Cuando lo humano le gana al mercado
Seis mil revistas al mes. 113 números y 10 Cuadernos especiales. 11 años haciendo un medio cultural, literario, político y autogestivo. Sudestada nació en el 2001 por el impulso de un grupo de estudiantes de periodismo de la Universidad de Lomas de Zamora que tenían la necesidad de expresar lo que en otros medios no se lograba. «Nace para llenar un vacío que dejó la década del 90». Cultura, literatura y política dialogan en una revista de culto para muchos de sus lectores. En su visita por Rosario, enREDando dialogó con Nadia Fink y Tomás Astelarra quienes afirman: la autogestión lo es todo.
Por María Cruz Ciarniello
“La autogestión es todo”, señala Nadia Fink, una de las integrantes del equipo editor de la Revista Sudestada en diálogo con enREDando cuando explica cómo y de que manera sostienen la revista. Una fórmula que, aunque a veces pueda fallar, apela al disfrute y a las ganas de hacer lo que uno sueña.
Estamos a punto de compartir la presentación de uno de los Cuadernos de la revista: las crónicas de América Latina compiladas por Tomás Astelarra. Además de este libro, que promete y mucho, la revista nos inquieta por su historia y su intenso recorrido dejando una impronta inusual en el campo de las revistas literarias.
Entonces, comenzamos por acá. ¿Qué es Sudestada?. Podríamos definirla como un ¿medio cultural y literario? Sí. Sus tapas tienen un sello que generalmente la destaca: la caricatura de un personaje vinculado a la cultura, a la política y/ o a la literatura. Pudo haber sido Galeano, Osvaldo Bayer, Alejandra Pizarnik, Rodolfo Walsh, Julio Cortázar, el Negro Fontanarrosa. Pero también es Paulo Freyre, Frida Kalo o Salvador Allende, por mencionar solo algunas de las tantísimas personalidades que han sido investigaciones y/o entrevistas de culto en la revista.
Al mismo tiempo, sus tapas hablan de historia y de tierras. De geografías y de luchas sociales y políticas. De rebeliones. Hablan de la masacre de Trelew. De la ETA. De las mafias policiales en Argentina. Del gatillo fácil y las mujeres del Vietcong durante los años de la “guerra americana”.
Las tapas de la revista Sudestada hablan del mundo y de los tantos submundos que nos contienen.
Creada en agosto del 2001 por un grupo de estudiantes de comunicación de la Universidad de Lomas de Zamora, Sudestada pasó de ser una revista literaria autogestiva a un medio cultural que, sin dejar de ser auténticamente autogestivo, se transformó en un sello de literatura certificado por su alta calidad en la estética y en el contenido periodístico y ensayístico que caracterizan sus notas.
Sin embargo, en Sudestada no se habla de la cultura desde una posición de elite. Así lo definen sus fundadores: “La mirada que asume nuestra publicación a la hora de registrar las actividades culturales y política no se limita a una crónica periódica neutral; sino que se define como una revista inserta en un clima social que no nos es ajeno, con sus problemas y sus vicisitudes. De modo que no intenta, en ningún caso, mantenerse al margen de la realidad, y mucho menos asume una postura técnica o erudita frente a la cultura.”
“Al comienzo, era algo muy incipiente y casero. Los chicos no encontraban un medio donde expresar lo que querían decir. Por eso, decidieron hacer una revista propia”, cuenta Nadia quien colabora y forma parte del grupo estable de Sudestada. La revista nace de la necesidad de decir, y con un objetivo concreto: “ocupar un espacio vacío en los años posteriores a la década del noventa, donde la cultura en los medios gráficos era apenas un apéndice sin desarrollo.”
“Sudestada es una forma de ver lo político que atraviesa todo: lo cultural, lo social. Así se fue haciendo.” Nadia cuenta en pocas palabras, pausadas y certeras, cómo es hacer una revista que ahonda en temas sociales y culturales con una fuerte postura política. De eso se trata: generar un medio de comunicación donde las inquietudes personales dialoguen con las colectivas.
