“Seguimos pidiendo lo mismo que el primer dia, solamente justicia”. Con esta frase, Celeste Lepratti reclama un pedido que lleva 9 años sin ser escuchado por el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial. Frente a los Tribunales Provinciales, la hermana del militante Pocho Lepratti, una de las 9 personas asesinadas por la policía santafesina en el 2001, denuncia las irreguralidades en las causas donde se sobreseyeron a los policías imputados y exije que se investiguen las responsabilidades políticas del entonces gobierno de Carlos Reutemann. En este reclamo, se sumaron militantes y jóvenes que impulsaron una bicicleteada desde Rosario hasta Santa Fe y Paraná. En estas dos ciudades, pintaron murales recordando a Eloísa Paniagua, Romina Ituraín, José Daniel Rodriguez y Marcelo Pasini. enREDando participó del acto. Recogemos voces de familiares y militantes.
Por María Cruz Ciarniello
Ni la lluvia, ni las altas temperaturas, ni mucho menos la desazón ante la ausencia lacerante de justicia, arrebataron el sueño de un pedaleo militante; el mismo que marcaba los andares de Claudio Pocho Lepratti.
A 9 años de la masacre planificada del trágico diciembre de 2001 en todo el territorio de la provincia de Santa Fe, un grupo de jóvenes, artistas y educadores populares iniciaron un recorrido durante tres días que partió desde Rosario y llegó hasta las ciudades de Santa Fe y Paraná. “El sentido de la bicicleteada tenía que ver con retomar una práctica colectiva que tenía Pocho”, expresa, emocionada, Sandra Martínez, una de las impulsoras de esta cruzada que unió ciudades marcadas por el asesinato de niños y jóvenes, en aquellos días de diciembre.
Unidos por el dolor, pero también por la necesidad de exigir juicio y castigo a los responsables materiales y políticos de la represión del 2001, la Marcha de las Bicicletas significó mucho más que un trazado entre ciudades vecinas. “La idea era que esa práctica colectiva pudiera fundirse en una experiencia colectiva donde cada uno de nosotros pudiera encontrarse con el otro en una actividad de estas características”, dice Sandra, transpirada de tanta emoción. enREDando dialogó con ella sobre la calzada de Balcarce y Pellegrini, frente a los Tribunales Provinciales, la mañana del lunes 20 de diciembre. En este mismo día, donde el sol calaba las ardientes baldosas de la vereda, las organizaciones sociales se encontraron, una vez más, para expresar el más enérgico repudio a una impunidad estructural enquistada en los diferentes poderes del Estado de la provincia de Santa Fe.
En tan solo dos causas hubo condena para los asesinos materiales, aquellos que apretaron el gatillo que acabó con las vidas de Pocho Lepratti y Graciela Acosta. En las demás causas, como lo venimos denunciando cada año, los policías implicados fueron sobreseídos. De las responsabilidades políticas que le competen al entonces gobernador y actual senador nacional Carlos Reutemann y sus funcionarios, ni siquiera se habla. Jamás hubo intención política y judicial de investigar las mismas, aunque la Comisión investigadora no Gubernamental haya demostrado la existencia de una represión selectiva y planificada en la ciudad de Rosario y localidades vecinas. A 9 años del diciembre de 2001, lamentablemente no hay, no hubo, novedades ni avances en la investigación judicial de cada asesinato cometido en manos de la policia de la provincia. Ni siquiera, con aquella esperanza que rebrotó cuando asumió el actual gobernador Hermes Binner, cargado de promesas incumplidas hasta el momento. En un documento emitido por la CTC, se aclara al respecto: «Pese al compromiso asumido por el actual gobernador, a 3 años de haber asumido el gobierno de la provincia, nada ha cambiado y se mantiene la impunidad de los crímenes».
Sin embargo, la bicicleteada, el fervor militante de los pibes de Ludueña y de tantos que se suman, del colectivo Arte por Libertad, de los amigos de Pocho, de los militantes sociales, continúa dejando perdigones de sueños y esperanzas amasadas con un reclamo constante, y también, con la memoria pintada en murales que recuerdan a Pocho, Graciela, Rubén, Yanina, Ricardo, Walter, Juan. Y ahora, también, a Eloísa Paniagua, Marcelo Pasini, Romina Iturain y José Daniel Rodriguez.
