Este fue uno de los versos que cientos de mujeres entonaron el viernes 19 de agosto por las calles de Rosario. El movimiento “La marcha de las Putas” recorre el mundo como una forma de denunciar y rechazar el acoso callejero, tanto verbal, como sexual o psicológico. enREDando marchó junto a las mujeres y te transmite esta experiencia de reivindicar los derechos y de exigir respeto.
Por Estefanía Gimenez
Cientos de mujeres se congregaron en la Plaza San Martín de la ciudad de Rosario, pese al frío que se había instalado como para no irse, e incluso agudizarse. Algunas llevaban carteles, otras banderas que las identificaban con alguna agrupación y otras simplemente iban con sus voces listas para cantar. Mientras que los rostros masculinos tampoco pasaron desapercibidos.
Mujeres, hombres, chicos, militantes; todos se unieron en un solo y simple reclamo: Basta de acoso callejero contra las mujeres; exigiendo además que se termine con la violencia sexual y que se vea siempre como culpable a la víctima.
“El propósito es tratar de desnaturalizar esa forma de violencia que ya está arraigada a la cultura, no sólo en nuestro país sino a nivel mundial, de que siempre se culpa a la víctima, sea en casos de violaciones o de agresiones”, me explica Melina Coronel, una de las impulsoras de este movimiento que se propaga por el mundo y que no tiene bandera política.
De esta forma la ciudad santafesina se llenó de “Putas”, que exigían ser respetadas como mujeres; de hombres que se pronunciaban como respetuosos; de chicos que se educaban para no repetir esta misma historia.
Nace una nueva forma de identificarse
La historia de este nuevo movimiento surge en Canadá, cuando cientos de mujeres se vieron afectadas al escuchar a un policía decir: “Las mujeres deberían dejar de vestirse como putas para no ser violadas”.
De allí surgió una reflexión y una forma de demostrar que las mujeres no queremos ser dominadas. Que si una es libre, si se viste como quiere, si anda con quien quiere, si se acuesta con quien tiene ganas, es ser Puta, entonces sí: “somos Putas”.
Ese planteo comenzó a repetirse en varios grupos de ese lado del planeta que comenzaron a marchar en repudio a estos dichos y a la infinidad de acciones que surgen contra las mujeres, tanto sea en la calle como en lugares de trabajo, o en los mismos grupos de amigos.
México, Honduras, India, Sudáfrica, Brasil, Holanda, Nicaragua, Perú y Australia, son algunos de los países en los que las Putas ya se hicieron oír. Mientras que en nuestro país, Córdoba, Buenos Aires, Mar del Plata y Rosario se sumaron a la convocatoria de hacer valer los derechos de las mujeres. A medida que se van conociendo los resultados, más ganas van resurgiendo en otros puntos del territorio.
Facebook mediante, y un buen ejemplo de buen uso de la tecnología, las organizadoras de Rosario se enteraron de este gran movimiento que iba tomando fuerza y que ya bajaba para América Latina. “En una publicación sobre la Marcha que se había realizado en otro lado yo pongo un comentario: se prende Rosario? Y enseguida me contesta otra chica que ya tenía pensado hasta por dónde marchar y comenzamos a armar el grupo, a invitar gente al grupo de Facebook y así nació”, me cuenta Melina como una simple reseña histórica.
Nadia, Melina, Paula, Brenda, Mariana, Gabina, Vicky y Flor son mujeres, estudiantes y sólo las unió las ganas de poder decir basta. De sentirse protagonistas de esta historia que tantas veces las atravesaba, tal vez sin ellas poder darse cuenta. Desde la inexperiencia de realizar marchas, juntadas, pintadas y carteles, este grupo de ocho mujeres decidió salir a las calles para exigir respeto.
“Por suerte tuvimos muy buena respuesta, tanto de las adhesiones de las agrupaciones que militan en el feminismo como de los medios de comunicación, quienes nos llamaron y se interiorizaron en la temática y siempre con respeto”, resalta Melina.
