«Las balas que vos tiraste van a volver…»
Por Maria Cruz Ciarniello
-“Jere, Patón y Mono”…!
El grito irrumpe, de pronto, en un salón colmado por jóvenes y militantes del Frente Popular Darío Santillán. La vocecita dulce y minúscula es de una nena que no debe superar los 6 añitos. Sus ojos pícaros ya saben de que se trata ese intenso grito que arrojan al aire, las gargantas de los pibes de Barrio Moreno. Y también, esos mismos ojos sienten que al gritarlo se estremece el alma apretujada de los familiares del Mono, del Jere, del Patón, de sus compañeros y amigos.
Había tanto dolor en la sala de Amsafé que se hacía imposible sonreir. Pero ella, en los brazos del Chicho, hermano del “Mono”, pidió por justicia con una dulzura que le robó, a todos, una sonrisa mayúscula.
Segundos después, se escuchó con fuerza: ¡Presente! Ahora y siempre.
En la mesa, Alberto Santillán y Lita, la mamá de Claudio Suarez, El Mono, conversan bajito. Los dos perdieron a sus hijos; los dos llevan en el cuerpo ese coraje que hay que tener para enfrentar la arbitrariedad de un sistema político y económico que le apunta a matar a los pibes de las barriadas populares. A Darío Santillán lo asesinó la policía bonaerense hace diez años. Reclamaba por trabajo junto a decenas de movimientos sociales en Puente Pueyrredón, cuando la represión desatada por el gobierno de Eduardo Duhalde lo remató mientras sostenía la mano agonizante de Maximiliano Kosteki.
Al Mono, como al Jere y al Patón, lo mató el entramado cómplice de narcos, polícias y un poder político y judicial que mira a otro lado cada vez que “cae” un pibe bajo el nefasto rótulo asignado por el sistema: lo que antes era gatillo fácil ahora es “ajuste de cuentas”. Los tres festejaban el año nuevo en la canchita del Club Oroño cuando fueron fusilados.
Los datos relevados en base a las denuncias publicadas en medios masivos de comunicación por el reciente Observatorio de Derechos Humanos que impulsan integrantes del Frente Darío Santillán – y por iniciativa del Centro de Investigaciones Juan Carlos Gardella de la Facultad de Derecho- indican que entre el año 2011 y lo que va del 2012 se registraron en Rosario 262 homicidios dolosos. Sobre una base de 1.200.000 habitantes en el 2011 hubo 165 homicidios y 1 de cada 3 se produjo en la zona sur, una de las más relegadas por las políticas municipales. En el 2012 se registraron 96 homicidios hasta el 15 de julio.
Otro dato fundamental: 5 de cada 10 asesinatos se cometen bajo la modalidad que la policía suele llamar “ajuste de cuentas” y solo el 11% de los homicidios, entre 2011 y 2012, fue en situación de robo.
Los números hablan: en Rosario, en los barrios populares, la violencia se ha incrementado casi un 30% más que el año anterior y el entramado policial, político y judicial junto a las bandas narcos que operan en las barriadas, parece ocultar silenciosamente las muertes cotidianas de jóvenes bajo un supuesto “ajuste de cuentas” o “crímenes pasionales”.
Estos hechos no son aislados, reafirman los integrantes del Frente Darío Santillan nucleados en el Movimiento 26 de Junio. A su vez, remarcan: “quedarnos únicamente en las cifras no nos permite realizar una proyección militante”. A pesar de estos datos -que son contundentes- existen sueños de transformación política que nacen de los procesos de organización en los barrios. Desde el Frente Santillán, como desde tantas otras organizaciones sociales, se trabaja con militancia para fortalecer un anhelo difícil pero no imposible: pelear por un futuro digno para los pibes de los sectores populares.
Juventud «divino tesoro»
Más allá de las cifras, están las vidas y sus historias. Lita es la mamá del Mono, uno de los tres jóvenes asesinados. “Mono eligió organizarse y arrancar con una banda de cumbia”, dice, frente a los tantos pibes que la escuchan. Se quiebra. Le cuesta seguir, respira hondo, se seca las lágrimas como puede, mientras Nacho la abraza, y continúa: “lo que más me dá fuerza es seguir en la lucha. Los sueños de ellos no quedaron truncos porque ahora en el barrio tenemos el espacio de jóvenes y ellos están motorizando todo: las marchas, los murales, los campamentos”. En esta enumeración, Lita rescata la unión de los distintos barrios donde el Movimiento 26 de junio sembró semillitas: Vía Honda y Villa Manuelita. “En cada barrio del M-26 sostenemos diferentes cooperativas como las de Herrería, Costura, Panificación y Rotisería. Trabajamos con nuestras propias reglas, de forma solidaria y sin patrón.”
