Mucho por hacer
Además del 8, el 7 de marzo se instituyó como un día de lucha, en homenaje a Natalia Pepa Gaitan, asesinada hace tres años atrás en Córdoba. El suyo, es un crimen de odio que la justicia ignoró por considerar que no «existían connotaciones de género». Sin embargo, lesbianas y activistas de todo el país, denuncian que a la Pepa la fusilaron por ser lesbiana. En Rosario, numerosas actividades tuvieron lugar en el Día contra la Lesbofobia. Ciclos de cine, lectura de poesías en Chavela Bar y un debate amplio sobre las condiciones del acceso a la salud de lesbianas, travestis y trans, se hicieron eco de múltiples voces que continúan reclamando el reconocimiento y el respeto de sus derechos y promoviendo la visibilidad lésbica. Por allí, anduvo enREDando.
Por María Cruz Ciarniello
7 de marzo. Se cumplen 3 años de un crimen de odio. A Natalia Gaitán, la Pepa, la mató la lesbofobia. Un asesinato que deberá guardar por siempre la memoria colectiva, para que nunca más vuelva a suceder. No es el único, sin embargo fue el que más repercusión tuvo.
Gracias a la lucha incansable de su mamá, la muerte de la Pepa trascendió a los medios pero muy pocos se ocuparon de reclamar justicia. El movimiento LGTB recuerda a la Pepa Gaitán no solo los 7 de marzo, sino cada día y a través de ella, a tantxs lesbianas, travestis y transexuales asesinadxs y víctimas de violencia por la elección de su identidad sexual.
El asesino de la Pepa, -padrastro de su novia- fue condenado a 14 años de prisión. La querella había solicitado 18 años por considerarlo un crimen motivado por la identidad sexual de la víctima. La Justicia, en cambio, lo consideró un crimen común, y no un crimen de odio realmente fue.
La Pepa Gaitán tenía 27 años y vivía en Córdoba. Irene Ocampo, poeta y reconocida activista de Rosario, escribió tiempo atrás: “Natalia era lesbiana, pobre, y además buena gente, solidaria. Había sufrido la discriminación que la sociedad suele imponer a quienes no sienten ni desean como las normas lo permiten. Por eso no quiere sólo llorar su muerte o aguardar a que la justicia condene al asesino, Daniel Torres, el padrastro de la novia de su hija. Quiere que este crimen sea considerado por la justicia como un crimen por discriminación de género, para que se visibilice en nuestro sistema judicial lo que su hija sufrió en vida e incluso luego de fallecer, cuando se hizo la autopsia para determinar la verdadera causa de la muerte, y detectar si antes del deceso Natalia había estado afectada por alguna droga, alcohol, o si alguna otra causa había provocado su muerte más allá del impacto de la escopeta con que Torres la fusiló”. (Ver nota)
“Fusilada por lesbiana” fue la consigna, la bandera y la denuncia que comenzaron a realizar de manera unánime las organizaciones sociales, luego de conocerse el brutal asesinato de la Pepa En el blog ¡Basta de lesbofobia!creado con el fin de visibilizar la búsqueda de justicia por el crimen, afirman: “El asesinato de la Pepa muestra cuán represiva es la ley heterosexual cuando los mecanismos institucionales de normalización no pudieron controlar ese deseo, esa atracción erótico afectiva que las instituciones siguen patologizando aunque a veces se llenen la boca de “los mismos derechos” y “el mismo matrimonio”. Hoy escuchamos muchos discursos progresistas cruzarse al hablar del matrimonio entre personas del «mismo sexo», discursos que ni siquiera nos nombran porque no pueden decir «lesbiana». Hay algo que es claro, la lesbofobia no se soluciona con más de lo mismo.”
En el mismo Blog, el documento que consiguió la adhesión de cientos de firmas, continuaba: “Habrá quienes digan “una muerte más de una mujer” ocultando a propósito que Natalia era lesbiana, habrá quienes llorarán por las resonancias de ese proyectil en otros cuerpos, habrá quienes sangrarán con la intensidad de la exigencia de castigo al que gatilló, habrá quienes impulsen figuras jurídicas que incorporen el crimen de odio, habrá quienes marcharán por las calles exigiendo justicia, habrá quienes gritarán el nombre de Natalia para conjurar la rabia, habrá quienes escribirán comunicados y declaraciones denunciando el régimen heteronormativo. La herida no puede ser suturada porque es la memoria de la norma. Entonces, lo que no puede haber, por Natalia, por su novia, por nosotras, por nosotros, por nosotr*s, es silencio.”
Consultada por enREDando, María Eugenia Sarrías, militante de Las Safinas, expresa: “la mamá de Natalia hizo pública esta realidad y fue muy simbólico porque en el primer lugar que nos ocultan es en nuestra familia. Que una madre levante la bandera de su hija y denuncie que su crimen fue por lesbofobia, levanta también todas nuestras banderas, y esto nos dio fuerza a todas las organizaciones para reclamar la situación en las que nos encontramos. Fue la primera vez que se llegaba a la justicia por una situación de lesbofobia.”
