Cuando la risa es salud
Nuestra ciudad es una de las pocas del país que cuenta con un equipo de Payamédicos. Trabajan desde la risa y la ternura, en complemento con los equipos médicos, llenando de colores y juegos las piezas de los hospitales. Hace meses que esperan la formalización de un convenio para poder intervenir con sus “desembarcos de alegría” en los espacios de internación.
Buena práctica publicada el 3/7/2008
Está bueno cuando sentimos retorcijones en la panza de reírnos, mirar a esa gente que se le hacen pocitos en los cachetes, o a los que sonríen además con todo el cuerpo. Una vez, subió un payaso al colectivo y empezó a contar chistes malos, de repente quedé sola riéndome, porque en verdad los chistes eran horribles, pero también está buena la risa fácil, y no hay vuelta que darle, se siente en el alma cuando estamos alegres.
Con todo ese caudal de posibilidades que despierta en el ser humano la sensación de alegría, trabajan los Payamédicos, un grupo dispuesto a reinventar una cama en un avión o en lo que los pacientes deseen, y la propuesta terapéutica no desestima el tratamiento médico, sino que lo complementa, colaborando con la calidad de la salud emocional de éstos. “Apuntamos sobre todo a trabajar con la parte sana del enfermo, no se trata de ir a hacerle un espectáculo al paciente, lejos de eso, la intención es interactuar y sacarle la pasividad en la que están, tratar de desdramatizar un poco la internación en sí, para el chico, el adulto, el adolescente, trabajamos con todas las edades”, comentan Paola y Natacha, integrantes del equipo de Payamédicos que se conformó en nuestra ciudad a fines del año pasado.
“Trabajamos desde la ternura, con la salud emocional del paciente y eso es quizás lo que muchas veces no se entiende. No interferimos en el tratamiento médico, a través de la risa se liberan endorfinas que mejoran todo el sistema inmunológico, científicamente está demostrado”, detalla Paola. En cada intervención, o “desembarco de alegría”el grupo traslada un maletín en el que por ejemplo llevan la jeringaraca, una mezcla de jeringa con maraca, un ardilloscopio y estrelloscopio a modo de estetoscopio. Con sus narices, pelucas brillantes y trajes coloridos, los payamédicos intervienen en las salas de espera y habitaciones modificando los ámbitos de internación.
“Un chico que estaba operado de la rodilla por indicaciones médicas tenía que caminar y no quería, entonces la idea era buscarle la forma para que camine. Dijo que le gustaba mucho ir de campamento, entonces las duplas de payamédicos hicieron una exploración por el hospital, con distintas búsquedas y el nene jugando, caminó por todo el hospital”, recuerda Paola. Las chicas nos cuentan que uno de los cuadros con los que trabajan es el “Payavudú”, un muñequito mediante el cuál incentivan la atenión y el movimiento de los pacientes. “Le entregamos el muñequito que no necesariamente inspira ternura, es blanco, se lo damos y dejamos que hagan con él lo que quieran. En frente hay un Payamédico que representa todos los movimientos del muñequito, realmente para quien está sentado o recostado, la sensación de estar movilizando tanto es muy buena”, detallan.
Defender la alegría
Los Payamédicos dieron sus primeros pasos en Buenos Aires, hacia fines de 2002, de la mano de José Pellucchi, del servicio de Terapia Intensiva del Hospital de Gastroenterología Bonorio Udaondo y Andrea Romero, del servicio de Psicopatología Infanto-Juvenil del Hospital de Clínicas. A través de la técnica de clown se propusieron empezar a colaborar con las personas en situación de internación.
El año pasado ambos estuvieron en Rosario brindando el curso de formación y desde entonces se creó el grupo en nuestra ciudad. El mismo está integrado por más de veinte personas de distintas edades y disciplinas, la mayoría están vinculados a las ciencias médicas, también hay actores y estudiantes de derecho, de psicología, entre otros. “El curso duró tres meses, se trabajaba desde la teoría, con elementos dados por la filosofía, la psicología y la psiquiatría. La práctica se basa en técnicas de clown, siempre enfocándolo desde el punto de vista del Payamédico que no es únicamente un payaso que va a hacer reír, sino que trabaja desde la ternura y el amor en el ámbito del hospital”, dice Natacha. “En la técnica cada uno descubre su clown, fue todo un aprendizaje, yo era re tímida. José nos fue asignando a cada uno un vestuario temático, a mí me tocó el de campesina holandesa, de una clase para otra tuve que llevar el vestuario”, referencia Paola explicitando los cambios positivos dados a partir de la integración al equipo.
“La idea es ponerle mucho color para apagar lo tenue del hospital, los blancos y los grises, tratamos de ponerle naranjas, amarillos, rojos, colores fuertes. A mí se me asignó el vestuario de Penélope Glamour, que es la de los dibujitos de los autos locos”, cuenta Natacha y recuerda entre risas el proceso de creación de su personaje. En estos meses el grupo realizó algunas intervenciones en el hospital de Niños Zona Norte y en las puertas del Centenario, también coloridas payamarchas hacia el Monumento a la Bandera. Por estos días el grupo espera que se formalice un convenio con el hospital del Centenario para trabajar en uno de sus servicios. Los payas explican que desde hace meses vienen sosteniendo gestiones para lograrlo y que es un paso fundamental para proyectarse a largo plazo.
”Generalmente las intervenciones están orientadas a los pacientes que están hospitalizados en forma crónica, la idea es ir una o dos veces a la semana cuatro horas. Todo lo que nos cuentan queda registrado en la payahistoria clínica. Hacemos sólo el seguimiento emocional, nuestro trabajo es complementario a la atención médica. Al final de las intervenciones realizamos un balance, suelen ser experiencias fuertes, es mucha la carga emocional, necesitás charlarlo y buscarle la vuelta a las formas de intervenir”.
Contactos:
E-mail: payamedicosrosario@hotmail.com
TE: 0341 – 4330261 / 0341 – 156635162