Una nota editorial da apertura a la revista para luego sumergirse en un mundo donde la lectura pasa a ser un viaje. No es un pasatiempo. Sudestada propone otra manera de encontrarse con la escritura. Sus notas buscan la meticulosidad del tiempo, del ensayo, del goce. “Pensar es peligroso” es el título de la editorial de la revista N° 106, de marzo de 2012. Allí dicen: “Donde no hay pensamiento crítico, donde no existe cuestionamiento ni observación aguda de la realidad, no hay periodismo. Hay propaganda. Funcional a los intereses que cada medio pretende defender, tácita o desembozada, la propaganda no precisa del debate; por el contrario, su objetivo es anular la voz de quienes pongan en duda sus certezas.”
La tapa de este número está dedicada a la familia Oesterheld. Héctor Oesterheld y sus cuatro hijas Estela, Diana, Beatriz y Marina, fueron víctimas de la dictadura. “Detrás de la tragedia, emerge una historia de belleza, coraje y compromiso”. La nota es una entrevista a su mamá, Elsa Sánchez y a sus nietos recuperados, Martín y Fernando. Además, en este número, hay una nota especial dedicada a la Masacre de Villa Moreno donde fueron asesinado el Jere, el Mono y el Patón en Rosario.
Sudestada abre caminos y miradas. Decíamos: no es solo una revista de literatura. También las cuestiones sociales emergen como un púnctum fundamental en cada una de sus páginas. En el N° 112, por ejemplo, Leandro Albani escribe acerca de las elecciones presidenciales en Venezuela y presenta un análisis del significado de este proceso electoral en el que el presidente Hugo Chavez obtuvo un contundente triunfo. Las realidades de América Latina y sus conflictos, aparecen también como una constante temática que preocupa a los editores de la revista. Una entrevista con la escritora Gioconda Belli abre paso a la experiencia sandinista, de la misma manera en que otra nota recorre las calles de Santiago de Chile para expresar el repudio a las políticas neoliberales impuestas por el presidente Sebastián Piñera.
Y así podemos seguir repasando otros números de la revista. Y encontrarnos, por ejemplo, con los 30 años de la Guerra de Malvinas: “Poesía y guerra” lleva la nota como título. “Aún en las islas, a la espera del ataque inglés, con un resto de lápiz y apoyándose sobre el cañón al que estaba asignado, Martín Raninqueo escribió su primer poema. De vuelta en el continente, en un bar, se inició otro ex conscripto: Gustavo Caso Rosendi. Cada uno de ellos dedicó un libro entero a eso que hunde sus raíces en lo más hondo de la sociedad y de sí mismos: Haikus de Guerra y Soldados.”(Revista N° 107)
Sudestada es interminable. Cada escrito invita a una lectura profunda. Como ya dijimos, a un viaje interior que punza en las ganas de recorrer ese otro mundo que posibilitan sus crónicas y cada uno de los diferentes temas que aborda. Y que a través de una gráfica impactante, penetra en nuestros ojos de lectores ávidos. Nos atrapa y ahí estamos, envueltos en una sudestada infernal de libros, letras, escritores, músicos, poetas.
Lo que dejó el 2001
Con una tirada de 6000 ejemplares por mes, Sudestada se distribuye en Capital Federal, Gran Buenos Aires y en algunas ciudades del interior del país. Hoy ya cuenta con 113 ediciones en la calle, diez libros publicados y numerosas ediciones especiales, “manteniendo una regularidad mensual inédita para una revista de este tipo. Es decir que el proyecto de Sudestada surge y comienza a crecer en uno de los peores momentos sociales del país, y su evolución se da en un marco donde el sacrificio y el esfuerzo son los elementos necesarios para su subsistencia”, definen sus integrantes.
