El Instituto de Género, Derecho y Desarrollo (Insgenar), con el apoyo de ONU Mujeres, desarrolló por tercer año consecutivo, un encuentro de mujeres jóvenes de Pueblos Originarios de todo el pais. La capacitación tuvo como principal objetivo brindar herramientas jurídicas, tecnológicas y comunicacionales para la defensa de los derechos de las mujeres indígenas. Historias de vida, situaciones de discriminación y ejemplos de resistencias cotidianas se compartieron durante toda una semana en la sede del Insgenar. Allí estuvo enREDando, recogiendo voces de algunas de las jóvenes participantes de este Encuentro.
Por María Cruz Ciarniello
“Cuando hablan de toba hablan de la sucia, la que no sabe hablar, la que es callada. En la Maternidad Martin, yo tuve familia, y a mí no me querían atender porque yo tengo obra social, y yo les dije, “yo tengo derecho a tener donde yo quiera, la Municipalidad tiene un acuerdo con las obras sociales, yo soy portera de escuela, tengo una obra social que es Iapos, Iapos te va a reconocer lo que yo use. No me podes trasladar, te estoy diciendo que vengo hace dos horas de un lado a otro, me toco caer acá. Vos pensás que porque yo pertenezco a la comunidad toba yo no conozco mi derecho, no sé hablar. Yo no soy sumisa, tengo estudios y tengo el derecho de parir donde a mi me parezca y donde me sienta cómoda. Yo tengo el mismo derecho que vos que sos blanca a yo que soy negra.”
Así, con esta misma fuerza con la que se enfrentó a una enfermera de la Maternidad Martin de Rosario, Sandra le pone palabras y testimonio a una situación cotidiana de discriminación. En el ámbito de la salud pública, según nos cuenta, lo más común es que suceda lo que ella relata con la indignación de quien sufre una violación a un derecho básico. Las mujeres originarias, en su gran mayoría, no reclaman. Y vuelven a sus casas, con la certera sensación de que acá, en esta tierra que es de sus ancestros, casi no hay justicia para ellas.
“En mi pueblo de Humahuaca somos 42 comunidades originarias y solamente 2 son presididas por mujeres, y hay 40 hombres, entonces vemos que la diferencia de género es muy amplia.” Esta es la voz de Karina, una emprendedora mujer de la comunidad coya del norte argentino. Ella, junto a su familia, impulsa un proyecto que busca difundir y promover la cultura originaria, aprovechando la afluencia turística que promueve la Quebrada de Humahuaca, Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, esta declaración que supuestamente protege los recursos naturales de nuestro país, atenta contra quienes respetan, con las leyes de la sabiduría ancestral, la tierra de la Argentina. “La Quebrada fue declarada Patrimonio de la Humanidad, y hemos visto que el incremento de turistas ha sido mucho, y en este caso, por ejemplo, nos favoreció, pero al mismo tiempo, por otro lado nos perjudicó. Hay gente que llega de las provincias y tienen sus tierras propias y nosotros, como gente del lugar, originaria, vamos siendo siempre dejados de lado. Nos vemos con la dificultad que, en los diferentes requerimientos de préstamos, no podemos acceder, porque no es tan fácil y no todas las comunidades tienen la personería jurídica y hay muchos requisitos que siempre se nos plantean y no podemos acceder.”
La historia de Karina y de Sandra son diferentes y al mismo tiempo, tienen infinidad de rasgos en común. Son historias de mujeres indígenas que encuentran en la cotidiana y naturalizada discriminación, un sesgo de injusticia que cala profundamente en la historia de la humanidad. Pero no solo por ser indígenas sino, también, por ser mujeres. Así como ellas, muchas otras compañeras del norte argentino, de provincias del litoral, del sur, padecen las mismas situaciones. Muchas veces, es el despojo de la tierra. En las ciudades, se sufre la discriminación en la atención de la salud y la educación. La lengua originaria parece estar condenada a un doloroso olvido. Y nada, nada revierte una histórica postergación de los derechos de las comunidades indígenas.
Desde hace tres años, consecutivamente, el Instituto de Género, Derecho y Desarrollo, realiza una capacitación para mujeres de Pueblos Originarios basada, fundamentalmente, en el conocimiento de herramientas jurídicas, leyes y derechos garantizados por convenciones internacionales. Son cimientos necesarios para instrumentar una real defensa de los derechos humanos de las mujeres, que por ser indígenas, sufren una doble discriminación. Marcela Chiarotti, integrante del Insgenar afirma que el objetivo de cada encuentro es poder “emponderarlas”, “fortalecerlas” y por ello, uno de los aspectos que se trabaja en la capacitación es la Convención para la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la Mujer. Conocer lo que establece la misma, entre otras leyes, es fundamental. “Nosotros siempre nos basamos en el articulo 169 de la OIT que habla de algunas situaciones, pero hemos visto muchas cuestiones que hacen al aspecto jurídico que desconocíamos. Ahora, nos vamos con la inquietud de buscar a nivel provincial a ver qué otras leyes son las que amparan a las mujeres para ver de volcarlas a nuestras comunidades,” expresa Karina, de Humahuaca.
Sandra se muestra segura. Si se tiene que enfrentar con algo o alguien, ella lo hace. Trabaja desde hace tiempo en el Obrador y además, forma parte del equipo de auxiliares de las capacitaciones que brinda el Insgenar. Tiene 25 años y vive en la comunidad qom de Roullión al 4300. Estudia Historia en la Galileo Galilei, según me cuenta, y tiene una nena de 5 años y una bebe de meses. Para Sandra, compartir su visión y su experiencia, y escuchar los testimonios de muchas otras compañeras, es importante. Se aprende de las inquietudes, de las injusticias, y también, de las luchas y las resistencias microscópicas que se multiplican en cada región, como la de Karina. “Con mucho esfuerzo nosotros hemos emprendido un camping pero que lo habilitamos solo en la temporada de turismo. Como objetivo, nos hemos planteado difundir la cultura que hacemos, la manera de vida que tenemos durante todo el año. Al mismo tiempo, yo vengo de una familia que canta coplas, una familia coplera, mi madre, actualmente es la presidenta, se llama la cuadrilla de caja y copleros de 1800, esta cuadrilla ha nacido en 1866, ya lleva más de 100 años transmitiendo, llevando su canto y las culturas que llevamos a cabo todo el año. Lo trasmitimos de manera gratuita.” En Humahuaca hay 42 comunidades originarias. Solo 2 de ellas, están representadas por mujeres. “Por ahí a las mujeres nos hace falta ser protagonista o actores directos para encabezar la presidencia de una comunidad originaria como estar participando activamente en todo lo que tiene que ver con el ámbito político y publico del pueblo.”
A su vez, la violencia de género también está presente en las comunidad norteñas. Sin embargo, nos dice Karina, en la oficina para la Mujer no hay nadie que la ocupe, “está vacía”, expresa con resignación. Sandra, por su parte, remarca con dolor, la pérdida de la lengua originaria. Pero también, con los ojos motivados por la participación en este tipo de encuentros, destaca la fuerza de muchas mujeres de su comunidad que están empezando “a alzar sus voces” y sumarse a los talleres, las capacitaciones o las reuniones por el presupuesto participativo.
Y Karina agrega: “Yo me voy enriquecida y fortalecida sabiendo que tenemos las mismas problemáticas en la Argentina, nos vamos con un nuevo panorama y una realmente va a ser la protagonista de generar un cambio en cada una de las comunidades.”