A 10 años de la inundación del río Salado
En abril del 2003, luego del desborde del río Salado, gran parte de la capital de la provincia se encontró sumergida bajo el agua. Una década después el reclamo de justicia para las 158 víctimas sigue vigente.
Por Martín Stoianovich
Cerca de las 17.30 la Plaza del Soldado de la ciudad de Santa Fe comenzaba a colmarse de banderas, redoblantes y aerosoles que dejaban sobre el asfalto las primeras pintadas. Miles de personas pertenecientes a distintos partidos políticos, organizaciones sociales y sindicatos se encolumnaron detrás de una única consigna. “10 años de lucha contra la impunidad”, rezaba en vivos colores una bandera sostenida por los principales referentes de los damnificados por aquella inundación que el 29 de abril del 2003 dejó bajo agua a un tercio de la ciudad, cobrándose un total de 158 vidas.
Una obra inconclusa permitió que a raíz de una serie de intensas lluvia un brazo del río Salado ingresara a la ciudad de Santa Fe. Las consecuencias de este error político hoy son el impulso del pedido de justicia de las víctimas que reclaman condena a todos los cómplices que en aquel momento ocupaban cargos públicos. En la causa judicial por este hecho están directamente implicados quienes por entonces fueran intendente de la ciudad, Marcelo Álvarez, ministro de Obras Públicas, Edgardo Berli y director de Hidráulica, Ricardo Fratti. Mientras tanto, el ex gobernador Carlos Reutemann se encuentra desligado por la supuesta falta de pruebas, si bien la causa en los últimos días dio un giro importante al anunciar que próximamente podrá volver a declarar, luego de que lo hiciera por única vez en el año 2004. Vale destacar que podrá hacerlo por escrito, gracias a los fueros parlamentarios. Lo mismo sucede con otro ex gobernador, Jorge Obeid, quien también tendrá que declarar ante la justicia, aunque deberá hacerlo personalmente.
Minutos antes de comenzar la marcha que llevaría a la multitud por calle San Jerónimo hasta la Plaza 25 de Mayo, una señora que casualmente transitaba por el lugar recordó a su manera aquellos trágicos días. Era del barrio Santa Rosa de Lima, uno de los más perjudicados. En su casa, el agua superó los cuatro metros de altura. Con su familia pudieron resguardarse en la planta alta y allí permanecer a salvo y ver cómo todas sus pertenencias se echaban a perder. Su relato es uno más de todos los que se pueden rescatar de las más de 25 mil viviendas afectadas y más de 130 mil personas evacuadas sin contar los que tuvieron que sobrevivir por su propia cuenta.
“Yo recuerdo que estábamos levantando las cosas porque decían que se venía el agua, pero no pensé que me iba a tapar la casa”, iba comentando Silvia, otra señora también del barrio Santa Rosa de Lima, mientras encabezaba la movilización. Ella no tuvo que lamentar víctimas fatales en su familia, pero sí perdió como el resto del barrio la mayoría de sus bienes. “Ahora seguimos con este dolor y en la lucha hasta que se haga justicia, porque desde Reutemann para abajo tienen que pagar e ir a la cárcel, ellos nos abandonaron, nos inundaron y nos mataron”, remarcó Silvia mientras el grito de la multitud comenzaba a crecer con el correr de los metros pidiendo juicio a todos los implicados, incluido el juicio político a la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe.
Haciendo historia en Plaza 25 de Mayo
El mismo césped que reunió a las Madres y Abuelas en la búsqueda de sus familiares desaparecidos durante la última dictadura cívico militar, desde hace diez años también es el lugar de encuentro de los que hoy levantan las banderas de los damnificados en las inundaciones del 2003 y del 2007.
En la noche de los diez años de aquel 29 de abril, la plaza se encontró poblada. Se podía apreciar una pancarta con los nombres de cada una de las 158 víctimas que la versión oficial intenta reducir a veintitrés, acotando el conteo sólo a los muertos en la inundación y sin tener en cuenta a los que perdieron la vida en los días siguientes por las secuelas de la catástrofe.