Día de lucha
Por Ordenanza municipal 8.746, el 7 de marzo se instituyó como Día de Lucha contra la Lesbofobia. Fecha que hace visible lo que padecen a diario lesbianas, gays, transexuales y travestis. Hoy, en Argentina, el matrimonio entre personas del mismo sexo ya es ley. Un avance, un reconocimiento y ampliación de derechos para muchos. Pero todavía hace falta más. Es por ello que este día aporta a la visibilización de innumerables situaciones de exclusión y represión que sufren miles de personas por elegir otras identidades sexuales. En conjunto con el amplio movimiento de mujeres que conmemora cada 8 de marzo el Día de la Mujer, se desarrollan múltiples actividades con un mismo fin: reclamar derechos, visibilizar las violencia de género, el crimen de odio, la homolesbotransfobia y las violaciones constantes que se cometen en nombre de lo heteronormativo.
Aquí, en Rosario, se realizó en el clásico Chavela Bar -un amplio espacio que apuesta a la diversidad y donde se desarrollan diferentes actividades artísticas- una lectura de poesía lésbica, recordando a la Pepa Gaitan. “El crimen de Natalia generó reacción, generó unión. De esa muerte surgió una respuesta de vida. El 7 de marzo está instituido como un día de lucha. Nosotros no queremos ser insertadas, nosotros luchamos porque la sociedad toda sea mejor”, se dijo minutos antes de que las poesías y las poetas compartieran el aire, y las risas y la memoria y la fina letra de cada escritora cuyos poemas hablaban del sexo, del placer, del deseo, de la sexualidad, de la elección, las identidades, del compartir, del amor, de la pasión, de Natalia y de las tantas Natalias que el sistema y la norma discriminan y cotidianamente excluyen.
En otra de las actividades, las Safinas, quien recientemente inauguró nueva sede en La Toma, impulsó una charla – debate sobre el acceso a la salud de las lesbianas. Maria Eugenia Sarrías, referente de la organización, dialogó con enREDando: “Lo de Natalia Gaitán fue un lesbicidio. A través de la Ordenanza, buscamos que se realicen campañas de visibilización de las lesbianas, a fin de poder superar la situación de lesbofobia en la cual nos encontramos. El objetivo principal es trabajar sobre la violencia simbólica, cultural, psicológica, física que padecemos las mujeres lesbianas.”
Con respecto al debate, la militante puntualizó: “El objetivo es trabajar en los distintos estamentos del Estado para romper con la heteronormatividad desde la cual están pensadas las distintas políticas públicas. Con Espartiles realizamos un diagnóstico de situación y el tema más sensible para las lesbianas era y es el acceso a la salud. Entonces, este año quisimos dedicarlo el trabajo más fuerte a este tema, ya que creemos que lo que más nos perjudica es la invisibilidad como un problema de salud.”
El derecho a la salud de las lesbianas
El Espacio de Articulación Lésbica fue un interesante movimiento surgido en 2004 en el marco del Encuentro Nacional de Mujeres que se había realizado en Mendoza. Nació como un espacio político de discusión y acción entre organizaciones lésbicas, activistas independientes, de todo el pais.
En el año 2006, Espartiles organizó la campaña nacional por una atención digna de las lesbianas y mujeres bisexuales en los sistemas de salud, la que denominaron:“Cambiemos las preguntas”. Nació de la necesidad de romper con la presunción heterosexual que impone el cuestionario médico ginecológico a la hora de la consulta sin reconocer la posibilidad de la práctica sexual lésbica. “En la mayoría de los casos, los ginecólogos abordan la consulta con preguntas heterosexistas que clausuran la posibilidad misma de que quienes asisten a la consulta puedan informar sobre las prácticas lésbicas y menos todavía que puedan solicitar información específica con relación a cuidados y prevención de infecciones. Dar lugar a la posibilidad lésbica faculta a los profesionales a informarse sobre la realidad lesbiana, sobre los métodos de prevención de enfermedades”, sostenían.
Desde las Safinas, reconocen que, debido a la falta de información y a la violencia de género que tantas veces se ejerce en los servicios de salud, las lesbianas no asisten a los mismos, sobretodo en lo que respecta a salud sexual y reproductiva. “No reciben controles, por ejemplo, y esto afecta a poder tener una salud sexual placentera, de cómo cuidarnos y desconocer nuestro propio cuerpo. El hecho que no haya dispositivos de cuidado, en los kit de prevención de la salud, nosotras tenemos que fabricarnos la barrera de latex con un preservativo, habla de nuestras situaciones en materia de salud.”