En la mesa, junto a Lita y Alberto, se encontraba Facundo Peralta, acompañante Juvenil del Irar y Damián Lambusta de la Compa Niñez de la Plata. Los dos coincidieron en una realidad incontrastable: la existencia de leyes vigentes que favorecen los derechos de niños y adolescentes y, al mismo tiempo, la falta de aplicación de las mismas lo cual admite una violación sistemática de lo establecido, por ejemplo, en la Convención Internacional de los Derechos del Niño. “Tener las leyes no garantiza que se respeten los derechos de los pibes”, dijeron. La existencia del IRAR (ver nota en enREDando) así lo reafirma. Desde la Compa Niñez en La Plata se encuentran trabajando colaborativamente en asambleas junto a otros movimientos sociales, para hacer frente a la violencia institucional que ejerce el Estado a través de la policía en los barrios y con los pibes. Organizarse sigue siendo la única manera de generar alternativas y estrategias de acción.
Chicho es uno de los hermanos del Mono. “Somos pibes comunes, de barrio”. Así se presentó. “El Patón era un ejemplo de un pibe militante, él fue uno de los que impulsó la banda de cumbia. Hoy, llegar al local y ver el dibujo de los tres pibes es muy doloroso, pero eso también nos da fuerza para seguir en la movida, todos los primeros de cada mes, para que otras familias no sufran lo mismo que sufrimos nosotros”, remarcó con un tono de voz suave y decidido.
Pedro Salinas es un militante referente del Movimiento 26 de Junio. Su voz profundizó en las complicidades que hoy, en Rosario, se lleva la vida de los pibes más pobres de la ciudad. “Tanta muerte y tanto anonimato a la vez”, reflexiona. El 80% de las víctimas de los 165 homicidios en el 2011 no superan los 25 años de edad. “Son pibes que difícilmente se conoce de donde vienen. El triple crimen de Moreno es un punto de inflexión en ese sentido. Creemos que esto visibiliza un problema profundo: hay una imposibilidad enorme de condiciones en las barriadas populares para que la pibada pueda generar identidad. La mayoría están arrojados a encontrar una identidad al ser parte de una banda narco, ser un soldadito de un kiosquito y enfrentarse a un barrio. Para nosotros no deja de ser simbólico que el Jere, El Mono y el Patón fueran asesinados en el Club Oroño, en esa canchita que es el lugar indiscutido de encuentro de los pibes en el barrio”, dice Pitu, convencido de la necesidad de rescatar esos espacios fundamentales que puedan generar otros procesos identitarios y vínculos entre los jóvenes, en sus propios territorios.
La causa, las amenazas
La causa de Triple Crimen de barrio Moreno espera el inicio de un juicio oral. “A partir de la lucha y la organización hoy los 5 autores materiales del asesinato están presos y procesados”, dice Salinas. El aplauso cerrado en la sala de Amsafé se escucha cual si fuera un grito de desahogo. Además, “hay cuatro policías imputados”. Sin embargo, las amenazas y el amedrentamiento a los familiares de las tres víctimas es constante en Barrio Moreno.
El 28 de julio pasado, en la esquina de Balcarce y Biedma a pocas cuadras donde hace menos de siete meses fueron acribillados a balazos tres militantes del Movimiento 26 de Junio, fue asesinado Facundo Osuna. El joven de 18 años, ligado a una de las dos bandas que competían por la venta de drogas en el barrio, fue quien aportó uno de los testimonios claves que permitieron ligar una serie de ataques que tuvieron su corolario en la masacre de Villa Moreno. Mientras desde la comisaría 15ª intentaron alimentar las hipótesis del móvil “pasional” o una discusión por diferencias futboleras, desde el Movimiento 26 de Junio afirmaron que el asesinato de Osuna “en las periferias de la ciudad evidencia la incapacidad reinante para desbaratar la trama de complicidades que anudan a sectores del narcotráfico con las fuerzas policiales que patrocinan dicho negociado. No podemos menos que expresar nuestro hastío frente a tanta propaganda de topadora y kioskito derruído, por un lado, y copiosas muertes e impunidad por el otro”.