¿Cómo se sostiene?. Principalmente con la venta, “y la participación en las ferias de todas las provincias. Somos entre 25 y 30 colaboradores y en el equipo fijo no somos más de 4 o 5. La autogestión es todo: desde ir a comprar una resma de hojas, cargar la caja, hacer la revista y salir a venderla.”, describe Nadia. Recién este es el primer año en que el que sus integrantes acceden a un sueldo fijo al mes. “Durante todos los otros años siempre fue complementar este trabajo, con otro laburo. Y más allá de lo difícil que es lo autogestivo y las peleas internas, por otro lado, no dejas de estar haciendo lo que te gusta y lo que elegís los temas y todo el proceso entero de definir las notas, corregir, editar, estar con el diseñador, y además, siempre pensamos en un cambio social como horizonte y creemos que la comunicación es algo fundamental para lograrlo.”
Esta es la clave. Tomás también colabora desde hace tiempo en Sudestada. Sin dudarlo, dice que el secreto está en los ojos. En poder mirar a la cara al kioskero que “tiene la onda” de poner la revista al frente para que se vea, se destaque y se venda. El contacto directo, en la calle, es impresicindible. “No estar pensando en las grandes distribuidoras sino en generar el propio laburo y en el día a dia ir a las ferias, a hablar con los kioskeros que ya nos conocen y ponen la revista bien al frente. Lo humano termina ganando al mercado y esa es una de las claves de Sudestada.”
Otra clave: seguir apostando al papel a pesar de todo. Las dificultades son muchas. Hace dos años se conformó Arecia, la Asociación de Revistas Culturales Independientes que está promoviendo un fuerte debate para lograr una ley nacional para los medios gráficos e Internet. Desde Sudestada apoyan la movida: “No participamos en el proceso de la ley por falta de tiempo, sobretodo, pero sí acompañamos, reconocemos que sería muy importante para los nuevos medios y para las revistas de las provincias que tienen problemas con la impresión y la distribución, como por ejemplo la revista Superficie de Oberá”, señalan.
A su vez, reconocen que son todos “bichos de papel”. Crecieron con la lectura entre sus manos. Y si bien no desconocen ni aborrecen lo digital-Sudestada también tiene un blog donde difunden noticias culturales-, sostienen que no hay nada como tener un libro o vender la revista en el contacto diario, en la calle.
Sudestada, como tantos otros medios de comunicación populares y comunitarios, nació en el 2001. Ya lleva más de 10 años construyendo otro tipo de medios culturales en nuestro país. Algo que los sorprende a ellos mismos: “Es increíble la cantidad de medios independientes con 10 años que hay desde el 2001 a esta parte, con una tirada fuerte y con sus diferencias muy establecidas. Eso es un capital social y un valor agregado que generó el 2001”, apunta Tomás. Es cierto: infinidad de medios sociales de comunicación proliferan no solo en Buenos Aires, donde la vidriera es más vistosa, sino también, en las provincias, donde las historias y las realidades ocultas precisan aun más de un espacio que las visibilice y las escuche en sus profundidades.
Desde Sudestada, además de la revista, apuestan a la edición de libros que son los 10 cuadernos ya editados de la Revista. “La impronta de los cuadernos tiene que ver con tocar en profundidad esos temas o figuras que venían siendo ya relevantes para la revista”, cuenta Nadia. Una mirada sobre la vida y obra de Fabián Polosecki, sobre la militancia de Rodolfo Walsh, sobre la biografía de Julio Cortázar o Alfredo Zitarroza, entre muchos otros, son algunas de esas temáticas que fuero editadas en libros a partir de un convenio logrado con la Editorial Continente.
Tantos caminos despierta Sudestada que dan ganas de tener todos sus números, de abrazarlos y empezar a navegar por sus notas, de incomodarse, de debatir, de discutir también con su contenido. Provocar y salir a la calle. Sudestada remueve a través de una aguda lectura, aquello que motiva a leer y escribir al mismo tiempo. Los temas que siempre nos gustaría trabajar e investigar. La revista que muchas veces, soñamos con hacer. Para muchos –y me incluyo- esto es Sudestada.
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