El pueblo de Bolivia resiste frente a la intolerante derecha de la región más rica del país. Los hechos derivados en la masacre de 19 campesinos y más de 100 desaparecidos en Pando no son aislados. El periodista Miguel Ferrari y el docente Juan Pablo Angelone analizan este conflicto en el marco del contexto latinoamericano actual. Diez reflexiones para entender la lucha de Bolivia en América Latina.
Los recientes hechos sucedidos en Bolivia marcados, en primer lugar, por el contundente resultado del referéndum revocatorio del pasado 10 de agosto, a través del cual, el actual presidente aymará Evo Morales obtuvo el 67% de los votos, y consecuentemente, los hechos de violencia, saqueo y bloqueo, que derivaron en la masacre de campesinos en el Departamento de Pando, provocada por grupos paramilitares que responden a las órdenes de los prefectos separatistas del oriente de Bolivia, casi un mes después, en sintonía con la coyuntura política de un contexto latinoamericano signado por la presencia de gobiernos progresistas y levantamientos de sectores fuertemente derechistas, nos llevan a consultar dos miradas analíticas sobre este aspecto.
Por un lado, la del reconocido periodista Miguel Ferrari, conductor del programa radial Hipótesis y por otro, el docente y cientista político Juan Pablo Angelone. Del análisis de estos dos referentes del ámbito periodístico y académico respectivamente se desprenden algunos elementos que son necesarios tener en cuenta: crítica a un intervencionismo del Estado en las políticas económicas, la apropiación de los recursos naturales como el agua, la tierra y los hidrocarburos y las nuevas estrategias a la que apelan los sectores de la derecha para continuar siendo dominantes económica y políticamente, en una América Latina que da cuenta de ciertos procesos de gobiernos democráticos que intentan, aunque a veces de manera solapada, mantener una cierta autonomía con las políticas imperialistas.
No es casual vincular los violentos levantamientos de grupos de derecha que dominan la llamada Media Luna en Bolivia con el pasado reciente del mal llamado “conflicto del campo” en Argentina y porque no, con las críticas de sectores medios y altos de Venezuela que acusan de “dictador” al presidente Hugo Chávez, mientras apoyan los intereses privados y golpistas de medios de comunicación. En todos los casos, aunque con claras diferencias, se desprende un mismo componente: el repudio a ciertas políticas “antipáticas” para sectores económicamente sólidos que ven afectadas sus riquezas y privilegios a partir de un tímido -en casos como el argentino-, pero necesario, intervencionismo estatal.
En Bolivia, el gobierno de Evo Morales, a diferencia de otros, ha marcado seriamente el rumbo de su política de gobierno: defensa de los derechos de los pueblos originarios y nacionalización de los recursos naturales. Esto es lo que repudia los sectores vinculados a la derecha boliviana, profundamente racista, que no dudan en violar los derechos humanos y desconocer la legitimidad de un gobierno democrático, elegido ampliamente por mayoría del pueblo boliviano.
En este contexto, el resurgimiento de una derecha que pretende, a costa del hambre del pueblo, consolidar sus intereses, aparece como una clara postal de una América Latina rica en recursos naturales, vitales para el fortalecimiento de un modelo capitalista neoliberal que alimenta a los países imperialistas. La complejidad del escenario latinoamericano cobra dimensiones significativas en cada país, cada uno con su historia y su cultura como emergente político y social de conflictos económicos, donde los que más tienen quieren tener más y aquellos que menos tienen luchan, con su propia vida, por tener lo que le quitan.
Diez reflexiones sobre un conflicto