Algunas son independientes, otras pertenecen a organizaciones sociales, comunitarias, políticas o sindicales. Todas tienen un compromiso en común: pelear para que se eliminen definitivamente todas las formas de discriminación que sufren día a día las mujeres.
A mediados de 2003, varias organizaciones de mujeres lanzaron la campaña de «Mujeres autoconvocadas por el derecho a decidir». Se juntaban para instalar en la sociedad un debate postergado, vinculado al aborto. Hoy recuerdan las primeras mesas informativas en los barrios, y repartiendo miles de cintas verdes y folletos. Pero luego de aquella primera campaña, decidieron que la iniciativa de coordinación podía continuar, y ampliar su marco de acción a toda forma de maltrato y discriminación contra la mujer.
Así iba naciendo entonces «Mujeres Autoconvocadas de Rosario», que no tiene en realidad una fecha precisa de fundación. Su primera aparición pública importante fue hace unos dos años, cuando esta coordinadora de agrupaciones feministas rosarinas firmó una convocatoria a un acto por el»Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer «, pero su nacimiento tenía que ver un proceso que se venía dando hace tiempo.
Muchas ya se conocían de años, y en ese 2003, después del Encuentro Nacional de Mujeres que se hizo en Rosario, se empezaron a juntar para organizar algunas actividades en fechas clave. Y aquel 25 de noviembre fue la primera vez que decidieron firmar como MAR. «Acá nos juntamos militantes independientes con varias agrupaciones. Y en ese sentido es un escalón superior, porque muchas de nosotras seguimos teniendo nuestros grupos de pertenencia, e incluso tenemos diferencias. Pero habernos unido para trabajar sobre nuestros puntos en común, en lugar de perder el tiempo buscando las diferencias, para poder articularnos en esta coordinadora, es un progreso muy grande. Que nos permite tener muchas más fuerza en Rosario a la hora de pelear por los derechos de la mujer, y tener que discutir con los poderes municipal, provincial y municipal».
Entre las agrupaciones que conforman MAR se encuentran CEDEIFAM, Casa de la Mujer, UMA, las chicas de «Pan y Rosas» que están en el PTS, Red Informativa de Mujeres de la Argentina (RIMA), Las Safinas, e Indeso Mujer. Susana Moncalvillo, de ésta última, define los objetivos de este «salto en calidad» de las mujeres organizadas: «La finalidad es luchar por el derecho de la mujer a decidir, y contra toda forma de discriminación. Y aunque somos más las que nos juntamos para algunas fechas específicas, trabajamos como coordinadora durante todo el año».
Se organizan en forma horizontal. No existe, como en otras coordinadoras, la representación de «uno por grupo». De hecho, las militantes independientes tienen tanto espacio como las que estaban previamente organizadas. Tampoco tienen una sede, se reúnen alternativamente en locales de cada una de las agrupaciones integrantes de MAR. Como modo de integrarse, existe una red de correos electrónicos. «Aún no desarrollamos una página web, pero podría ser uno de los próximos pasos», aclaran.
Mercedes Pagnutti es una de las independientes de MAR «Soy una de las más nuevitas en esto. Hasta 1993 fui un ama de casa más», confiesa. Y recuerda que uno de los casos que más movilizó a MAR fue el de las chicas que fueron violadas por policías en la comisaría 1°. «Ahora estamos peleando por la legalización del aborto» explica. «Somos parte de una campaña en todo el país, producto de la cual se va a presentar pronto un proyecto de ley en el Congreso nacional».
Otro de los casos que encontró en la calle a las distintas agrupaciones y militantes que componen MAR fue el de Romina Tejerina, la joven condenada a prisión hace poco, tras haber matado al hijo que tuvo como consecuencia de una violación, y habérsele negado la posibilidad de abortar. Hoy, después de varios encuentros donde el tema fue discutidos, todas las agrupaciones de mujeres y por suerte, también muchas otras del movimiento social, aunque no tengan sólo integrantes feministas, aclaran «se han puesto de acuerdo en sostener estas tres consignas: Educación sexual para decidir; Anticonceptivos para no abortar; Aborto libre y gratuito para no morir.