Dándole la espalda a la Casa de Gobierno de la Provincia, se encontraba el escenario donde se leyó el documento final. En el centro de la manzana, junto a los restos de la Madre de la Plaza Norma Biegkler, hoy se encuentran plantadas las cruces en representación de las víctimas del llamado “crimen hidráulico” del año 2003. En otro rincón se lucía la histórica Carpa Negra por la Dignidad y la Justicia, símbolo de la lucha por la causa.
El documento, leído por María Claudia Albornoz, Milagros Demirye, José González y Jorge Castro, detalló puntualmente todos los reclamos que fueron construyéndose en esta década. “Inundados de ayer, inundados de hoy, de aquí y de todo el país y a los inundados por venir: estamos por la constancia de una lucha desigual, de una lucha hecha por la dignidad que tenemos como pueblo, en primer lugar para recordar a los que fallecieron en este camino, a las compañeras y compañeros que siguen de pie junto a nosotros y los que estarán por siempre porque han luchado por la verdad y por la justicia y son memoria viva”, comenzó la lectura. Luego se hizo mención la solidaridad a los inundados de La Plata, la ciudad de Buenos Aires y el Conurbano Bonaerense de los últimos días.
El ex gobernador de la provincia, Hermes Binner, fue otro de los apuntados, acusándoselo de haber prometido ayuda a las víctimas mientras “por la otra puerta le ofrecía a Carlos Reutemann la Secretaría de Producción de la Provincia”. Además se le crítico que, como aun sucede con los crímenes del diciembre del 2001, “todavía no se investigó nada, ni se escuchó al pueblo”.
El reclamo que tiene como base a las inundaciones, también se amplía hacia otros terrenos que hacen a la plataforma del gobierno provincial. “En Santa Fe se puede morir por nada, mientras sean los pobres los que mueren todo vale. Podemos morir inundados por agua, inundados por la inseguridad laboral, inundados de fumigaciones y de contaminación a las ciudades, de violencia derivada del narcotráfico, por la trata de personas, por el gatillo fácil o por la alianza amasada hace largo rato por la narcopolítica con nueva especialización policial”, señaló el comunicado.
Para finalizar la lectura del documento se sentenció: “Juicio y Castigo a los inundadores, justicia por nuestros muertos y enfermos, indemnización integral para todos los afectados, confiscación de los bienes de los responsables e inhabilitación para ejercer cargos públicos. Juicio político a la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe”.
La crudeza de un relato y el dolor transformado en lucha
José González bajó del escenario con sus ojos empapados y una remera que lucía estampados a los reclamos que a viva voz habían gritado durante toda la tarde. Sus ojos mantuvieron la humedad mientras contaba que en enero del 2003 había fallecido su suegro, que el 20 de abril moría su suegra y que ese 29, pocos días después, terminaría por perder todo. “Tenía mi casa con dos metros y medio de agua y justo había sacado un crédito hipotecario para ese año”, recordó González y continuó: “Tuve la suerte de escuchar que nos juntábamos en el club República del Oeste y me empecé a reunir con gente, para después instalar la Carpa Negra y comenzar la Marcha de las Antorchas. Todo el dolor se transformó en lucha”.
González es uno de todos aquellos que cada martes de todos los meses del año, luego del 29 de abril de 2003, se acerca a la plaza 25 de Mayo para realizar la ceremonia recordando a los 158 muertos que dejó la inundación, y para marchar a Tribunales y a la Casa de Gobierno a continuar el reclamo.
En todos estos años, tanto González como el resto de los que continuaron este pedido de justicia, pudieron dejar en claro cuál es el rol del gobierno y qué cuestiones se deberían modificar para que no suceda nunca más algo similar. “Todo el mundo sabe que en el 2003 nos inundamos porque había una obra sin terminar. Todos los pueblos de la pampa húmeda tienen que tener presente que acá se hace monocultivo, que no hacen ni se concluyen las obras necesarias, y que la gente se va a seguir inundando porque la inundación es un negocio muy importante para el Gobierno y creo que Santa Fe ya lo mostró”.