Pasá, hay lugar para todos
Desde 2001 la organización camina junto a los vecinos de los barrios Tiro Suizo y La Guardia. Por estos días trabajan con niños y adolescentes promoviendo espacios de educación popular; están conformando una ludoteca y biblioteca popular. Proponen festejar el del Día del Niño junto a la reivindicación de sus derechos.
Publicada el 25/7/2008
A poco de entrar, este galpón pasa a ser una casa agradable, de fondo se escuchan acordes de guitarras que intentan ser canción, en una mesa pilas de libros esperan ser elegidos por algún lector. En este lugar cálido de ideas barriales, habitualmente se encuentran jóvenes que comparten esperanzas y un recorrido común. Mate en mano, distendidos y con tono de barrio, Sebastián, Leandro y Agustín nos hacen parte de la historia del Centro Cultural Mate Verde que desde hace siete años viene extendiendo las posibilidades de participación social.
Leandro deja la pava en el suelo y señala una de las paredes. “En estos días pusimos aquellos ladrillos hasta casi llegar al tinglado”, dice, y explica que hace unos años el galpón tenía piso de tierra, que estaba lleno de escombros y con la construcción a medias. Fue en el año 2001 que entre varios vecinos y un grupo de jóvenes colmaron de ideas el baldío, transformándolo en espacio de reunión, de discusiones políticas y de elaboración de comidas populares. Hoy, los murales del Che Guevara y las hormigas del Pocho de Ludueña reflejan el espíritu de un proyecto abierto a la comunidad.
Durante los primeros años el trabajo estuvo estrechamente ligado a la coyuntura económica y a las necesidades del barrio, por entonces, funcionaba un roperito, se promovían microemprendimientos de panificación, de serigrafía y algunas capacitaciones en oficios. “Fueron surgiendo ideas, a medida que fuimos haciendo fuimos aprendiendo y ganando experiencia y eso nos permitió ir creciendo y vincularnos con otra gente que labura también en el barrio con la cuestión social. Tratamos de que el trabajo sea realmente en comunidad, de poder hacerlo en conjunto. Tratamos de discutir cómo abordar las distintas problemáticas que por limitaciones nuestras a veces nos superan”, desliza Sebastián y le da un sorbo al mate.
“En el 2003 pasamos de ser un Centro comunitario a Centro cultural, la situación económica no varió demasiado, sí lo que nosotros nos propusimos en relación al trabajo. Antes salíamos a la calle a reclamar por necesidades más concretas y vimos que eso tiene un techo, y empezamos a ofrecer talleres para niños y adolescentes”, comenta Sebastián. Los jóvenes explican que ofrecer una taza de leche caliente y torta fritas fue siempre un complemento de los talleres artístico pedagógicos, entre ellos el de música y composición, guitarra , teatro, murga y murales. “Trabajamos con chicos con problemáticas de deserción escolar, abuso sexual, adicciones. Hace un tiempo hicimos talleres de prevención en adicciones y de prevención sanitaria. También programas en FM Toc”, cuentan.
Trabajo cotidiano
Durante la primera parte del año trabajaron en apoyo escolar, guitarra y plástica. “Ahora nos estamos abocando más a la educación popular porque queremos que el año que viene el Centro Cultural se convierta en un lugar de referencia también educativa, al menos en el barrio. Por eso desde 2005 venimos planificando la biblioteca, que queremos inaugurar este año”, señalan. Agustín le cambia yerba al mate y nos muestra un volante que junto a unas cajas anda circulando en la zona: “El Centro Cultural Mate Verde está recolectando toda clase de libros, manuales, diccionarios, cuentos infantiles; también juegos para poder brindarle al barrio una biblioteca popular y ludoteca”, invitan a colaborar y formar parte de esta construcción.
Para los Mate Verde es sumamente importante la formación política y artística; así como la verdadera apropiación por parte de los vecinos, a los cuales –según explican- les cuesta creer en un espacio horizontal y apostar a un proyecto donde no hay dádivas ni punteros de por medio. “Nos gustaría que la gente valore más la propuesta, no tenemos estructura económica ni política. Tenemos objetivos populares, comunitarios, aunque sea acá les ofrecemos un oído para escuchar, y la posibilidad de que el hijo haga un taller (todos son gratuitos) en vez de estar en la calle”.
Compartiendo el mate
En el año 2006, junto a las escuelas república del Paraguay, Las Malvinas, Atahualpa Yupanqui y Nigeria organizaron la actividad “La solidaridad no duele”. Por entonces, los Mate Verde invitaron a las instituciones del barrio a preparar números en relación a la solidaridad. “La gente se sumó, los padres con sus hijos, logramos una mayor vinculación con las directoras de las escuelas. Las docentes nos decían que no dan abasto, una directora se puso a llorar adelante nuestro porque están desbordadas”, recuerda Leandro. En el barrio también trabajan junto a los centros comunitarios Fuerte Apache y Flamarión; con el centro de salud Oroño Sur; los clubes Unidad y Tesón, y Teyler.
Por estos días los integrantes del Centro Cultural están pensando en un particular encuentro para el Día del Niño “Lo queremos festejar junto a la reivindicación de los derechos. No queremos que sólo sea un festejo, ¿qué se festeja?. No es suficiente con entregar un juguete y un alfajor mientras que el niño no tiene acceso a la educación, a la seguridad, a la salud”, opina Sebastián. “Queremos que el padre que lo acompaña conozca los derechos y pueda luchar por lo que le corresponde. Sino se pierde lo fundamental que es hablar del niño, ver qué le pasa y qué está necesitando, por ahí estamos abordando los preparativos”, cierra la idea.
Contactos:
E-mal: ccp_mateverde@yahoo.com.ar
TE: 0341 – 4627210