Haciendo historia. A principios de siglo, estaban las mujeres sufragistas, que luchaban por el derecho al voto. Durante la primera etapa del peronismo, hubo una inclusión grande de las mujeres en los asuntos públicos. De hecho, el peronismo tenía cuatro ramas, la sindical, la política, la juvenil, y la femenina. En los 60, aparecen masivamente las primeras universitarias. Y ahí aparece como un dato importante la rebeldía contra las propias ciencias que discriminaban: en Medicina se venía enseñando por años que las mujeres tenían el cerebro más chico, o cuando se estudiaba el placer se lo daba solamente desde la perspectiva masculina. Por eso, desde las ciencias, empieza a surgir una nueva oleada feminista. Y en esa misma época, con la aparición de la pastilla anticonceptiva, también influye muchísimo, porque por primera vez en la historia, la mujer puede tener decisión sobre su propia fecundidad.
La dictadura militar, para la lucha feminista, fue la «década perdida». En 1975 se había hecho en México la Primera Cumbre Internacional de la Mujer, organizada por Naciones Unidas, con el título «Igualdad, desarrollo y paz». Esa cumbre iba a marcar un antes y un después para las luchas feministas en el mundo. Por eso en todos los países se avanzó mucho en esos años, pero en la Argentina, con el gobierno militar, se estancó todo.
Muchas de las militantes populares fueron secuestradas. «La cantidad de desaparecidas que son mujeres te da una pauta de lo importante que era por esos años la participación femenina en la política», cuentan hoy en MAR. Y agregan: «Muchas otras debieron exiliarse. Y ese exilio marcó un momento importante para el movimiento. Porque en otros países la lucha por los derechos de la mujer tenía más reconocimiento, y entonces, a partir del retorno de la democracia en diciembre de 1983, el movimiento de mujeres se hizo más fuerte con muchas de las que volvían de países hermanos».
Con el retorno democrático, pasa que se renuevan todos los cargos políticos en el país. Y resulta que apenas un 3 por ciento de los cargos terminan siendo ocupados por mujeres, como si no hubiera habido muchas compañeras haciendo de todo para que vuelva la democracia. Y no sólo, como pueden vulgarizar algunos, haciendo el repulgue de las empanadas, habíamos repartido volantes, armado reuniones, muchas habían dado su propia vida por una patria mejor, y sin embargo, el reparto del poder en 1983 sólo tuvo en cuenta a los varones.
«Claro, muchas veces, como las listas se terminaban de cerrar a las tres de la mañana en un café, mientras la mujer está cuidando a los hijos, siempre quedábamos afuera», explica Chiarotti. Respecto de este tema, existe una opinión pareja de la ley del cupo femenino obligatorio en las listas electorales, vigente desde 1995, y que indica que de cada tres candidaturas, una debe ser para una mujer: la ley no garantiza que la participación política en todos los espacios sea pareja, pero al menos resuelve ayuda a hacer visible el problema cultural por el que siempre se deja afuera a la mujer.
Antes, muchas de las militantes de los 70, habían aprendido la necesidad de organizarse a partir del género. Noemí Chiarotti, también de Indeso, milita hace más de treinta años, y recuerda: «En los primeros tiempos era una pelea por el cambio social, y después fuimos observando muchas de nosotras que dentro de las organizaciones que integrábamos, nuestros derechos como mujeres eran avasallados. Claro, cuando se hablaba de las utopías, eran solamente las utopías de los varones».
«En la propia AMSAFE» señala Moncalvillo, con quienes marchamos muchas veces y compartimos sus objetivos gremiales, este tema no está resuelto. Sus secretarios generales suelen ser hombres, en un sindicato con más del 90 por ciento de integrantes que son mujeres».
En Rosario, si bien MAR existe hace menos de dos años, para las militantes feministas se nota bastante que la palabra de las mujeres que luchaban por sus derechos desde hace años, fue escuchada. «De hecho» señala Moncalvillo «la existencia en la ciudad de dos refugios para mujeres maltratadas tiene que ver con un reclamo de todas nosotros». También se nota, dicen otras, en la utilización de «las y los compañeros» en la mayoría de las organizaciones sociales.
Para el final, las militantes de MAR reflexionan sobre el significado de estar enREDando diferentes tradiciones y experiencias militantes en esta coordinadora. Concluyen: «El principal aprendizaje que deja esta idea de enredarse es que una aprende a ser mucho más tolerante».