El término en debate
Junto al crecimiento del movimiento, también creció el reclamo por la utilización del término “Puta”. “Muchos nos plantearon el tema de que utilizábamos una palabra que es un insulto, o desde el feminismo nos decían que es una palabra que nace del machismo entonces porque la usas? U otros que decían yo no voy a marchar por algo que tiene por nombre un insulto, que me agrede y agrede a todos los que participen”, explica Melina algunas de las cosas que fueron surgiendo.
Las organizadoras justifican su título desde, en primer lugar, la adopción del término a nivel mundial para identificar este movimiento. Y a su vez ellas lo defienden en el sentido de que esa palabra fue tomada de diferentes formas de acuerdo al paso del tiempo. Hay muchos que la utilizan como sinónimo de prostitución y tantos otros como un insulto agraviante.
“Pero también se usa para decir que no te ajustás a los parámetros impuestos, que no sos decente, si tenés o no tenés amantes, si decís que sí, si decís que no”, justifica y te convence Melina.
A su vez, este término se va expandiendo y alcanza todas las actitudes de una mujer que no se ajusta al estereotipo impuesto por la sociedad patriarcal, pero la mayoría de las veces no lo notamos. Entonces todas vamos quedando bajo este término alguna vez en el paso de nuestra vida, seguramente.
De esta forma las que se movilizan se reconocen como Putas por el sólo hecho de poder ser libres, de poder elegir como vestirnos o con quien estar, “de esta forma se apropian del término y le sacan la carga negativa, quitándole el arma al agresor”, agrega Melina.
Y a esto agrega: “está tan naturalizada la violencia que vos fijate todas las explicaciones que tuvimos que dar para poder apropiarnos de la palabra. Es como una resignificación a ese término que está muy usado y mal valorado”.
Ese frío viernes
“La víctima no es culpable”, “No significa no, si significa sí”, “soy un hombre respetuoso (para los hombres)”, “La sociedad enseña que no abusen de vos y no, no abuses”, “Escote sí, escote no, eso lo decido yo”, “La mujer bonita es la que lucha”, eran algunas de las frases que se podían leer en las pancartas que ese viernes colmaron casi dos cuadras de las calles de Rosario.
Partiendo desde Plaza San Martín (Moreno y Córdoba), cientos de mujeres hicieron oír sus reclamos hasta llegar al Monumento a la Bandera. Coreando canciones como “No es no”, “… el patriarcado se va a acabar porque las Putas cada día somos más”, “… si no entendiste, prestá atención. Yo soy muy puta pero a vos te digo NO”, “Alerta, alerta, alerta que camina. La Marcha de las Putas por América Latina”.
Además, el frío no logró que ninguna se hiciera para atrás con la convocatoria. Si bien estaba planeada para el viernes anterior, 12 de agosto, debió ser suspendida por el alerta meteorológico que se extendía para la zona luego de unas altas temperaturas inusuales para la época.
Pero ese día llegó y todo salió como lo esperaban. Aún sin haber sido muy formadas en estas movidas, este grupo había logrado que cientos de personas marcharan a paso de hombre realzando esta lucha que seguía bajando por América Latina.
Y esto es la muestra principal de que muchas veces sólo basta una palabra para que esa chispa se encienda. En este caso fue la frase de un policía la que pudo hacer que mujeres y hombres del mundo comenzaran a mover estructuras y palabras, a dejar de justificar lo naturalizado, a desnaturalizar la agresión que sufren miles de mujeres en todo el mundo.
“Lo que queremos que quede de esta marcha es el debate. Que este tema salga a la luz, que se entienda que no es algo natural. El hecho de que haya salido en los medios, que se haya puesto en agenda, ya es un paso importante, porque de esta forma ya va a haber personas que van a repensar estas actitudes, que van a resignificar el término”, explica Melina.
A lo que agrega: “Queremos que se reflexione y que cada uno desde su lugar piense qué responsabilidad tiene, o qué lugar ocupa en este flagelo de la sociedad. Como una especie de autocrítica y también qué puede uno hacer mejor a futuro”. Te invitamos a que empieces a reflexionar.