“Cuando decidimos profundizar lo que habíamos hecho hace dos años atrás con el tema de los murales, de recuperar la memoria de los asesinados de diciembre de 2001, a partir de eso, decidimos ir hacia Santa fe y hacia Paraná, para encontrarnos con historias que conocíamos pero no tan profundamente. Entonces, nos reencontramos con los familiares de Romina, Eloísa, José Daniel Rodriguez y con la gente de un centro cultural que conocían a Marcelo Pasini y en cada uno de estos lugares, trabajamos con la producción de murales y con nuestra simbología, para compartirla, a partir de intercambiar experiencias y conocer la vida de estas personas”, relata Sandra Martínez, mientras sus compañeros de bicicleteada se funden en abrazos, lágrimas, sonrisas. Acaban de llegar, con el calor a cuestas, con la inmensa satisfacción de haber cumplido un sueño, una quimera posible. Y allí están, acompañando a los familiares de los asesinados, diciéndoles que a pesar de la impunidad, todavía es posible pelear y pedalear por justicia.
Esas historias de vida, olvidadas en expedientes cajoneados por el poder judicial, vuelven a nacer en las palabras de Sandra. “Con Romina y con Eloísa nos encontramos con dos personas increíbles, de una conciencia y de una profundidad en sus vidas maravillosas. Con José Daniel comprobamos que su muerte no es diferente a la muerte de Pocho, era un compañero que era militante de la Corriente Clasista y Combativa y que indudablemente había sido identificado y lo que sabemos es que fue levantado herido y que 10 días después fue encontrado muerto, quemado. Con Marcelo Pasini pintamos un mural en el mercado popular que está al lado del Birri en Santa Fe y allí estuvimos compartiendo la experiencia con la organización Juanito Laguna, con la Carpa Negra de las inundaciones. Fue una experiencia muy conmovedora, un camino de hormigas desde Paraná hasta Rosario, deteniéndonos en cada lugar.”
En su relato, Sandra Martinez destaca a cada instante, el recibimiento de las organizaciones de Santa Fe y de Parana, quienes acompañaron cálidamente el sentido político de esta Marcha de bicicletas, convocando a los familiares. Romina, dice Sandra, escribía poemas. “Su papá nos mostró un poema que tenía que ver con el río, porque parecía que era un lugar que a ella le encantaba y al que volvía siempre. Entonces, pintamos sobre el río. En Santa Fe, dejamos un mural sobre Marcelo Pasini. Y fue un largo camino, donde cada vez que nos deteníamos alguien nos cuidaba. Armamos una posta que nos permita, hacia los 10 años, retomar la idea del hormigazo con todas aquellas personas que producen y transforman el mundo todos los días”.
Una de los lemas que impulsa a continuar este camino de hormigas es aquel que dice Con otra se puede. Y esto fue lo que marcó la fuerza de esta marcha. Encontrarse con el otro, con quienes alentaban a la distancia con un llamado telefónico, con los que acompañaban kilómetros y recibían con un plato de comida caliente, con los que se sumaron con el afecto y el apoyo solidario. Este valor, tan dificil de encontrar, es lo que conmueve a Sandra Martinez y a todos los que se subieron a esta bicicleteada por justicia. Saber qué es posible, no solo pedalear cientos de kilómetros, sino, sobretodo, hacerlo para exigir que se condene a los asesinos de 9 personas en la provincia de Santa Fe. “Fue colectivamente una experiencia. Fue muy duro pedalear bajo la lluvia pero no había otra posibilidad. También pensábamos que no todos teníamos que pedalear los 200km, sino que podíamos hacer postas de relevo. La idea era poder usar una práctica de Pocho que unía lugares, que era un trabajo silencioso y hasta usamos los mismo impermeables que él mismo usaba, con las bolsas de basura. Y si había un compañero que sentía que no podía, iba a haber otro que se subiese a esa bicicleta y hacíamos el relevo. Realmente, lo hicimos en el tiempo que habíamos planificado”.
