Con el corazón zapatista
Quienes después de muchos años de trabajo común, hoy concretan el sueño de poner en funcionamiento “La Otra Casa”, la presentan como un espacio cultural, político y social con el corazón zapatista. Como un lugar de posibilidad y de trama común, abierto a otras organizaciones. La casa incluye entre sus actividades ciclos de cine, muestras fotográficas, talleres sobre la cultura guaraní, yoga y reiki. No faltan las comidas caseras, preparadas a fuego lento y entre varias manos.
Por Vivi Benito
«Sueña Antonio con que la tierra que trabaja le pertenece, sueña que su sudor es pagado con justicia y verdad, sueña que hay escuela para curar la ignorancia y medicina para espantar la muerte, sueña que su casa se ilumina y su mesa se llena, sueña que su tierra es libre y que es razón de su gente gobernar y gobernarse, sueña que está en paz consigo mismo y con el mundo. Sueña que debe luchar para tener ese sueño, sueña que debe haber muerte para que haya vida. Sueña Antonio y despierta (…)». (*)
Mucho antes de tener paredes, techo, puertas y ventanas, La Otra Casa fue soñada.
Antes de tener estas habitaciones amplias, las paredes pobladas de palabras e imágenes de históricas luchas, y el luminoso patio por donde se cuela un vientito del Paraná, esta casa fue soñada por muchos/as. Fue imaginada desde los principios zapatistas de autonomía y horizontalidad, de recuperación de los vínculos sociales quebrados por el neoliberalismo.
A partir del hacer colectivo, en Urquiza 837 este sueño está tomando forma. La mayoría de sus hacedores llevan años de militancia en la Red de Solidaridad con Chiapas de Rosario, y con inmensa satisfacción hablan de La Otra Casa como un espacio integral, sin fines de lucro, donde quieren que “quepan muchos mundos”.
“La Otra Casa surge de un proceso de maduración, si bien hay algo que está en construcción permanente, hay un punto de partida de la Red, de la experiencia hecha como grupo vinculada al zapatismo. Esa es la base, el corazón. Esto es algo que de alguna manera condensa la experiencia vivida en un proyecto que surge con determinados fundamentos, de autogestión, autosustentabilidad, de apertura, de fomentar las relaciones, de generar lazos entre grupos y organizaciones”, nos cuenta mate en mano, Marta Figueredo.
“Desde este espacio nos interesa la posibilidad de modificar las relaciones entre las personas, de no depender de la asistencia del Estado, o sea, la autonomía de la actividad cultural, pensamos que se puede”, agrega Juan Carlos Etchegaray, rodeado de fotos y textos vinculados a la Segunda República española, una de las primeras actividades realizadas en la casa.
“El 14 de abril recordamos la proclamación de la Segunda República, son valores republicanos que hoy en España y en casi todo el mundo están virando, fue una revuelta a nivel internacional tremenda que desencadenó la guerra civil española, toda la humanidad quedó marcada por esa guerra civil. En el marco de la actividad nos conectamos con gente de España, se asombraron por el llamado, compartiendo la importancia de poder recordar”, señala.
Precisamente, dar cabida a instancias de estudio, análisis e investigación sobre la realidad sociopolítica y las significativas luchas por la dignidad de los pueblos, es una de las propuestas del grupo. En esta línea, el 1º de mayo, además de cocinar y compartir un exquisito locro, proyectaron una serie de documentales vinculados al Día Internacional del Trabajador.
La estrategia del caracol
A estas actividades asociadas a fechas concretas, se suman espacios fijos como el taller sobre cultura Guaraní para jóvenes y adultos, ciclos de cine, reiki y yoga. Con la proyección de «La estrategia del caracol», el jueves 16 de mayo comenzó el ciclo de cine latinoamericano, espacio de cine debate que continúa todos los jueves a las 20.
“Esta es una casa abierta para los colectivos que se quieran incorporar, le damos un contenido cultural, social, político (no partidario) y de relacionarnos. Nos interesa recuperar los lazos que se han cortado en la sociedad hace tanto tiempo”, agregan los/as compañeros/as, teniendo como faro la experiencia zapatista, no para importarla a estas tierras, sino para pensar y poner en práctica otras formas de vínculos cotidianos.
En este hacer con otros, como Red desde hace unos meses todos los jueves marchan junto a las Madres de la Plaza 25 de Mayo, abrazándolas, acompañándolas en la ronda. Nos cuentan que la propuesta surgió a partir del acompañamiento a las víctimas y querellantes en los juicios por delitos de lesa humanidad. En ese “estar” se plantearon la posibilidad de acompañar sistemáticamentese a las Madres, que llevan 36 años de inquebrantable lucha, y por razones de salud, porque están muy viejitas, se les va haciendo cada vez más difícil el sostenimiento.
“Hoy cruzaban por la Plaza unos chicos jóvenes y dijeron ¡Uy! cuando nos vieron marchar, se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo. Se sorprendieron. Fue como un impacto. Pararon con mucho respeto. Es interesante que la ronda siga sorprendiendo, generando y abriendo preguntas, sostener ese lugar es muy importante”, nos dicen, poniéndole el cuerpo a la construcción de «otro mundo posible».
“Ahora sabe qué hacer y ve a su mujer en cuclillas atizar el fogón, oye a su hijo llorar, mira el sol saludando al oriente, y afila su machete mientras sonríe. Un viento se levanta y todo lo revuelve, él se levanta y camina a encontrarse con otros. Algo le ha dicho que su deseo es deseo de muchos y va a buscarlos. (…)” (*)
(*) Fragmentos del cuento Sueña el viejo Antonio, editado en “Los Otros Cuentos”, un libro-disco con una selección de cuentos del Subcomandante Marcos, acompañados de fotografías de las comunidades zapatistas. En el disco, se encuentran los cuentos relatados por diferentes artistas y defensores de los derechos humanos. Escuchar Sueña el viejo Antonio, narrado por Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo, línea Fundadora.