La más colorinche del mundo
Un libro hecho con cartones; una editorial que es una cooperativa de trabajo; un proyecto cultural, artístico y comunitario que es una cartonería en plena República de la Boca. Todo esto y mucho más es Eloísa Cartonera, la editorial autogestiva que ya tiene 200 títulos de literatura latinoamericana circulando por todos lados. Escritores reconocidos como Piglia o Aira hasta los más border y marginales completan la escritura de los libros cartoneros. Nacida al calor de la crisis de 2001, Eloísa es un monumento a la creatividad.
(Buena práctica, publicada el 26/09/2011)
Por María Cruz Ciarniello
En la República de la Boca, una editorial autogestiva hace del cartón la materia prima para la confección artesanal de libros de literatura latinoamericana. En realidad, el cartón es mucho más que una materia prima. Se transforma en arte, en una tapa llena de color y vida propia. En un libro que se convierte en un objeto único, de vanguardia, de literatura, de arte y cultura border.
Muchos ya la conocen. Eloísa Cartonera es un clásico de renombre en el mundo de las editoriales independientes, sostenidas tan solo con las manos de quienes producen una obra artística a base de cartón.
Alrededor de doscientos títulos conforman la biblioteca de Eloísa. Doscientos nombres de autores clásicos y desconocidos, escritores de los bordes y las orillas, poesía, cuentos breves, novela, teatro y literatura para chicos. “Somos un grupo de personas que se juntaron para trabajar de otra manera, para aprender con el trabajo un montón de cosas, por ejemplo el cooperativismo, la autogestión, el trabajo para un bien común, como movilizador de nuestro ser. Nacimos en esta época loca que nos tocó y nos toca vivir, como muchas cooperativas y microemprendimientos, asambleas, agrupaciones barriales, movimientos sociales, que surgieron por aquellos años (2001-2003) por iniciativa de la gente, vecinos y trabajadores, acá estamos.”
A María se la vé concentrada mientras le pone color y textura a una tapa de cartón de lo que será un nuevo libro de la editorial. Está sentada en la mesita donde tienen a la venta pila de libros hechos de manera artesanal. Eloísa participa del 1er Congreso de Periodismo Autogestionado. “Eloísa Cartonera es una cooperativa de trabajo que nació en el 2003. Fabricamos libros con un sistema sencillo y económico que es con cartón que le compramos a los cartoneros en la calle. Tenemos una pequeña imprenta con la que hacemos los interiores de los libros, hacemos tiradas de 500 o 1000 ejemplares, se compagina, se abrocha, se pinta la tapa de cartón y se pega el libro y queda terminado. Cualquiera lo puede hacer. Nacimos en el 2003.”
Al comienzo, Eloísa Cartonera no estaba constituida como cooperativa sino como un proyecto cultural y artístico. Con el tiempo, el espacio creció y “llegamos a ser una cooperativa de trabajo. Hoy somos 10 compañeros que vivimos de esto.”
La crisis del 2001 dejó a miles de hombres y mujeres sin trabajo. La creatividad fue uno de los principales pilares para comenzar a hacer algo nuevo. Emprendimientos de la economía social, cooperativas de trabajo y espacios autogestionados surgieron básicamente como una necesidad. Eloísa Cartonera tuvo sus orígenes en esos años. Quienes comenzaron eran tipos que venían del arte, escritores y artistas plásticos. Así lo cuentan: “..Era verano, Cucurto y Javier Barilaro hacían unos libritos de colores y poesía: Ediciones Eloísa; por aquella bella dama descendientes de bolivianos que conquistó el corazón de Javier Barilaro y luego se fue. Después, junto con los desocupados, el club del trueque y los cartoneros que recorrían las calles con sus carros repletos de cartones, aumentó el precio del papel con que hacían los libritos y nació la idea y la necesidad de cambiar el sistema… …Y un día llegó Fernanda… una tarde amarilla, en una bicicleta rosa, con una pollera verde, como la primavera, y nos propuso abrir un taller en la calle Guardia Vieja… Así nació Eloísa Cartonera, en la primavera de 2003.”
