Milongas a cielo abierto
La Novata se ofrece como un espacio abierto, autogestivo y horizontal de aprendizajes y expresiones artísticas alrededor del tango. Clases para principiantes, orquestas en vivo, muestras y charlas confluyen en esta milonga itinerante que desde 2006 recorre plazas, centros culturales y clubes, recuperando el sentido popular y contestatario del tango. Con ellos conversó y bailó enREDando, en la plaza Buratovich.
Por Vivi Benito
De a poco la tarde se viste de fiesta.
La plaza se va poblando de miradas nuevas, de pasos tangueros y acordes de bandoneón.
Unos cuantos vecinos se acercan con el mate y el sillón, ese mismo con el que cada tarde le dan sentido al inigualable ritual de sentarse en la puerta para hablar a los gritos y “chusmear” en la vereda.
Las sombras de los plátanos y fresnos se van haciendo más largas a medida que cae el sol. Bordeando el playón deportivo, como haciendo dibujitos en el cielo, hileras de banderines y lamparitas de colores le dan un aire ochentoso a este encuentro que late al ritmo del 2×4.
Son ocho las orquestas que van a tocar hoy: dúos, tríos, cuartetos, todas integradas al Mutar (Músicos tangueros rosarinos), la mayoría de los artistas tienen entre 20 y 35 años.
Uno, dos, tres… Hola, sí, sí…
A un costado de los equipos de sonido, a precios populares pueden probarse tortas, empanadas, tartas y pizzas que el grupo preparó con esmerada dedicación, como cada uno de estos encuentros donde se celebra la profundidad de lo simple.
Chan-chan, chan- chan… Suena un bandoneón.
El playón de deportes se transforma en pista de baile.
Comienza la fiesta.
Con sabor a barrio
“Hasta que se llegó al punto de recorrer plazas, centros culturales y clubes, hicimos muchas movidas con estas características, tratando de hacer una milonga sin códigos, donde se pueda bailar en zapatillas o como quieras, donde las chicas sacan a bailar, donde se hicieran juegos de la milonga y se integre a gente que no bailaba tango. Así la premisa fue juntar a quienes quisieran bailar a través de clases gratuitas”, nos cuenta Leonel Capitano, músico, investigador y cantautor de tango, uno de los referentes de La Novota, milonga itinerante y autogestiva, que desde 2006 no ha parado de bailar.
La Novata hoy cierra su ciclo 2012 de milongas y arte a cielo abierto en la plaza Buratovich, 9 de julio y Caferatta, hermoso espacio público donde ya estuvo varias veces. La propuesta es encontrarse a compartir la pasión por el tango, trabajar en equipo y en forma horizontal, buscando hacer de cada milonga un encuentro popular donde confluyen las orquestas en vivo, el baile, charlas, clases para principiantes y otras expresiones artísticas –como muestras de foto-, todo vinculado con el mundo del tango.
Leonel recuerda que los primeros pasos del grupo surgieron a partir de talleres de tango que se daban en el gimnasio de la UNR, en ese marco, estudiantes y docentes de distintas carreras se hicieron la misma pregunta: ¿Por qué resulta tan difícil integrarse al ámbito de la milonga, poder bailar, animarse, salir a una pista y no sentirse ridículo?
“El elitismo es todo lo contrario a lo que realmente es el tango. El tango es el género más social que puede existir en la Argentina, fue el más contestatario desde su poesía, su música. Sus artistas eran del pueblo, eran personas también pobres, cosa que no pasa en otros géneros como el rock, donde son todos estrellas, el tango siempre fue así”, describe Capitano, un apasionado y conocedor del tango, que encuentra los porqué de la distancia de este género con el pueblo, en los mecanismos de “destrucción sistemática del tango”, instrumentados en la década del ‘60.
“Hubo una destrucción sistemática de los medios de comunicación que lo difundían, se quemaban hasta las matrices de las orquestas de tango de las compañías grabadoras para que no se puedan replicar. Eso hizo que el tango se repliegue y se circunscriba a espacios cada vez más pequeños. Esto hizo que luego el tango nos pareciera algo elitista, pero nunca lo fue”, explica, y saluda a los músicos que siguen llegando para participar de la milonga.
En estos seis años, La Novata se ha presentado en diferentes espacios públicos en forma abierta y gratuita, muchas veces en articulación con otros colectivos culturales como La Grieta, biblioteca popular Cachilo, bodegón cultural casa de Pocho, los clubes Federal, Ítalo Argentino y Aurora, entre otros. El grupo coincide en que el tango es sinónimo de encuentro y comunicación, es abrazo, alegría y posibilidad de creación.
“Los músicos hoy gestionan, están saliendo a la calle con estos proyectos, tienen otro abordaje ideológico del tango, de alguna manera para recuperar algo que nos quisieron robar, que nos quisieron sacar de nuestra cotidianidad para meterlo en espacios de difusión menos convencionales. La nuestra es una forma de intervenir culturalmente los espacios que no domina el mercado”, señala.
Desde la autogestión, a cada paso demuestran que es posible financiar colectivamente un proyecto cultural que lleva una impronta popular. “El Estado nos quiso contratar muchas veces, pero la Novata no involucra al Estado en su proyecto, se autofinancia, más allá de que pensamos que el Estado debe invertir en el tango porque es lo que corresponde. Nos sostenemos con rifas, con lo que se va ahorrando en las milongas con el buffet y cosas que nos hemos autoexpropiado los 15 integrantes actuales y otros tantos que han pasado y generosamente han dejado sus cosas”, detalla Leonel.
24 de marzo: marchar bailando
Cada 24 de marzo, los “novateros” participan de la multitudinaria marcha con una propuesta original: marchan bailando. Sí, como una forma de resistencia, de ponerle el cuerpo a la memoria y a la justicia, buscando recuperar también, aquellas canciones prohibidas por la genocida dictadura militar. A partir de esta idea diseñaron un carro con un equipo a nafta donde llevan los equipos de música, y a un costado, en la calle, proponen el espacio de baile.
“Toda la marcha del 24 de marzo la hacemos bailando, desde la salida hasta que llegamos al Monumento, donde se hace una clase de tango para principiantes y tocan los músicos. Además, todos los tangos prohibidos se van escuchando durante la marcha, sabemos que el tango fue un desaparecido en la dictadura. En realidad fue un desparecido en las distintas dictaduras, primero con el declive del peronismo en el 55, después en el 66 (que le quitó el tono popular) y la del 76, la más sangrienta de la historia, terminó de darle el golpe de gracia a este género popular. Hoy en día el tango volvió a tomar esta fuerza rebelde y contestataria”, sostiene el compositor y músico rosarino de 32 años.
“No me imaginé nunca que iba a compartir el tango con tantas personas de mi generación y eso tiene que ver con la tarea de mucha gente: Domingo Federico, el cholo Montironi, Javier Lo Ré, Martin Tessa, Pepe Ferrer, Omar Torres, gente que se dedicó durante mucho tiempo y en silencio a formar músicos, y hoy está dando sus frutos”, dice Leonel Capitano con una sonrisa que lo ilumina, mientras mira la pista, que ahora reúne a unas 50 personas que dan sus primeros pasos en la milonga.
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