Abrazando palabras y sueños
El 20 de agosto de 1988 varios vecinos de la zona oeste de Rosario realizaban la primera transmisión de radio comunitaria desde el patio de la escuela Pizzurno. Micrófono en mano, voces comunes le daban cuerpo a realidades cotidianas. FM Aire Libre llegaba para quedarse, desde entonces promueve un circuito colectivo de palabras y de sueños.
Publicada el 22/8/2008
Por Vivi Benito
Como todos los días la radio estaba prendida. La cocina olía a domingo, a comida casera y a encuentro familiar. De a ratos la charla se mezclaba con los temas del programa y daba la sensación de estar en las tierras de Evo Morales. Desde los micrófonos de la FM el conductor de “Explosión Boliviana” leía mensajes de oyentes, y esas palabras estrechaban distancias, atenuaban la tristeza del destierro de tantas familias, en este caso bolivianas, que el sistema empujó a subsistir en las orillas de la ciudad de Rosario. La propuesta comunicacional de FM Aire Libre (91.3) tiene que ver con ese acercamiento, con el abrazo de voces y de historias.
Quienes desde hace veinte años sostienen esta radio comunitaria entienden que la comunicación es interacción, intercambio de experiencias, y sobre todo es posibilitar el micrófono a las voces relegadas de los medios hegemónicos de comunicación. Desde agosto de 1988 la radio viene fortaleciendo un concepto de comunicación ligado a los derechos humanos, y lo hace a través de una programación plural. Los contenidos del medio contemplan las voces de los pueblos originarios, de los trabajadores, de colectividades, organizaciones sociales, sindicatos. Incluye también lospuntos de vista de los internos del Hospital Psiquiátrico Agudo Ávila, de personas discapacitadas, de niños y adolescentes, así como noticieros de radios comunitarias de Argentina y Latinoamérica.
“En la programación de Aire Libre está un poco el fundamento de la radio. Para nosotros la presencia de esas voces es fundamental. A la vez, desde la artística radial trabajamos para lograr la atención e interés, para que se sepa que existen estas voces, que tienen una razón de estar y que se merecen el respeto como cada uno de todos nosotros”, sostiene el periodista Alberto “Beto” Palacios, uno de los iniciadores del proyecto y actual coordinador de programación. “Como radio comunitaria tenemos entre nuestras pautas la de ser una radio educativa, en el sentido de poder interactuar experiencias y aprender uno de los otros. No se trata sólo de saber lo que la gente pide y quiere, sino también de conocer lo que es capaz de hacer y de elegir”, referencia Beto.
Considerando la relevancia que para un medio tiene el conocimiento de la audiencia, hace dos años realizaron una investigación a través de una serie de encuestas. El campo de análisis fue la primera zona de influencia territorial, recorrieron las casas ubicadas entre Bv. Segui, Provincias Unidas, Pellegrini y Felipe Moré. Siempre con la intención de caminar cerquita de las realidades de los vecinos. “La investigación surgió a partir de la necesidad de volver a tomarle el pulso a la comunidad y de ver en qué andan los intereses, costumbres y experiencias. Vimos por ejemplo que la gente manifestó preocupación por la inseguridad, como temas minoritarios aparecieron la pobreza y el trabajo; y uno de los temas preocupantes fue el chismerío, los problemas entre vecinos. Toda esta información nos sirve para traducirla en lo que hagamos”, dice el periodista, alejándose de los parámetros del marketing empresarial.
“Creemos que hay otras realidades, y que hay que hacer otro circuito de palabras y de sueños. El tema es que la gente tenga las opciones necesarias, que sepa que no todo es lo que te muestra el empresario. Que nosotros podemos construir nuestra realidad y nuestra visión de las cosas”, expresa Palacios. A partir de esa heterogeneidad abordan la comunicación, abriendo brechas frente a los monopolios informativos y la concentración mediática. Extendiendo además del micrófono, importante variedad de propuestas educativas y recreativas a través de la Biblioteca Popular Cachilo, que nació poco tiempo después de la radio. “El trabajo de la biblioteca es mucho más territorial en cuanto al contacto con la gente, nosotros vamos al barrio con nuestras actividades y hay un encuentro cara a cara. Eso va generando distintos lazos y también, que Aire Libre a través de su biblioteca, comience a llamar a los vecinos a proponerse cosas distintas para su vida. Y a través de la lectura creemos que es posible”, comenta Beto, emocionado por el importante apoyo social recibido en estos veinte años.
Veinte años después
La radio sigue andando, y desde aquella primera transmisión realizada junto a varios vecinos de la zona oeste, desde el patio de la escuela Pablo Pizzurno, hoy quedan un puñado de anécdotas y esperanzas que se renuevan continuamente. Hay compañeros de la primera época que siguen trabajando en este Centro de Educación y Comunicación Popular (Cecop), otros siguen apoyando a la distancia. Cada año es infaltable la fiesta de cumpleaños, una hermosa excusa para encontrarse entre compañeros/as, vecinos, colegas y con la comunidad.
“Es difícil también lograr una continuidad en el equipo de trabajo, porque nos van rozando muchas cosas, lo económico limita, también los momentos personales, las ganas, los compromisos, las voluntades, digamos, el volumen que uno le quiera dar a sus sueños en ese momento. No queremos caer en el hecho de que por lo económico no se puede hacer nada. Lo económico pesa y mucho, y cada vez más porque el sistema aprieta cada vez más. Tratamos de que la gente esté acá porque tiene un sueño, un proyecto y porque Aire Libre está dentro de esos parámetros, y lo lleva adelante como puede, pero está. Y eso va más allá de otras cosas, pero en lo cotidiano suele pesar porque nos van rozando muchas cosas”, referencia el comunicador.
Trabajo en red
El proceso de las radios comunitarias en América latina tiene ya casi sesenta años, en todo este camino se ha aprendido a hacer radio comunitaria y a establecer sus fundamentos. Se ha luchado intensamente para lograr su reconocimiento jurídico, para que las leyes de los países contemplen y promuevan la existencia de las radios comunitarias.
“Promover otras experiencias de comunicación para los intereses capitalistas es peligroso, no solamente porque podamos comerle un pedazo de la torta en lo económico, sino porque desde lo estatal y lo económico financiero se pierde el control de lo que se dice. Creemos que, como los derechos humanos tuvieron que ser escritos, el derecho a la comunicación tiene que estar contemplado en la vida democrática de los países. Exigimos que así sea y lo tenemos que defender. En estos años logramos algunos pasos importantes, como la modificación del art. 45 que no contemplaba la existencia de las radios comunitarias, y la de la personería jurídica social. También se ha logrado a través de un Decreto que el Estado reconozca la existencia de las radios comunitarias”.
Aire Libre está integrada al Foro Argentino de Radios Comunitarias (Farco), un espacio de encuentro e intercambio de producciones con todas las comunitarias del país. Actualmente en Farco están registradas 70 radios, 50 de ellas comparten las producciones satelitales. “Todavía hay radios hermanas que están en el medio del monte y tienen que ir a la ciudad a bajarse en internet en un ciber lo que estamos produciendo como conjunto, esto sucede en Santiago del Estero, en Córdoba, en Chaco. En algunos lugares no hay servicios de energía eléctrica, pero siempre se le busca la vuelta, muchos compañeros van en sulky a buscar una nota”, menciona Beto la diversidad de realidades que conforman esta profesional y afectiva red de comunicación, que sigue creciendo.
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