Días antes, el gobierno de la provincia había anunciado la decisión de “derribar con topadoras” los kioskos de drogas en los barrios. Una respuesta efectista y populista que nada tienen que ver con la necesidad de que el Estado actúe e intervenga con el fin de desbaratar el complejo entramado de complicidades y negociados que circundan el fenomenal negocio del narcotráfico en la ciudad de Rosario. Para el Frente Darío Santillán, el asesinato de Osuna “confirma la perplejidad e inoperancia del Ejecutivo Provincial para afrontar una problemática estructural que en lo que va del año tuvo como saldo 90 muertes que responden mayoritariamente a una matriz común”.
Las amenazas en el barrio contra familiares continuaron agudizándose. En la nota publicada en Rosario 12 el 4 de agosto pasado, Lita decía: “Siguen pasando a las corridas, tirando tiros, amenazando, y los policías que están en la canchita no se mueven porque dicen que tienen orden de no intervenir en los problemas del barrio». También, en una nota realizada por enREDando dábamos cuenta de los insistentes reclamos de los familiares al gobierno provincial frente a las amenazas recibidas. (Ver notas relacionadas)
En el mediodía del 21 de agosto, Roque Suarez, hermano del Mono, fue atacado a balazos en la puerta de su casa. El Movimiento 26 de junio anunció la realización de un acampe frente a la sede de la Gobernación hasta que el gobernador Bonfatti y sus ministros se involucren activamente con la causa “Las repetidas situaciones de violencia que atravesamos en el barrio se dan bajo la atónita e indiferente mirada de la seccional 15 y el Comando Radioeléctrico. Este último, oficio judicial mediante, está compelido a proteger a las familias de los pibes con postas fijas de móviles policiales las 24 horas del día. Paradójicamente, diez minutos antes de que irrumpan en moto Claudio y Héctor Villalba para balear a “Keko” Suárez, el móvil policial había desaparecido incumpliendo flagrantemente esa orden judicial”, denunciaron los militantes a través de un comunicado.
El intento de asesinato contra el hermano del Mono no es novedad. “A partir del 24 de marzo, noche en la cual «la Lita» (madre del Mono Suárez) fuera amenzada con un arma en la cabeza por estos mismos sujetos, la cotidianeidad de Barrio Moreno devino en una sostenida secuencia de amenazas y hostilidades hacia los familiares y compañeros de los pibes. Casi siempre, estos amedrentamientos provienen de los familiares directos del «Negro» Ezequiel a punto tal de que su familia fuera relocalizada de Barrio Moreno para interrumpir las provocaciones constantes de la que somos víctimas”. Recordemos: El Negro Ezequiel es el principal imputado sobre quien recae la sospecha de haber baleado a Maximiliano Rodriguez la madrugada del primer día del año 2012, hecho que desencadenó la venganza por la cual fueron asesinados Jeremías Trasante, Claudio Suarez y Adrián Rodriguez.
El acampe frente a Gobernación es un claro llamado de atención al Estado provincial el cual, afirman los militantes de M26 de junio, “le debe muchas explicaciones a una sociedad seriamente dañada por los impactos del negocio narco en el tejido social-comunitario, y a nosotros primero que a nadie.”
El Frente Darío Santillán se moviliza en Rosario y también en Buenos Aires. El gobierno socialista deberá rendir cuentas y explicaciones, involucrarse con esta realidad que azota a barrio Moreno pero que no es más que un continuum de lo que silenciosamente se vive como cotidianeidad en otros barrios de la ciudad.
En la sala de Amsafé, la voz de Alberto Santillán recuerda que en Argentina muchas veces se premia la injusticia. A 10 años de la masacre de Avellaneda, los asesinos de Kosteki y Santillán fueron beneficiados con un régimen carcelario semiabierto. “Es una burla”, atinó a decir. Nacho y Catriel, por su parte, hablan de lo que se hace y se produce en el espacio de Jóvenes del Movimiento 26 de junio. Con la voz aprisionada por las lágrimas, recuerdan a sus amigos el Jere, el Mono y el Patón, con una frase que llevan como bandera: “Si el presente es lucha, el futuro es nuestro”.
Información de la causa: