Elvira Finsterwald es una de las protagonistas de aquella búsqueda inicial que germinó tiempo después en el movimiento de las Madres de la Plaza 25 de Mayo de Rosario. El domingo 6 de octubre muy temprano nos llegó la noticia de su partida. La voz en el teléfono contaba que Elvira venía con serios problemas de salud y su corazón ya no pudo resistir. Así los recuerdos traen la certeza de que sigue siendo insuficiente el abrazo que como sociedad debemos a estas mujeres que siguen girando, cada jueves, en la Plaza 25 de Mayo, dando cuerda al universo.
Por Equipo Editor de Alapalabra
De repente, la historia nos sigue sorprendiendo, desde el propio enigma de la energía creadora brotando en la más profunda tristeza. Y no resulta fácil sumergirse en esos años con olor a libros ardiendo en las hogueras, y tan solo imaginar la valentía, el coraje de ponerse de pie. En la noche larga del terror, entre las ausencias y el despojo planificado, un grupo de mujeres supo sobreponerse como nadie para trascender las historias personales e iniciar junto a otros familiares una búsqueda colectiva, nombrando las tres palabras prohibidas: Aparición con Vida, que también anticipaban las historias no escritas.
ODISEAS
Hace muy pocos años, el 20 de octubre de 2009, fue realizada con Elvira la entrevista que formaría parte del documental «Arderá la Memoria». Un trabajo colectivo que surgió con la idea de abrir una ventana hacia la historia de las Madres de Plaza 25 de Mayo, con los relatos dichos en primera persona, por ellas mismas.
Entre la emoción y el desgarro, Elvira nos habló de su hijo, Orlando Finsterwald, quien fue secuestrado y desaparecido a la edad de 22 años, el 17 de febrero de 1976, en la ciudad de Santa Fe. Orlando, a quien llamaban «el Polaco» militaba en la Juventud Universitaria Peronista (JUP) en la facultad de Ingeniería de Rosario y siguió tiempo después en el Partido Peronista Auténtico y Montoneros.
Previamente al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, Elvira nos cuenta que Orlando ya había sufrido un secuestro y había sobrevivido en forma milagrosa cuando una patota de extrema derecha intentó asesinarlo, en 1975.
-El terror lo hemos vivido mucho antes de la dictadura, con la Triple A -señala Elvira, y nos cuenta de la cacería que se anunciaba, y sería terriblemente más grande.
-Fue una odisea criminal -aseguró Elvira, y entre el desgarro y la emoción contó los pormenores de una búsqueda que recorrió cuarteles, juzgados, pasillos como laberintos y, sobre todo, iglesias.
Al igual que Nelma Jalil, Ángel Seggiaro y otros tantos, Elvira fue víctima de las mentiras y falsas expectativas que surgían de lo que aseguraban y prometían los hombres de sótano y sotana.
En el fragmento que aquí reproducimos de aquella entrevista de octubre de 2009, Elvira Finsterwald da cuenta fundamentalmente del rol de la Iglesia, que si bien tuvo muchos hombres dignos y valientes como Santiago Mac Guire o Juan Carlos Arroyo, la propia sede del Arzobispado rosarino estaba plagado de mentiras y velos de muerte.
Escuchar Audio de Elvira Finsterwald, en Alapalabra
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Imagen: Jorge Chango Contrera