Para Sandra, esta “fue una posibilidad de ponernos en tensión y sentir de qué somos capaces. A veces uno necesita asumir riesgos para saber qué capacidad tiene para transformar el mundo y yo siento que hicimos algo que nos llevó un poco más allá de los límites que nosotros conocíamos y pudimos superarlos porque estábamos juntos. Y es una experiencia que nos va a marcar a futuro. Es una búsqueda y una manera de hacer política entre todos”
Justicia
“Seguimos pidiendo lo mismo que el primer dia, solamente justicia”. Con esta frase, Celeste Lepratti reclama un pedido que lleva 9 años sin ser escuchado. “Es algo que no vamos a dejar que se olvide. Vamos a seguir con los brazos en alto con esta lucha siempre. En estos 9 años el balance que hacemos parece ser que solo hay impunidad como respuesta. Solo hay un policía condenado por el asesinato de mi hermano y un policía con condena por el asesinato de Graciela Acosta. De las responsabilidades políticas, falta todo. Nos asusta y nos preocupa que Carlos Reuteman esté coqueteando con ser presidente o no, cuando se habla de inseguridad, decimos que existe cuando estos personajes siguen ocupando lugares públicos tan importantes. El único lugar público que merece y le cabe es la cárcel”, apunta Celeste, y agrega: “Ningún juez creyó necesario llamar a declarar a Carlos Reuteman cuando su policía con balas de plomo salio asesinar personas. Ningún juez creyó necesario tampoco investigar la cadena de mandos.”
Ante la falta de respuestas, Celeste Lepratti señala el reclamo que hacen extensivo al gobernador Hermes Binner. “Vamos a solicitar un pedido de entrevista al gobernador para que de explicaciones de lo que en estos casi 3 años de gestión ha hecho por los reclamos que ni bien él asumía, le hemos presentado en persona”. Los hechos demuestran que la voluntad política de investigar y reabrir las causas, es prácticamente nula y que aquellas promesas de campaña socialista parecen quedar relegadas a un segundo plano. «El Estado está obligado a investigar toda situación en la que se hayan violado los derechos humanos. Si el Estado actúade modo que tal violación quede impune, puede afirmarse que ha incumplido con su obligación», sostiene la Coordinadora de Trabajo Carcelario, integrante de la Comisión Investigadora No Gubernamental de los hechos de diciembre de 2001.
A 9 años de la masacre “el dolor crece”, y la impunidad también. Como contrapartida, también crece la cantidad de personas que acompañan cada año a los familiares de las víctimas de la masacre. La mamá de Yanina se quiebra cada vez que recuerda a su hija. No tiene palabras, no encuentra consuelo. No hay manera de qué su rostro pueda esquivar esas lágrimas que perforan en su memoria y su recuerdo. “Solo quiero que se haga justicia por la hija que pregunta por su mamá”, dice. Cuando le preguntan acerca de las circunstancias del asesinato de Yanina, explica, con pocas palabras, con las únicas necesarias para relatar ese día en que la policía salió a meter balas al pueblo. “Mi hija tenía 18 años, estaba parada en la puerta de su casa, en la esquina del supermercado, la gente corría para el lado de ella, la policía reprimida y le llegó una bala a ella. Ella salió a buscar a su hijita de 2 años y ahí perdió la vida.”
A su alrededor, frente a los tribunales, el micrófono abierto se adueña de las palabras de quienes tomaron la posta para denunciar la impunidad, la falta de respuestas y hasta el olvido por parte del Estado, de lo que sucedió hace 9 años atrás. Entre ellos, Gustavo Martínez, quien no dudó, una vez más, en denunciar a la Corte de la Suprema Impunidad de Santa Fe, como él llama a la Corte Suprema de Justicia de la provincia. “En 2001 el presidente de la Corte era Rafael Gutiérrez. Hoy el presidente de la Corte sigue siendo Rafael Gutiérrez. La composición de la Corte Suprema es exactamente la misma. Tiene absoluta vigencia esto de que se vayan todos, todos los miembros de la Corte Suprema, que es el organismo que más daño a la justicia y al poder judicial le ha hecho en esta provincia.” Martínez también reclamó por una ley nacional que repare económicamente a las víctimas y a los familiares de los asesinados durante la represión del 2001.
La lucha de los familiares seguirá siendo un camino de hormigas. Y en cada paso, estarán las bicicletas, los murales y la manos militantes de quienes acompañan desde siempre esta vigilia contra la impunidad en la provincia de Santa Fe. Desde este boletín, seguiremos estando en cada acto, hasta que un halo de justicia, por fin, nos devuelva la esperanza.