Facundo Osuna fue acribillado a balazos, era allegado a la causa del triple crimen del 1º de enero. «Otro asesinato en las periferias de la ciudad evidencia la incapacidad reinante para desbaratar la trama de complicidades que anudan a sectores del narcotráfico con las fuerzas policiales que patrocinan dicho negociado. No podemos menos que expresar nuestro hastío frente a tanta propaganda de topadora y kioskito derruído, por un lado, y copiosas muertes e impunidad por el otro. Kioskitos que se derriban de un emplazamiento para tasladarse a escasas cuadras de distancia y continuar la comercialización bajo el amparo de la seccional correspondiente», denuncian desde el Frente Darío Santillán, compartimos el comunicado.
En las últimas horas del jueves 19 de julio, asesinaron en Barrio Moreno a Facundo Osuna, joven que fuera víctima de una balacera -presumiblemente- perpetrada por Maximiliano Rodriguez el 29 de diciembre del pasado año.
Este ataque que sufriera Facundo Osuna es el primer episodio violento cuyo desdichado desenlace es el fusilamiento de nuestros compañeros Adrián Rodriguez, Claudio Suárez y Jeremías Trasante, tres militantes del Movimiento 26 de Junio -Frente Popular Darío Santillán- que paradójicamente intentaban construir otra opción de vida junto a muchísimos pibes de los barrios, precisamente junto a esa juventud que encuentra en la organización comunitaria un modo de generar identidad lejos, bien lejos de la violencia y las complicidades que cobija el narcotráfico enquistado en los barrios más desprotegidos de nuestra ciudad.
Al momento, se conoce poco sobre el confuso episodio que desembocara en el asesinato de Facundo Osuna: fruto de los testimonios colectados en las inmediaciones del barrio, se pudo saber que cerca de las 23 de ayer, este joven fue ultimado de 7 balazos que partieron desde un auto, mientras se encontraba en la intersección de las calles Biedma y Balcarce; Barrio Moreno.
Se desconocen las causas y los ejecutores de este asesinato, pero no resulta arriesgado aventurarse a afirmar que nos enfrentamos a otra muerte joven cuya raíz profunda podemos ubicar en la matriz unívoca de las múltiples disputas que desencadenan los negociados delictivos en el entorno territorial.
Las posibles conjeturas que intentan explicar este último suceso se acumulan inopinadamente. Nosotros preferimos esbozar análisis que se emparenten con las certezas que se fueron consagrando en estos largos seis meses de proceso judicial: un nuevo asesinato confirma la perplejidad e inoperancia del Ejecutivo Provincial para afrontar una problemática estructural que en lo que va del año tuvo como saldo 90 muertes que responden mayoritariamente a una matriz común.
Otro asesinato en las periferias de la ciudad evidencia la incapacidad reinante para desbaratar la trama de complicidades que anudan a sectores del narcotráfico con las fuerzas policiales que patrocinan dicho negociado. No podemos menos que expresar nuestro hastío frente a tanta propaganda de topadora y kioskito derruído, por un lado, y copiosas muertes e impunidad por el otro. Kioskitos que se derriban de un emplazamiento para tasladarse a escasas cuadras de distancia y continuar la comercialización bajo el amparo de la seccional correspondiente. Insistimos en nuestra denuncia en relación a las repetidas declaraciones del Ministro Raúl Lamberto: no son sectores minoritarios de la fuerza «los que ensucian el uniforme», sino la institución como tal la que apaña y se beneficia con el negocio del narcotráfico.
A estos fines, más que derribar kioskitos que trasladen el legítimo hartazgo de vecinos de un barrio a otro, debe encararse un profundo e integral saneamiento de la fuerza de seguridad que no deje resquicio al desarrollo de las complicidades institucionales necesarias para garantizar tanta muerte y anonimato, episodio que es consecuente con el sentimiento de impunidad que campea ante la ausencia de investigaciones judiciales que logren dar con el nicho estructural de esta violencia cotidiana que tiene su triste historia en la conformación de conglomerados delictivos-empresariales a costa de la vida de nuestros pibes.
Debemos apuntar también que fue Facundo Osuna quien, titubeos y zigzagueos mediante, termina por individualizar e incriminar a Maximiliano Rodriguez como autor del ataque a balazos que sufriera el pasado 29 de diciembre; además de denunciar amenazas e intimidaciones del sector que responde al Quemado Rodriguez para que no denuncie lo sucedido.
Otra muerte joven, las mismas complicidades de siempre y un proceso judicial mediante.
Indudablemente, son tiempos de decisiones fuertes, inconmovibles, que confronten con la propia realidad que se vive en los barrios y no con ficciones de topadoras ajusticiando a perejiles que resultan ser el eslabón más recóndito en la cadena de mando del narcotráfico. Ya son tiempos en que la Justicia, además de apresar a irrelevantes camioneros que trasladan la mercancía, debe dar con las cabezas de este cúmulo de muerte e impunidad que se llama narcotráfico, y que encuentra su razón de ser en la complicidad policial.
¡JUSTICIA POR JERE, MONO, PATON Y CESAR!
Contacto de prensa:
Pedro Salinas, Movimiento 26 de Junio (FPDS Rosario): 0341-156-879-840
Movimiento 26 de Junio (barrios Moreno, Tablada, Alvear, Via Honda y Villa Manuelita).
Santiago Pampillón (Facultades de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Psicología, Veterinaria, Bioquímica, Arquitectura)- el grito (Facultad de Humanidades y Artes).
CTD Aníbal Verón (Rosario: barrios Magnano, San Martín Sur; Villa Gobernador Gálvez: barrios Costa Esperanza y La Ribera);
La Fragua, agrupación de trabajadores/as.
Digna Rabia, espacio cultural.
Malasjuntas, colectivo feminista.
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