El sistema de armado de los libros es simple y sencillo. Se trata de ponerle un tinte de color e ingenio a las tapas hechas con cartones que llegan directamente de las manos de los cartoneros que lo juntan en la calle, lo seleccionan especialmente y lo venden en la cartonería de Eloísa. “Así de simple y bello es un libro cartonero”. Artistas, escritores, poetas y cartoneros se juntan en el taller de Eloísa Cartonera.
¿Qué libros publican?. En Eloísa Cartonera podés encontrar libros de Fabián Casas, Cesar Aira, Ricardo Piglia, Andres Caicedo, Alfredo Villar, Martín Gambarotta, Jorge Nobile, y muchísimos escritores más, muchos de ellos desconocidos para el circuito oficial y comercial de las grandes editoriales. Son autores latinoamericanos que no se conocen o consiguen en Argentina y otros barriales, surgidos de los mundos suburbanos de la Capital y el Conurbano. “El primer libro que publicamos fue Pendejo, de Gabriela Bejerman, la poeta, perfomer y cantante latin pop, bellísima….”, cuentan.
Santiago Vega, el escritor y poeta Washington Cucurto, fue uno de los gestores de Eloísa. Cronista de los territorios más orilleros de Buenos Aires, Cucurto es un personaje de culto. Autor de los libros Cosa de negros y el Curandero del Amor, Washington Cucurto juega con las reglas de la literatura, para trascenderlas y correrlas hacia los límites de la cotidianeidad, hacia esos lugares que no son comunes sino incómodos y necesario.
Dale que se puede
“Con el cooperativismo aprendimos que el trabajo es lo mejor que nos puede pasar. Convertimos el trabajo en parte de nuestra vida, y nunca una obligación, algo desagradable; convertimos al trabajo en un sueño, en nuestro proyecto.” Dignidad. Los cartoneros de Eloísa recuperaron el sentido de esta palabra, y además, hicieron de la literatura y el arte otro mundo diferente a la atmósfera que corroe el circuito literario. Lo sacaron a la calle y eso es salud. “Cuando comenzamos el proyecto, hacer un libro es algo que salía un dinero que no tenemos. Eloísa es una respuesta a una necesidad. Queríamos publicar y si hubiéramos esperado a tener los recursos de manera convencional, nunca lo hubiésemos hecho. Entonces, hacemos todo con el trabajo. Inventamos este sistema que nos permite hacer los libros casi sin recursos, con lo que tenemos a mano que es el cartón y es nuestro trabajo. Al cartón lo convertimos en eso. Es prepotencia de trabajo”, nos dice María mientras termina de dar las últimas pinceladas a la tapa de un nuevo libro.
Eloísa, su nombre, es de ficción, agrega María. “Hay una chica que se llamaba Eloísa que le gustaba al diseñador y de ahí quedó el nombre y los libros.” “La carto es nuestro hogar y nuestro trabajo: un lugar de todos, es decir nuestro. Nos gusta estar rodeados de cumbia, ruido, cartones, lectores curiosos, fotógrafos y turistas que todos los días nos vienen a visitar a la cartonería más querida del mundo”, escribe Eloísa en el prólogo de uno de sus últimos libros editados “Boedo”, de Fabián Casas.
Esa “carto”, en el barrio de La Boca, está llena de vida, de cartones pintados y de laburantes que se la ingenian todos los días para ganar la moneda haciendo lo que les gusta. “Ganamos poco, trabajamos mucho, pero es una elección de vida. Crear algo, sostener un proyecto que es nuestro. Ahora compramos una hectárea en Florencio Varela y tenemos pensado construir una feria productiva. Ahorramos dinero y tenemos nuestra propia tierra.”
Allá van los cartoneros de Eloísa, haciendo de la letra y la escritura un culto al trabajo autogestivo. Eloísa Cartonera traza nuevos recorridos y propone un camino de esperanzas posibles. Aquello que se tira, para Eloísa es puro laburo. Es una fábrica de libros y hay que celebrarlo. “La satisfacción que te genera el trabajo realizado es muy grande, y cuando salen mal es un dolor tremendo, pero hay que remarla, es todo a pulmón”, dice María, oculta tras una mesa llena de obras literarias cuyas tapas son el producto de los sueños colectivos.