El 1º de mayo se fue convirtiendo en el día más importante en la constitución de los trabajadores como una clase sin fronteras y con una identidad común. En las primeras décadas eran días de lucha -significaba huelga, actos, enfrentamientos con la represión- pero esta conciencia ha disminuido. Sin embargo hay un resurgimiento del Día Internacional de los Trabajadores en nuevos fenómenos que no se han cristalizado aún en una tendencia fuerte.
Por Agustín Santella, ANRed.
El 1º de mayo nos vuelve en nuestra historia. En protesta por los mártires de Chicago, esta jornada nació como un acto mundial coordinado conscientemente. El congreso de la Internacional socialista resolvió en 1899 realizar una acción internacional simultánea. Este día se fue convirtiendo en el día más importante en la constitución de los trabajadores como una clase sin fronteras y con una identidad común. Desde entonces ha recorrido una larga historia hasta el presente y se convirtió en actos masivos en gran parte del mundo. En las primeras décadas eran días de lucha: implicaba que los trabajadores hicieran huelgas en todo el mundo, ya que pasó tiempo hasta que se hiciera feriado. Esta jornada significaba huelga, actos, enfrentamientos con la represión y a veces también fiestas organizadas por los sindicatos y partidos.
Luego el estado legalizó la fecha. Visto desde el presente quiso transformarla en un día de fiesta; en gran parte lo logró. No es derrotismo sino realismo comprobar que esta conciencia ha disminuido. Por ejemplo, en la Argentina el 24 de marzo es una fecha de participación política más importante que el 1º de mayo. Desde una perspectiva de largo plazo, seguramente podamos ver también que las concentraciones han mermado. No hay que olvidar que debido a su integración en el estado, el 1º de mayo en los países “socialistas” se convirtió en actos masivos pero vaciados de su perspectiva revolucionaria original.
Sin embargo, por otro lado, hay un resurgimiento del 1º de mayo en nuevos fenómenos que no se han cristalizado en una tendencia fuerte. En el único país que no reconoce oficialmente esta fecha, los Estados Unidos, hace poco los movimientos de inmigrantes eligieron este día para manifestarse a nivel nacional. Esto constituyó en los hechos una extensión de la jornada internacionalista a una parte no desdeñable de la clase trabajadora norteamericana.
La importancia del 1º de mayo reside en que la existencia y las luchas de los trabajadores tienen un carácter mundial. A pesar de lo que dicen ciertos discursos, los trabajadores asalariados son la clase social más grande en la economía mundial. Enormes regiones del planeta se han incorporado a la economía capitalista luego de la disolución de las economías llamadas socialistas (las ex URSS, China). En otras regiones como África, o parte de Asia, todavía se encuentran parcialmente y menormente proletarizados, pero la tendencia es creciente en el mundo.
Pero no solo se trata de una mayoría de individuos, sus conexiones atraviesan el mundo, como muestra Beverly Silver en el libro “Fuerzas del trabajo” (2005). Las relaciones entre los trabajadores del mundo son directas e indirectas. La solidaridad explícita, las movilizaciones comunes, las organizaciones permanentes, son las relaciones de los trabajadores en el mundo más directas. Ejemplos son el 1º de mayo, o recientemente hechos como las protestas de Seatlle en 1999 o el movimiento antiglobalización, que reunieron organizaciones de países distintos en una protesta común. Pero las relaciones entre los trabajadores del mundo también se dan indirectamente, a través los efectos que sus acciones locales tienen en la economía mundial. El mismo origen de la globalización de la industria comienza por la decisión de los empresarios de mover las industrias a países más baratos, para evitar la combatividad de los trabajadores de sus países de origen. De este modo se crea una conexión entre trabajadores de distintos países. Los capitalistas buscan la competencia entre trabajadores del mundo para ver quien se vende más barato.
De hecho la globalización, que se acentúa en las últimas décadas de parte del neoliberalismo, es un intento por terminar con los derechos de los trabajadores a nivel nacional. Contradictoriamente, en el intento de enfrentarlos, el capital conecta cada vez más trabajadores del mundo que, así como ha ocurrido dentro de cada país, pueden ir tomando conciencia de sus intereses comunes. Pero la historia continúa. Por primera vez en noviembre del año pasado hubo una huelga general europea, por ahora limitada a los países más afectados por la crisis como Grecia, España, Portugal. Pero es un dato nuevo y un avance significativo en este proceso, que junto con la celebración reciente del º1 de mayo por los inmigrantes en Estados Unidos pueden mostrar tendencias de internacionalización.