H.I.J.O.S Rosario celebró sus 16 años frente a los Tribunales Federales y con la inauguración de una escultura de hierro que contiene imágenes, fotografías, cartas íntimas y recortes de diario que recuperan fragmentos de vida de los desaparecidos. En un festejo donde sonó la música de Sinapsis y el Regreso del Coelacanto, los hijos festejaron una vez más el proceso histórico de juzgamiento a los genocidas. «Juzgar a los genocidas, es decirle a ese poder real, y a su mano de obra asesina, señores: en nuestro país el pueblo no perdona y no descansa hasta que sus verdugos paguen su culpa». Junto a ellos, estuvo enREDando.
Un álbum de hierro mira de frente a las puertas del edificio de los Tribunales Federales. Pareciera que esa orientación provoca la mirada ciega de la Justicia. El lugar elegido es el sitio donde transitan los testigos y sobrevivientes de las causas de lesa humanidad que se juzgan en Rosario. El espacio que convoca a la memoria con cada testimonio desgarrado del cuerpo.
El mismo tribunal que fue testigo de la condena ejemplar a cinco genocidas en la causa Guerrieri Amelong y que, actualmente, espera un fallo similar en el juicio donde se condenan las aberraciones cometidas en el Servicio de Informaciones de Rosario.
Sobre el Boulevard Oroño, una estructura, firme, poderosa y de extrema resistencia, contiene fotografías, objetos, recortes de diario, avisos periodísticos, cartas íntimas. Imágenes vivas de los desaparecidos, de los padres de una generación que nació en pleno genocidio, en los centros clandestinos “donde mataron y torturaron a nuestras madres, en las casas donde penetró el miedo sembrado por los genocidas, en los barrios que se fueron haciendo cada vez más pobres a medida que se consolidó el proyecto económico neoliberal iniciado por los dictadores”, expresan los integrantes de la agrupación que convoca a hijos de desaparecidos, exiliados, presos políticos y asesinados por la dictadura militar, Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio (HIJOS), de Rosario.
Cada nombre y cada rostro que en ese álbum se configura como pedacitos de un mismo rompecabezas, guarda la memoria de una generación diezmada por el terrorismo de Estado. Y recupera, también, la historia de miles de hombres y mujeres que peleaban por un país justo y solidario, contra la instalación de un modelo económico neoliberal, contra una dictadura «asesina antipopular y antinacional.»
Esa armadura de hierro fue inaugurada con motivo de festejarse los dieciséis años de la Agrupación H.I.J.O.S Rosario, en un evento que arengó la alegría popular, apropiándose del espacio público del boulevar, de ese paseo que hoy se transforma en un camino marcado por los pasos de los sobrevivientes y militantes, y de los hijos que crecieron bajo el ala de las Madres y Abuelas, quienes “entre tantas cosas nos enseñaron que la única lucha que se pierde es la que se abandona”.
Los hijos se juntaron, por primera vez en la Semana Santa de 1995, en un encuentro en las sierras cordobesas. “Pibes de entre 17 y veintipico de años definimos sumarnos a la lucha de Madres y Abuelas para seguir exigiendo el juicio y castigo a los genocidas, para seguir buscando a los hermanos apropiados, para reclamar el desmantelamiento del aparato represivo intacto.” Y también, para marcar una identidad militante. HIJOS inauguró una herramienta simbólica de denuncia y condena social: los escraches. Y en ese camino de búsqueda y encuentros, se juntaron y aprendieron de otras organizaciones sociales, porque “asumimos con convicción que todos somos hijos de una misma historia”.
La consigna De los escraches a las condenas, marca el inicio de un proceso histórico de juzgamiento a los genocidas de la dictadura militar que impulsa, tras la inclaudicable lucha del amplio espectro de organismos de Derechos Humanos, el ex presidente Néstor Kirchner en el año 2003. “En H.I.J.O.S pensamos que estamos en una etapa de conquistas, pero no de nuestra organización, sino de nuestro pueblo. El hecho de que hayamos mandado a prisión perpetua a los primeros cinco genocidas de Rosario, y que estemos transitando el segundo juicio a los represores, y que tengamos por lo menos otros cinco por delante, tiene que ver con victorias concretas por sobre los objetivos que se trazaron los genocidas. Juzgar a los genocidas, es decirle a ese poder real, y a su mano de obra asesina, señores: en nuestro país el pueblo no perdona y no descansa hasta que sus verdugos paguen su culpa. Es cambiar las reglas de juego en favor del desarrollo de los proyectos populares. Es dar por tierra con la teoría de los dos demonios. Y es decirle a la larga lista de mártires de nuestro pueblo, y a los compañeros desaparecidos, ustedes no murieron con su muerte.”
La campaña Ponete la Camiseta, la matanza y el baile de la murga La Memoriosa y la música de Sinapsis y el Regreso del Coelacanto, festejando sus veinte años, estrujaron en un abrazo a la gran cantidad de personas que se acercaron en la tarde del domingo para celebrar mucho más que un festejo de cumpleaños. El camino es largo, y aquellos pibes de H.I.J.O.S, hoy muchos de ellos padres y madres de famila, siguen levantando con fuerza la misma bandera que los encontró en los entrados años 90, en la calle, en espacios multisectoriales y junto a una gran diversidad de organizaciones pólíticas, sociales, estudiantiles y sindicales.
A todos los H.I.J.O.S de Rosario…¡Felíz cumpleaños!