilidad para meter presos a chicas y chicos que necesitan educación, trabajo, deporte, cultura y entretenimiento y no represión.
Por eso estamos acá, para volver a abrazar a nuestros pibes, a nuestras hijas, para no ser hipócritas y descargar sobre ellos lo que nuestra cobardía no nos permite denunciar y transformar.
Venimos a decir como Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud del Gran Rosario que queremos trabajar en recuperar aquel país donde los únicos privilegiados eran los pibes, aquel lugar donde sabíamos que con los chicos no.
Por eso venimos a exigir que hay que cuidar a los pibes no a cuidarnos de los pibes.
Que si hay un futuro mejor será a partir del momento en que salgamos de nuestra comodidad personal y nos juguemos, de verdad, por nuestros pibes.
En contra de todos aquellos gobiernos, locales y nacionales, que persigan a los pibes o que miren para otro lado cuando los matan casi todos los días.
A favor de los que intentan abrazar a las chicas y los chicos que necesitan un cachito de ternura en medio de la ferocidad del capitalismo.
Por todo esto, estamos acá, poniendo el cuerpo, la cabeza y el corazón.