La incidencia en las políticas de Estado resulta fundamental para muchas organizaciones sociales. Así lo entiende las Safinas, organización que participa activamente del Consejo Asesor de Salud Sexual y Reproductiva de la pcia. de Santa Fe, del Consejo Asesor del Area de la Diversidad y del Instituto de la Mujer de la Municipalidad y en la Mesa LGTBI de la provincia. “Debimos golpear muchas puertas al comienzo. Fue doloroso exigir el lugar que nos corresponde. Estar, ser parte e intentar introducir la realidad de las lesbianas hace por ejemplo, que podamos organizar esta actividad. Resistencia siempre vamos a encontrar. En el ámbito médico hay mucho desconocimiento de cómo abordar la situación y hay muchos prejuicios. El trato que recibimos las lesbianas parte de un presupuesto heteronormativo que no habilita a que podamos plantear lo contrario. Es un trato que invisibiliza. Y esto genera diagnósticos cerrados y falta información directa a la población”, explica María Eugenia.
En el estado de situación que allá por el 2006 había llevado a cabo Espartiles, se visualizaba que, en una atención ginecológica, se hacen preguntas tales como: “¿Tenés relaciones?”; en caso de una respuesta afirmativa por parte de la paciente, en una línea de continuidad se formula la segunda pregunta: “¿Con qué te cuidás?”; de este modo, queda de manifiesto que estas preguntas están regidas por la presunción de que si somos mujeres tenemos relaciones sexuales exclusivamente con hombres. Iniciar la consulta ginecológica de esta manera, predispone a que las lesbianas y mujeres bisexuales oculten su identidad sexual, por temor o vergüenza, dado que el silencio del médico/a confirma la estigmatización social que sobre nosotras recae.”
El mandato de la maternidad aparece también como otro de los fuertes imperativos heteronormativos de la sociedad actual. Espartiles decía: «Las lesbianas hemos combatido esta relación opresiva que se establece entre ser mujer y ser madre. La maternidad es un derecho y, en tanto tal, se deben garantizar las circunstancias y los recursos para que así sea. Sin embargo, en la mayoría de los países del mundo, las lesbianas que quieren ser madres sólo tienen como alternativa la relación sexual con un varón.”
En el hall central del Cemar, las Safinas inauguró una instalación artística realizada por Marcela Herrera, que refiere a las maternidades lésbicas “Veíamos que había imágenes que hablaban de materinades vulneradas, como la maternidad étnica, pobre. Nos pareció importante que haya un cuadro de maternidades lesbicas. Hay que empezar a instalar que de esto sí se habla, y que hay que hacer un cambio dentro del espacio.” , señalo María Eugenia.
El debate sobre acceso a la salud llevado a cabo fue amplio e intenso. Entre las conclusiones y disparadores que surgieron, Sarrías cuenta que “ se logro acordar sobre la importancia de garantizar que las atenciones en el ámbito de la salud sean igualitarias para todas las personas, sin partir de preconceptos estereotipados, ni presupuestos heteronormativos. El o la profesional del equipo de salud no debe presumir la identidad de género u orientación sexual de la persona que está siendo asistida.” A su vez, se sugirió la necesidad de no utilizar preguntas amplias, “sino dirigidas a nombrar y poner palabras sobre lo que es difícil hablar”. En este sentido, también debatió acerca de la necesidad de que el “deseo sea abordado desde un paradigma del cuidado que contempla las afectividades diferentes, dejando de trabajar desde un paradigma que refuerza la idea de riesgo, de infección”.
Finalmente, y con expectativas de continuar el debate, se acordó en la necesidad de articular con el Estado y la sociedad en su conjunto y se organizó, en principio, un foro virtual con el objetivo de darle continuidad a la discusión y al intercambio de opiniones.
El derecho a la salud es un derecho humano. Los reclamos que desde Espartiles realizaban en el 2006, hoy, a 7 años de aquella Campaña, continúan plenamente vigentes: no al trato sexista, lesbofóbico en los servicios de salud, la falta de producción de conocimiento sobre la situación en la salud de lesbianas y mujeres bisexuales, el acceso a los servicios de fertilización asistida sin discriminación alguna, la modificación en los protocolos de donación de sangre (altamente estigmatizante) y en los protocolos de atención ginecológica, que contemple la inclusión de las diversas identidades sexuales, capacitación a profesionales de la salud acerca de las medidas de protección en las relaciones entre mujeres.
Por otro lado, el pasado 15 de marzo se realizó una Audiencia Temática sobre Lesbianas durante el 147 Período de Sesiones de la Comisión Interamericana de la OEA, evento impulsado por organizaciones de lesbianas que integran la Coalición LTTGBI, la Kolectiva Rebeldías Lésbicas de Perú y Las Safinas, integrantes de la Campaña por una Convención Interamericana de los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos. En ese marco, se presentó una versión resumida del reporte sobre Violencia hacia las Lesbianas en Latinoamérica y el Caribe que elaboró Las Safinas y el cual, a través de microrelatos aporta elementos valiosos para comprender los motivos de la invisibilidad lésbica. Aquí lo podes ver.